Si hace reformas y quita tareas al Ejército, México tendrá éxito en seguridad en 20 años: Tony Payán
PorJuliana Fregoso
24/07/2016 - 12:04 am
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El director del Centro de Estudios sobre México del Baker Institute for Public Policy de la Universidad de Rice, en Estados Unidos, consideró la necesidad de realizar una reforma a fondo de las instituciones mexicanas para adaptarlas a las demandas de la sociedad. En entrevista con SinEmbargo hizo hincapié en la urgencia de quitar tareas al Ejército, integrar a distintas fuerzas del Estado en una sola Secretaría de la Defensa, crear una Secretaría de Justicia y en la implementación de instrumentos eficaces para el combate a los cárteles de la droga.
Ciudad de México, 24 de julio (SinEmbargo).– México necesita empezar a transformar sus instituciones de justicia y seguridad para que en un periodo de entre 20 y 30 años puedan empezarse a ver los resultados, advirtió Tony Payán, director del Centro de Estudios sobre México del Baker Institute for Public Policy de la Universidad de Rice, en Estados Unidos.
En el año que el país cumple 10 años de la llamada guerra contra las drogas, la evaluación es que el Gobierno federal emprendió esta batalla sin las armas necesarias para enfrentar a las organizaciones criminales.
En entrevista con SinEmbargo, Payán señaló que estos instrumentos no solamente significan más y mejor armamento o policías, sino también mejores leyes fiscales que ataquen directamente a los capitales ilícitos y un sistema judicial fortalecido.
“[El ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa] pensó que era suficiente con el Ejército, sin contar con leyes que desde el sistema fiscal atacaran al crimen organizado […] lo único que la guerra contra las drogas ha hecho es obligar a los delincuentes a diversificarse, pero también los giros a los cuales dirigen sus esfuerzos, como los feminicidios, en ese sentido estamos ante un escenario mucho más complejo y sin los instrumentos y las herramientas”, expresó.
Abundó que esta lucha no puede estar soportada nada más en una institución, ya que cuando faltan los instrumentos de Estado para enfrentar al crimen organizado trae consecuencias graves, una de ellas “una cantidad extraordinaria de muertos, tenemos ya quizá entre 220 mil a 250 mil muertos, ni en Centroamérica se dieron tantos muertos en las guerras, estamos hablando de un número de desplazados en el país, que puede ser el número de desplazados de una guerra, quizá hasta 300 mil; un Ejército que ha cometido una serie de violaciones a los derechos procesales de los mexicanos, a los derechos humanos por utilizar este martillo para hacer lo que debe ser una tarea de mucho tiempo, muy fina de inteligencia, de información, de instrumentos fiscales, de jueces, pues realmente el Estado mexicano sólo contaba con este instrumento burdo y las consecuencias han sido devastadoras”.
Afirmó que hasta ahora no se pueden ver avances importantes en la integración de estos instrumentos, ya que la responsable de crear las leyes fiscales que se requieren para atacar los capitales del crimen organizado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) está metida en un esquema recaudatorio “rapaz” en el que la clase media paga demasiados impuestos por lo que recibe como “malos aeropuertos, malas carreteras, mala educación”…
Payan consideró que ante los tiempos políticos que ya arrancaron de cara a las campañas presidenciales de 2018, este será otro sexenio en el que no se logre contar con los instrumentos necesarios para que la lucha contra el narcotráfico sea exitosa.
“Me parece un error pero al mismo tiempo si sacas el Ejercito de la calle dejas al ciudadano mexicano desprotegido porque no tienes otros instrumento para protegerlo, aunque sea el Ejército el que victimiza al ciudadano, es un dilema, no hay una solución es un problema de largo alcance y tenemos que trabajar para que quizá en 20 o 30 años podamos ver los resultados”, insistió.
LOS DILEMAS DEL EJÉRCITO
–¿No se ha convertido en un problema que en este país se quiera sacar al Ejército para todo?
