Stephan Brodziak, coordinador de calidad del aire y seguridad vehicular de la organización El Poder del Consumidor, acusó que el lobby automotriz podría estar ejerciendo presión en México para retrasar las acciones que permitan elevar los niveles en los estándares de seguridad de los vehículos que aquí se comercializan. Pues, con ello, las ganancias de la industria no se ven afectadas, pese a que se arriesgan las vidas y la integridad de los usuarios en México y Latinoamérica.
Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).– La NOM-194-SCFI-2015 fue impulsada por la Secretaría de Economía para –en teoría– regular los dispositivos de seguridad en los autos nuevos en México, sin embargo, representa un retraso de 25 años en materia, para los usuarios, denunciaron la organización El Poder del Consumidor y el rograma independiente de evaluación de autos nuevos para América Latina y el Caribe, Latin NCAP.
De acuerdo con Stephan Brodziak, coordinador de calidad del aire y seguridad vehicular de la organización El Poder del Consumidor, la norma que fue publicada en mayo pasado y entrará en vigor en noviembre próximo, está hecha a modo para favorecer a la industria automotriz, aunque ello implique exponer la seguridad de los mexicanos.
«Prácticamente es un hazmereír la norma, es una buena intención, pero no está la garantía de que se pueda cubrir la seguridad en toda la producción», dijo en entrevista para SinEmbargo.
La NOM 194 le da a la industria automotriz 4 años para cumplir con las regulaciones exigidas que son prueba de impacto frontal, lateral y frenos ABS, muy por detrás de países latinoamericanos como Ecuador, Brasil y Argentina. Además, no incluye sistemas exigidos como obligatorios en otras naciones, como el Sistema de Control de Estabilidad que entrará en vigor en Brasil y Argentina en 2018 en todos los autos nuevos, explicaron expertos, en el marco del evento «Stop the Crash» realizado en la Ciudad de México.
Brodziak acusó que el lobby automotriz podría estar ejerciendo presión en México para retrasar las acciones que permitan elevar los niveles de seguridad de los vehículos a través de las regulaciones, con ello, las ganancias de la industria se mantienen aunque se arriesguen las vidas y la integridad de los usuarios en México y Latinoamérica.
«La norma se queda muy vulnerable. La industria quiere manga ancha para poder mantener sus márgenes de ganancias», puntualizó.
Los incidentes viales, dijo el especialista citando estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, cuestan al país entre el 1.7 hasta más del 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, reconoció, no sólo se trata de contar con automóviles seguros, sino con vialidades aptas, la educación de los usuarios, entre otros factores.
Una reducción del 50 por ciento en las proyecciones de víctimas fatales para el año 2020, además de evitar la muerte de 5 millones de víctimas mortales, reduciría 50 millones de lesionados y se podrían ahorrar cerca de tres billones de dólares en costos sociales, señaló Alejandro Furas, Secretario General del Programa Europeo de Evaluación de Automóviles Nuevos (NCAP, por sus siglas en inglés).
Aunado a ello, Brodziak mencionó que alrededor el 90 por ciento de los autos fabricados en México ya cuentan con las especificaciones de seguridad más exigentes a nivel mundial, no obstante, esos vehículos son exportados a los mercados que sí cuentan con una regulación rigurosa, por ejemplo, Canadá, la Unión Europea y Estados Unidos, a este último país se va el 60 por ciento.
En el mismo sentido, durante el evento, Furas señaló que «la seguridad vehicular debe ser democratizada. Los latinoamericanos nos merecemos la misma seguridad mínima que un europeo, un japonés, un norteamericano. No debemos pagar más por más seguridad. Los gobiernos deben protegernos».
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MEJORES Y PEORES AUTOS EN MÉXICO
Los activistas y especialistas denunciaron que un claro ejemplo de la débil regulación que existe en el país se demuestra con el modelo Tsuru, de la marca Nissan, el cual, a pesar de no ser apto para contar con bolsas de aire, lo que significa que no podrá cumplir con la norma, seguirá comercializándose.
Dicho vehículo no podría ser vendido en países como Australia, Japón, Canadá, entre otros, ya que sería ilegal debido a las carencias en sus estándares de seguridad. Donde sí tienen cabida los Tsurus, es en Chile, Perú y México, lamentaron los expertos.
«Un accidente a una velocidad de 60 kilómetros por hora [en estos vehículos] puede llegar a ser mortal», advirtió Stephan Brodziak.
De acuerdo con los estudios de NCAP, automóviles como León, de Seat o Gol, de Volkswagen, Corolla, de Toyota, entre otros, comercializados en la República Mexicana, cumplen con estándares de calidad que protegen la seguridad del usuarios.
«La peor marca, se puede decir así, es Chevrolet, pues de 10 modelos probados, tienen un promedio de 1.6 sobre un rango de 5 estrellas de seguridad. Nissan también es muy mala, aunque hay excepciones como Versa», dijo Brodziak.
Ante este panorama, Marcela López Brun, representante de la Red de Sobrevivientes Viales, subrayó la necesidad de que los autos estén equipados con los mejores dispositivos de seguridad para evitar que se convierta en una razón más de muerte en México, por lo que recordó las cifras del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (CONAPRA), las cuales arrojaron que en 2014 fallecieron 3 mil 929 automovilistas, «la mayoría de estas muertes se hubieran podido evitar si el equipo de seguridad del auto hubiera sido el adecuado», lamentó.