Científicos estadounidense han desarrollado unas células de aluminio y dióxido de carbono que usan reacciones electroquímicas para capturar el dióxido de carbono y convertirlo en electricidad.
Ciudad de México, 22 de agosto (SinEmbargo/Ticbeat).- Un equipo de científicos de la Universidad de Cornell, en EU, han desarrollado unas células de energía de aluminio y dióxido de carbono que pueden producir electricidad, capturando ese dióxido de carbono con reacciones electroquímicas.
Se trata de una técnica basada en la tecnología de captura de carbono (CO2), pero en una variante innovadora para capturar gases de efecto invernadero y utilizarlos como un producto útil, mientras se produce energía eléctrica.
Estas células emplean aluminio como ánodo y corrientes mixtas de dióxido de carbono y oxígeno como ingredientes activos de cátodo. Las reacciones electroquímicas entre el ánodo y el cátodo (que son electrodos) sirven para almacenar el dióxido de carbono en compuestos ricos en carbono mientras que se produce electricidad.
En la mayoría de los modelos de captura de CO2, el carbono es capturado en líquidos o en sólidos, que son calentados o despresurizados para liberar el dióxido de carbono. El gas concentrado debe ser comprimido y transportado a industrias que pueden reutilizarlo, o ser almacenado en el subsuelo, lo que exige complejas infraestructuras.
Además de la gran cantidad de energía que requiere la actual tecnología de captura de carbono: un 25% de la producción de energía de la central.
En cambio, con las células electroquímica descubiertas por estos científicos se pueden generar 13 amperios por hora por gramo de carbono a una potencial descarga de 1,4 voltios. La energía producida es comparable a la de los mayores sistemas de batería de densidad de energía.
Esta tecnología no está limitada a las centrales eléctricas, pues aplica muy bien en vehículos, “especialmente si pensamos en un motor de combustión interna y un sistema auxiliar que depende de la energía eléctrica“, explica el estudiante en doctorado y uno de los precursores de esas células, Wajdi Al Sadat.
¿Y por qué aluminio? Es el perfecto ánodo (electrodo) para esta célula, ya que es abundante, más seguro que otros metales de alta densidad y energía y, además, más asequible que otros materiales como el litio o el sodio. Además esta tecnología podría ayudar tanto en la generación de energía como en la reducción de carbono.
Aunque no todo podían ser aspectos positivos. Un inconveniente de esta tecnología es que el electrólito, el líquido que conecta el ánodo y el cátodo, es extremadamente sensible al agua y, por ende, a la humedad.
Por ello ya hay es marcha investigaciones para usar electrolitos menos sensibles al agua.