–El Ejército se encuentra en un gran problema porque se le pide que haga tres, cuatro cosas, quizá, la cuarta amorfa pero tomando forma. La primera es que se haga cargo de la defensa nacional, afortunadamente para el país no estamos en una condición de guerra que llame al Ejército a un conflicto bélico, pero de todas maneras son responsables de ese aspecto. Se les pide también que se hagan responsables de la seguridad interior, esto porque no hemos hecho una distinción entre seguridad pública y seguridad interior y al Ejército le queremos achacar también la seguridad interior: hoy resguarda 245 instalaciones estratégicas del país, entre refinerías, puertos, aeropuertos… que en Estados Unidos las resguarda el Departamento de Seguridad Interior, que es para proteger la casa, las instalaciones estratégicas, aquí no tenemos eso y se lo achacamos al Ejército y la Policía Federal, que se supone que participa en este pero ya sabemos que tiene una serie de incompetencias, entonces metemos al Ejército. Luego, con Calderón y Peña, le hemos pedido al Ejército que apuntale la seguridad pública, es decir, de los ciudadanos, de los negocios, de las calles, y a veces incluso que destituya a las policías municipales y tome su lugar cuando no es su función la seguridad pública, entonces, el Ejército ya se encuentra repartido en tres funciones de las cuales dos no son su responsabilidad [seguridad pública y seguridad interior].
–¿Cuál es la cuarta?
– Son dos más: le hemos pedido que se haga cargo de llenar las lagunas o los huecos de la protección civil cuando hay un desastre natural, cuando debería de haber una entidad que se encargue de la protección civil. Y ahora también tiene que hacerse cargo de un componente muy importante que se llama la ciberguerra, en este panorama en el que ya estamos interconectados con instalaciones estratégicas que pueden ser accesadas por hackers, ahora resulta que también se tienen que hacer cargo de esta red cibernética de la cual dependemos, entonces, ahí tenemos otro gran problema. Y últimamente también le hemos pedido al Ejército que participe en funciones de paz internacional, es decir, queremos que el Ejército tenga la capacidad y que mande elementos al mantenimiento de la paz en el Medio Oriente, en África… ya queremos que sean prácticamente cascos azules. Desplegar un número de efectivos del Ejército mexicano a un operación de paz es desplazarlos a una situación de guerra y además hacerlos objeto de estos individuos que de alguna manera resienten esta situación en su territorio. Nos estamos apoyando en el Ejército como una institución que tiene que dar de todo.
–¿Es momento de dar un golpe de timón y finalmente abrirse a la posibilidad de que el Secretario de la Defensa sea un civil?
–El Ejército está en una situación muy difícil, cansado y exhausto y tenemos que empezar a construir estas nuevas instituciones y hacerlo bien. Yo creo que México debía ya de haber modernizado sus fuerzas armadas, yo creo que muchas de las estructuras respondían bien a otros sistemas del Siglo XX, hoy debes tener unas fuerzas armadas coordinadas y seguro habrá una serie de controversias sobre esto, pero creo que debería haber una sola Secretaría de Defensa Nacional, una Fuerza Aérea, una Guardia Costera, una Marina, una Infantería, las fuerzas de tierra y un miembro del Gabinete Civil que pase por el Senado y un cuerpo conjunto de estos grandes componentes que tomara las decisiones militares estratégicas de despliegue de las fuerzas, de cómo operar, me parece que esa sería la mejor estructura.
–¿Unificar estas fuerzas es suficiente?
–También tenemos que crear una Secretaría del Interior que se haga cargo de la vigilancia de toda una serie de instalaciones estratégicas, y por supuesto, fortalecer una Secretaría de Seguridad Pública que trabaja en conjunto con la Procuraduría General de la República (PGR) que trabajen en el marco de una Secretaría de Justicia para combatir el delito en coordinación con los gobernadores. Yo creo que necesitamos una reestructuración general de cómo está conformado el Gobierno mexicano y quitarle al Ejército tareas que debe hacer porque las otras instituciones son débiles o son deficientes, entonces, recurrimos a la institución que puede dar más de sí, pero lo que estamos haciendo es desgastándola, desprestigiándola y exponiéndola a que la gente la deteste por los errores que cometen, delitos y violaciones de derechos humanos en la ejecución de estas funciones adicionales que se les han dado. Hace falta una reestructuración institucional del país y desafortunamente en esta administración ya no hay tiempo, esperemos que la siguiente administración se dedique a la reestructuración institucional del Estado mexicano con funciones muy claras y responsabilidades muy claras, seguimos trabajando con retazos de instituciones del Siglo XX. Seguimos sosteniendo una estructura que a lo mejor ya no responde a la complejidad de la sociedad mexicana.