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Tips para contestar a 10 preguntas frecuentes en las entrevistas de trabajo

23/07/2016 - 11:15 am

¿Cuáles son sus defectos y virtudes? ¿Dónde se ve en el futuro? ¿Cuánto quiere ganar? Para un candidato, incluso si ya se ha enfrentado a estas preguntas en entrevistas anteriores, resultan cuestiones que siempre son peliagudas.

Los Nervios De Las Entrevistas Siempre Puede Traicionarte Por Eso Es Importante Tener Bien Claras Nuestras Respuestas Foto Ticbeat
Los Nervios En Las Entrevistas Siempre Puede Traicionarte Por Eso Es Importante Tener Bien Claras Nuestras Respuestas Foto Ticbeat

Por Óscar Condés

Ciudad de México, 23 de julio (SinEmbargo/TICbeat).- Cuando acudimos a una entrevista de trabajo es habitual enfrentarnos a algunas preguntas tan recurrentes como controvertidas. Te enseñamos cómo contestarlas.

¿Cuáles son sus defectos y virtudes? ¿Dónde se ve en el futuro? ¿Cuánto quiere ganar? Para un candidato, incluso si ya se ha enfrentado a estas preguntas en entrevistas anteriores, resultan cuestiones que siempre son peliagudas.

Para el entrevistador, que probablemente, habrá hecho estas preguntas mil veces, puede que sean cuestiones aburridas pero que se ven obligados a repetir constantemente. En cualquier caso, no dejan de ser preguntas recurrentes en las entrevistas de trabajo que hay que saber afrontar.

Por ello, si te ves en situación de enfrentarte a una entrevista de trabajo (algo muy frecuente en estos tiempos) te vendrá bien conocer tanto las preguntas más recurrentes como las posibles respuestas. Por eso hemos recogido diez de las cuestiones más repetidas y os las ofrecemos, cómo no, con consejos sobre la mejor manera de responderlas:

¿Cuáles son sus puntos fuertes/ débiles?

Probablemente ésta sea una de las preguntas más difíciles de una entrevista de trabajo. Para contestar a la cuestión de los defectos, la respuesta típica suele ser del tipo “soy demasiado exigente”, tratando de que nuestros puntos débiles puedan darse la vuelta y trasladarla como un punto fuerte al entrevistador. Y aunque la estrategia no sea incorrecta, esta respuesta se ha convertido en algo demasiado habitual, un estereotipo que se recomienda evitar.

En su lugar, lo mejor es ser sincero y ofrecer al interlocutor un punto débil transformándolo en una oportunidad de mejora profesional. Es decir, algo en lo que flojeas pero, importante, en lo que estás trabajando para mejorar. Por ejemplo, tu nivel de inglés que no es todo lo bueno que debería, aunque ya estás tomando clases para mejorarlo.

Adicionalmente, puedes tratar de buscar virtudes que llevadas a un extremo pudiesen considerarse defectos. Algunos ejemplos serían “Defiendo firmemente mi postura si creo que tengo razón” y “No me gusta que mis compañeros que se escaquean en el trabajo”.

Otra forma de responder sería identificando algún área de tu trabajo que puedes mejorar y que podría ser un atractivo para tu futura empresa. Por ejemplo, si no tuviste oportunidad de adquirir ciertas habilidades en un empleo anterior, comenta que te gustaría desarrollar dicha habilidad en el nuevo puesto de trabajo.

En el caso de las virtudes, cuando el entrevistador te pregunte sobre ellas lo que está buscando es ver si tus puntos fuertes se corresponden con las del candidato ideal para el puesto. Por ello, es importante haber hecho un análisis previo del tipo de trabajador que la empresa está buscando para adaptarse a sus características.

Por otro lado, el entrevistador te está dando la oportunidad de demostrar que eres una persona decidida y positiva, así que es el momento de lucirte (sin ser prepotente, claro) y mencionar tus habilidades más notables (por ejemplo capacidad para resolver problemas), siempre que estén en consonancia con el puesto a ocupar.

¿Por qué le interesa este puesto?
Esta pregunta que en principio parece sencilla es más complicada de lo que parece, de hecho es de las más difíciles. Por eso, aquí es fundamental un trabajo previo en el que averigües unos datos básicos sobre la compañía, incluido si es posible conocer algo sobre su historia y cultura.

