El vuelo ascendente en círculos reveló que la fragata duerme con un hemisferio mientras el otro, que está conectado al ojo que guía el giro, permanece despierto, para evitar colisiones con otras aves.
Quito, Ecuador, 3 agosto (dpa).- Un estudio internacional reveló que las aves fragatas, típicas de las Islas Galápagos, duermen mientras planean en sus recorridos de varios días en búsqueda de alimentos, informó hoy el Parque Nacional ecuatoriano.
El estudio, liderado por el biólogo Niels Rattenborg del Instituto Max Planck de Alemania, descubrió que en sus travesías de semanas por forrajeo, las fragatas «son capaces de dormir menos de una hora al día con cualquiera de los dos hemisferios cerebrales».
«Durante el día, las fragatas se mantienen despiertas y por la tarde registran un Sueño de Ondas Lentas (SOL), de varios minutos mientras planean», indicó el informe, publicado por la revista científica Nature.
Según los investigadores, este tipo de sueño es acompañado «por pérdida de tono muscular, por lo que durante esos episodios las aves experimentan una caída momentánea de la cabeza sin alterar su patrón de vuelo».
Tattenborg explicó que este dormir al volar «podía ocurrir en un hemisferio cerebral a la vez o ambos juntos».
El vuelo ascendente en círculos reveló que la fragata duerme con un hemisferio mientras el otro, que está conectado al ojo que guía el giro, permanece despierto, para evitar colisiones con otras aves.
Para el estudio, los científicos escogieron a la fragata grande (Fregata minor), que puede pasar semanas volando sobre el océano en busca de alimento.
A un grupo de aves de esta especie que estaba anidando en la isla Genovesa le colocaron un pequeño dispositivo que mide los cambios electroencefalográficos (EEG), desarrollado por Alexei Vyssotski, de la Universidad de Zurich y por el Instituto Federal Suizo de Tecnología, junto a un GPS, aparatos que no alteran el comportamiento de las aves y que fueron retirados posteriormente.
Los técnicos encontraron que las aves al término de sus viajes dormían por más de 12 horas diarias «con episodios de sueño más largos y profundos».
Los especialistas esperan determinar cómo estas aves pueden mantener «un rendimiento adaptativo» con poco sueño, a diferencia de los seres humanos y otros animales que «sufren dramáticamente» si no duermen.