Pacheco, que había quedado muy bien ubicado en las eliminatorias y llegó a la final segundo, terminó séptimo en la lucha por medallas de trampolín de tres metros, después de un mal clavado de inicio que lastró toda su competencia.
Por Andrea Sosa Cabrios
Con sombrero y con banderas, un ruidoso grupo de mexicanos esperaba a Rommel Pacheco entonando «canta y no llores». El espontáneo «Cielito lindo» era ideal para el triste día del clavadista mexicano, que se va sin medalla de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Pacheco, que había quedado muy bien ubicado en las eliminatorias y llegó a la final segundo, terminó séptimo en la lucha por medallas de trampolín de tres metros, después de un mal clavado de inicio que lastró toda su competencia.
El oro fue para el chino Cao Yuan, con una puntuación de 547.60, la plata para el británico Jack Laugher, ganador de oro en trampolín sincronizado (523.85), y el bronce recayó en el alemán Patrick Hausding (498.90).
Pacheco fue mejorando a medida que avanzaba la competencia. Y su último clavado fue casi perfecto con 96.90.
Pero el primero de los seis le salió tan mal que le resultó imposible revertirlo. Los jueces le dieron por ese una puntuación de 45.90, la peor de los 12 competidores.
«Sí, uno de los peores días en que me salieron los clavados. Hubiera querido estar ahí en las medallas. No se pudo y no hay nada que pueda hacer que lo cambie. Así es el deporte», afirmó cuando se le preguntó si era el peor día de su carrera.
Pacheco dijo que le dolió no haber estado en el podio. Desde su primer clavado supo que se le escapaba: «En las competencias pasan muchas cosas. Hasta el final esto no se acaba, pero sí soy consciente de que con un clavado así era complicadísimo».
El segundo salto tampoco fue muy bueno, pero de ahí en adelante fue mejorando. Su excelente ejecución final le ayudó a subir hasta el séptimo sitio con 451.20 puntos, insuficiente para medalla, y «del cuarto para abajo, no cuenta», dijo realista.
«Las posibilidades ahí estaban, todo el mundo vio en las dos fases anteriores que los clavados ahí están, que la competencia ahí está. No salió en la final, donde tenía que salir, pero bueno, ya no hay nada que se pueda hacer, y me voy de Río un poquito triste, señaló.
Tampoco fue un buen día para el campeón olímpico de Londres 2012. El ruso Ilia Zakharov quedó eliminado en semifinales con un clavado muy mal hecho que recibió nota cero. El también subcampeón mundial cayó con las piernas dobladas y entró a la piscina y dando un panzazo.
«Yo estaba volando sobre el trampolín y el trampolín iba en la dirección contraria. No logré que trabajara para mí, así que las dos cosas se enfrentaron. Hubo una tensión muy fuerte y mis piernas simplemente no pudieron soportar la presión», explicó después.
En trampolín sincronizado Zakharov había quedado séptimo en la final con su compañero Evgeny Kuznetsov. El ruso dijo que nunca se acostumbró a competir en la piscina al aire libre del Maria Lenk, un día con sol, otro con lluvia, a veces con viento y otros sin nada.
En la final, el brasileño Cesar Castro quedó noveno con 436 puntos y el colombiano Sebastián Morales fue el último con 364.50.
Para México, el resultado de los clavados es una mala noticia. No hubo hasta ahora ningún mexicano en el podio de seis pruebas disputadas hasta ahora, de las que cinco fueron ganadas por China.
Esta es una de las disciplinas donde México ha tenido mejor desempeño histórico en Juegos Olímpicos, con 13 preseas acumuladas.
A los mexicanos sólo les quedan dos oportunidades: las finales individuales de plataforma de diez metros femenina y masculina, donde esperan meterse a la lucha por medallas Paola Espinosa, Alejandra Orozco, Germán Sánchez e Iván García.