Con esta pregunta el entrevistador quiere saber si realmente tienes interés en la empresa o sólo en cambiar tu situación (encontrar un trabajo porque estás desempleado o bien cambiar de empresa), de modo que tu respuesta debe poder justificar que estás realmente interesado y que tu perfil laboral se ajusta a la empresa, además de poner en valor las cualidades que tú como candidato puedes aportarles.

Evita centrarte en datos concretos sobre el salario, los beneficios o el hecho de que el trabajo te pille cerca de casa y trata de demostrar que realmente estás entusiasmado con la posibilidad de realizar un trabajo que te gusta. Piensa que los entrevistadores idealmente buscan contratar a personas que estén encantadas de hacer ese trabajo todos los días, porque lo hagan por gusto y no por obligación.

¿Dónde se ve dentro de cinco años?

Con esta cuestión, el entrevistador pretende indagar sobre tus motivaciones y expectativas de ascenso o de cambio de trabajo y, al tiempo, saber si tienes metas o aspiraciones profesionales (básicamente si tienes claras tus metas y un plan de carrera establecido). Por eso, deberías ser cauto. Es bueno mostrarse ambicioso pero dentro de unos límites razonables y hay que demostrar que eres una persona estable y que deseas permanecer en esa empresa durante mucho tiempo.

Por eso, lo mejor es contestar hablando de que deseas progresar verticalmente dentro de la corporación, pero siempre apostando por desarrollar tu carrera allí. Eso sí, evita una respuesta del tipo “espero llegar a ser director del área de…” y utiliza algo más genérico relacionado con que esperas seguir trabajando en la empresa en labores que supongan un reto para ti y te permitan un adecuado desarrollo profesional y personal.

Cuénteme algo sobre usted…

Esta pregunta suele ser de las primeras en la entrevista y, aunque se acostumbra a recurrir a ella para “romper el hielo”, es más importante de lo que parece. De hecho, sirve para evaluar la capacidad de respuesta del candidato y constituye un momento determinante que se debe aprovechar para demostrar de forma convincente que eres la persona más adecuada para el puesto del trabajo. Aquí no vale improvisar sino que hay que tener preparada la respuesta porque si dudas estás perdido.

Ten en cuenta además que la persona que te está entrevistando ya tiene tu currículum delante, no se trata de explicarle toda tu vida laboral. La respuesta debe ser un resumen breve de tus logros académicos y tu experiencia. Deberías resumir brevemente tu educación, tus antecedentes laborales, tu experiencia profesional reciente y tus objetivos futuros. Eso sí, es conveniente ceñirse a la experiencia laboral y académica que tenga más relación con el puesto al que se opta.

El entrevistador no solamente va a analizar lo que le digas, sino que también evaluará tu capacidad para expresarte y comunicar aspectos relevantes sobre ti ante una pregunta amplia. Por eso es importante no ponerse nervioso y tratar de ofrecer una respuesta bien elaborada.

Además, piensa que tu interlocutor estará buscando un tipo de personalidad definida para el puesto, así que si eres capaz de describirte teniendo en cuenta lo que el entrevistador quiere oír tendrás mucho ganado. Es el momento de venderte y de usar frases como “Me gusta aprender”, “Soy una persona dinámica”, “Me gusta tomar la iniciativa”… No deberías alardear de los logros personales pero sí expresar tu propia valía, sin falsa modestia.

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¿Qué puede ofrecernos vd que otra persona no pueda?

Se trata de una de las preguntas más frecuentes y también una de las más importantes. Es el momento de destacar las cualidades y habilidades que posees y que te hacen idóneo para el puesto al que optas. Deberías mencionar todas tus habilidades y capacidades específicas, así como las experiencias laborales anteriores que ejemplifican de forma práctica lo que puedes ofrecer.

Debes evitar posibles comparaciones odiosas con otros candidatos y vincular tus conocimientos, habilidades personales y logros pasados con los requisitos para el puesto, además de destacar cualidades como la adaptabilidad, el compromiso, las dotes comunicativas, el liderazgo y la voluntad de aprender en el futuro.

