La esposa de Howard en la cómica serie de Sony ha escrito el guión y protagonizado la película The Bronze, muy propia para estos tiempos olímpicos, donde todo se refiere al heroísmo y el esfuerzo de los mejores atletas de alto rendimiento en el mundo. La gimnasta Hope Ann Greggory, sin embargo, no resulta la mejor persona del planeta y no la querrías tener de amiga
Ciudad de México, 8 de agosto (SinEmbargo).- Una de las últimas escenas en The Bronze, la película escrita y protagonizada por la joven actriz estadounidense Melissa Rauch, es antológica: la gimnasta “vieja”, devenida a la fuerza en entrenadora, espera junto a su pupila la final que podría coronar a la joven en la nueva campeona olímpica de gimnasia artística.
Por su mente pasa decirle que su madre ha muerto en un accidente de avión y que por tanto no podrá estar entre el público para aplaudirla. ¿Qué hace?
No vamos a spoilear, por tanto tendrás que ver el filme para darte cuenta hasta dónde llega la maldad de una ex atleta que no se resigna al paso del tiempo y que se niega a dejar de ser la figura más famosa de un pueblo donde todo es Hope Ann, al punto de que en el cartel que da la bienvenida al lugar, reza la leyenda que dice: “el pueblo de Hope”.
Hilarante, paródica, tremenda en el fondo y quizá sin proponérselo una aguda y crítica mirada sobre el mundo del alto rendimiento, The Bronze, dirigida por Bryan Buckley, muestra a la esposa de Howard en la serie The Big Bang Theory, en un registro muy distinto al de esa chica nerd y un poco bobalicona a la que da vida en el famoso show de Sony.
En el filme que ella misma ha escrito, Rauch encarna a una déspota y malvada ex gimnasta, que intenta vivir de los demás, incluido su atribulado padre viudo, sostenida por la fama que le ha dado un tercer lugar en los pasados Juegos Olímpicos.
No quiere trabajar, no quiere entrenar a nadie, no quiere dejar de ser la atleta victoriosa y mucho menos quiere aceptar que su cuerpo se ha ensanchado no sólo por causa biológica, sino también por la comida chatarra y los dulces que consume sin parar.
Estar al lado de esta muchacha no es lo mejor que te puede pasar en la vida, si además se agrega que le fascinan las drogas y que vive el sexo con –cómo decirlo- poco recato y elegancia.
Precisamente, una escena de sexo antológica que realiza con una coreografía propia del deporte al que le dedicó su infancia y adolescencia, han levantado polvareda cuando el filme se presentó en la reciente edición de Sundance Festival, aunque no es todo lo que podemos encontrar en la película.
NO ERA UNA RUBIA TONTA
Melissa Rauch, nacida hace 36 años en Nueva Jersey, brilla como la gimnasta malhablada y ninfómana que está dispuesta a traicionar a todos sus seres queridos con tal de permanecer estática en su mundo virtual, donde siempre es joven, exitosa y donde todas sus capacidades atléticas se mantienen en pie.
El elenco que la acompaña, encabezado por el veterano Gary Cole (inmejorable en su rol de sufriente progenitor) e integrado entre otros por el rumano Sebastian Stan, conocido por series como Kings y Gossip Girls y por su papel de James Buchanan “Bucky” Barnes/Soldado de Invierno en las películas de Marvel, funciona a la perfección para sustanciar la fábula que desmiente el heroísmo y el esfuerzo con que se liga siempre a los atletas de alto rendimiento.
Todo el tiempo, esa rubia de cara agria y lengua viperina, con una vida amarga y solitaria, nos parece decir que no hay salud física ni emocional en la práctica intensiva de un deporte, lo cual no es poca cosa en un país como los Estados Unidos, donde el medallista olímpico adquiere carácter de héroe nacional.
The Bronze nos ayuda además a reflexionar acerca del valor del éxito en una sociedad resultadista y poco aficionada a ver más allá de los logros explícitos de una persona.
Una gran comedia olímpica que como un tiro por elevación cuestiona las premisas del Barón Pierre de Coubertin, demostrándonos que después de todo hay vida más allá de las medallas y galones que te cuelgan para distinguirte entre tus pares.