En este tema también es interesante el estudio previo de la empresa, ya que puede ayudarte si eres capaz de dar ejemplos de cómo ayudaste en tu antiguo trabajo y por qué crees que podrías ayudar a esta empresa. Para ello, deberías saber su situación en el mercado y cuáles son sus debilidades, lo que podría ayudarte a ser el elegido.

¿Cómo se maneja en situaciones de estrés?

Otra pregunta peliaguda que puede hacer dudar al candidato. Si así ocurre, te quedas en blanco y das una respuesta pobre del tipo, “bueno, pienso que lo llevo bien”, es posible que el entrevistador te descarte de inmediato. Y es que, la pregunta que realmente te están haciendo es “si la cosa se pone difícil ¿eres competente? Convénceme de que sí”.

Para ello, lo mejor (una vez más) es llevar preparada una respuesta. Es importante que sea algo real, una situación complicada a la que te enfrentaste y supiste llevar adelante. Describe cómo te enfrentaste a ella, y cuáles son tus técnicas para relajarte. Sé profesional y admite que el estrés no es un problema para ti y que forma parte de cualquier trabajo. Por último, si el ejemplo que puedas aportar puede tener relación con el puesto al que optas mejor que mejor.

Algunas respuestas adecuadas podrían ser del tipo: “Procuro analizar la situación concreta y abordarla de la manera más eficiente y eficaz” “En mi antiguo trabajo tuve que acostumbrarme a entregar proyectos en un corto espacio de tiempo; esto suponía un gran estrés pero me ayudó a aprender a trabajar bajo presión”.

¿Cuánto dinero quiere ganar?

Ésta es una de las preguntas más comprometidas a las que deberás enfrentarte. Una “pregunta trampa” con la que, contestes lo que contestes, siempre te quedará la duda de si te has vendido demasiado barato. Con esta cuestión, el reclutador quiere saber si tus expectativas se corresponden con lo que la empresa tenía pensado. Por ello, lo ideal sería lograr que la persona que te entrevista te diga cuánto está dispuesta a pagar la empresa en cuestión. Para ello puedes preguntar cuál es el rango de sueldos de la compañía y si no responden tienes dos opciones: Negarte a dar una cifra concreta hasta conocer más detalles de la oferta o proponer tú una cantidad.

Más que una cantidad en concreto, es mejor que menciones una franja de dinero, porque eso denotará flexibilidad por tu parte. Para decidirlo, deberías informarte del sueldo medio que se paga en un puesto de trabajo como al que optas. Y por supuesto debes demostrar que siempre estás dispuesto a negociar, y que te interesan más las oportunidades que puede brindarte la empresa que una retribución elevada, aunque por supuesto exijas una retribución acorde con las responsabilidades que vas a ostentar.

¿Por qué quiere dejar su trabajo actual?

Por supuesto, no debería hacer falta decir que bajo ningún concepto se debe hablar mal de tu antigua empresa o tus anteriores jefes, ni contar todos los problemas que tenías allí. Ningún entrevistador quiere oírte hablar mal de tu antigua empresa. Buscan personas de confianza y con actitud positiva.

Tampoco se debe mencionar que te quieres cambiar porque en el puesto al que te postulas te van a pagar más o está más cerca de tu casa. Por eso, es el momento de hablar de tu experiencia y tus metas profesionales, y sobre todo de los nuevos retos. Debes enfocarte en lo que aprendiste en tu anterior puesto y lo preparado que estás para usar esas habilidades en uno nuevo que te permita afrontar nuevas responsabilidades y desarrollarte como tú esperas.

Algunas respuestas recomendadas podrían ser algo así como “La empresa simplemente no dejaba que me desarrollase profesionalmente, y aprendí a luchar por mis intereses”, “Llega un momento en el que crees finalizada una etapa y es tiempo de buscar nuevos retos profesionales”, “Creo que mi ciclo terminó, y ahora es tiempo de iniciar nuevos retos”, “Agradezco todo lo que la empresa me había brindado, sin embargo es momento de buscar nuevas opciones”.

¿Por qué hay un hueco vacío en su currículum?

Una pregunta que antes de la crisis no era tan habitual y que ahora aparece con frecuencia, ya que son muchos los candidatos que pueden haber pasado años sin trabajar. Con esto, lo que el entrevistador quiere saber es si eres un perfil problemático, o si simplemente has tenido mala suerte.

A ti como candidato, esto puede provocarte una gran ansiedad por tener que justificar por qué llevas tanto tiempo en el paro. Por ello, una vez más conviene ser sincero y explicar los motivos por los que dejaste de trabajar. Puedes mencionar que has echado de menos el trabajo y que no has perdido contacto con tu sector haciendo pequeños encargos. También conviene recurrir a la formación que hayas cursado en ese tiempo. Recuerda que la formación no es una manera de matar el tiempo libre cuando no tienes trabajo, sino que es un proceso continuo de adquisición de conocimientos, por ello tampoco está de más señalar que tienes previsto seguir estudiando.

Algunas respuestas recomendadas serían del tipo “Como es bien sabido, el mercado está muy saturado y hay pocas posibilidades de contratación. Sin embargo, sigo buscando de forma constante y no pienso desistir hasta encontrar el trabajo idóneo”, “Llevo buscando trabajo desde hace tanto, y mi objetivo es seguir con mi plan de desarrollo profesional”, “Me tomé un tiempo para iniciar proyectos personales, sin embargo he tenido problemas, así que he decidido comenzar una nueva búsqueda”.

¿Tiene alguna pregunta?

Puede parecer una cuestión más pero no lo es, ya que hacer preguntas indica que tienes interés por el puesto. Dado que algunas de tus dudas saldrán a colación a lo largo de la entrevista de trabajo, es importante que tengas preparadas varias para que al finalizar aún te quede algo que preguntar.

La idea es hacer alguna pregunta sobre las características concretas del puesto o de la empresa. Debes demostrar que sabes de lo que hablas y tu interés por conocer más sobre el trabajo que podrías desarrollar: “¿Cuál es la duración de la jornada de trabajo?”, “¿A cuántas personas tendré que supervisar?”.

Por último, es conveniente pedir la tarjeta de visita del reclutador, o al menos sus datos de contacto, y preguntarle sobre el plazo aproximado para tener noticias acerca del proceso de selección.

Cuestiones finales a tener en cuenta

Antiguamente cuando se iba a una entrevista lo más importante era la presencia, la imagen que se proyectaba. Hoy día, pese a que esta idea se mantiene en cierto modo, los intereses giran en torno a lo que el profesional puede aportar a la empresa. Por tanto, a la hora de prepararse lo fundamental es concentrarse en cómo venderte para hacer pensar al entrevistador que efectivamente eres el mejor para el puesto.

Para ello, lo mejor es prepararse un guión con las preguntas más comunes que te hemos contado, y practicar las respuestas en voz alta. No se trata de aprenderlas de carrerilla pero sí de saber qué se va a decir para evitar el nerviosismo, ser breves y convincentes. Si alguna pregunta os confunde, no pasa nada por tomar unos segundos para pensar en la respuesta. Lo peor que podéis hacer es dar una imagen de aturdidos o nerviosos, ya que esto se percibe como incompetencia.

A ningún reclutador le gusta una persona que duda en sus respuestas y muestra inseguridad. Cuanto más seguro te muestres y más claros tengas tus objetivos más probabilidades tendrás de conseguir el empleo. Además, también es importante que la seguridad se refleje en tu postura, en los gestos y en un buen apretón de manos.

Por lo que se refiere a la imagen, aunque como decimos ya no es un tema tan crucial como antiguamente, sin duda se trata de algo importante ya que el reclutador se decantará por aquellos candidatos que mejor se adapten a la imagen de la empresa, y eso incluye la manera de vestir. Aunque más que la vestimenta formal, hay que tener en cuenta todos los elementos que constituyen la imagen: Los colores de tus prendas, el maquillaje, el peinado… y también los olores, la limpieza de las manos o del cabello, incluso si los zapatos están perfectamente lustrados. Por supuesto que es importante tener una buena presencia, pero aún lo es más llevar un estilo acorde al cargo.

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Redacción/SinEmbargo
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