El «Atlas de vulnerabilidad hídrica ante el cambio climático» revela que las cuatro zonas del país que requieren acciones urgentes para atender el desabasto de agua son la Zona Metropolitana del Valle de México, el norte de Sinaloa, la cuenca del Río Conchos y el norte de Lerma Chapala. “Es ahí donde el atlas debe operar como una herramienta que permita optimizar la gestión del agua principalmente”, de acuerdo con el coordinador de Hidrología del IMTA.
Ciudad de México, 6 de junio (SinEmbargo).– El cambio climático tendrá un impacto negativo en el tema del agua y si no se actúa con prontitud en el mediano plazo en el país, especialmente en el Valle de México habrá una crisis relacionada con el abasto del vital líquido. En ese contexto, Mario López Pérez, coordinador de Hidrología del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), aseguró que el desabasto llegaría en diez años aproximadamente.
El «Atlas de vulnerabilidad hídrica ante el cambio climático. Efectos del cambio climático en el recurso hídrico de México», además del tema del desabasto, destaca que el aumento de las temperaturas disminuirá los escurrimientos del vital líquido hacia los mantos acuíferos, ya que los expertos prevén un aumento de 5.5 grados en el norte del país hacía el año 2075.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) en colaboración con el IMTA impulsaron los estudios de vulnerabilidad para conocer los efectos de este fenómeno en la disponibilidad tanto en cantidad como en calidad del vital líquido, en la agricultura, y en la sociedad ante sequías, huracanes y tormentas tropicales.
La Agencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) informó que el documento cuenta con un diagnóstico de las vulnerabilidades hídricas que se proyectan como consecuencia del cambio climático, lo cual lo convierte en una herramienta para la construcción de nuevas políticas públicas.
Durante la presentación del Atlas, López Pérez subrayó que el mismo se basa en tres objetivos fundamentales: «convertirse en un documento de consulta sobre el diagnóstico de vulnerabilidades, una herramienta para la toma de decisiones y el motor de nuevas políticas públicas».
Con el Índice de Vulnerabilidad Social (IVS), las autoridades correspondientes pueden identificar cuáles son las necesidades urgentes de las regiones más desfavorecidas del país y así implementar políticas públicas para contribuir en la disminución de las consecuencias negativas del cambio climático en los procesos de desarrollo.
En 2008, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) planteó que «el cambio climático pone de manifiesto los distintos grados de vulnerabilidad social existentes en el mundo, pues son los países que producen menor cantidad de emisiones los que podrían ver sus sistemas naturales y humanos más severamente afectados debido a que sus medios de sustento son altamente dependientes de los recursos naturales, tienen altos grados de marginación y son más vulnerables al hambre y a la pobreza, entre otros factores».
En nuestro país existen cerca de 1,071 municipios calificados como vulnerables y la mayoría de ellos pertenece a los estados más pobres, entre los que sobresalen Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Guerrero.
MÉXICO, SIN AGUA
El estudio revela que las cuatro zonas que requieren acciones urgentes para atender el desabasto de agua son la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), el norte de Sinaloa, la cuenca del río Conchos y el norte de Lerma Chapala. «Es ahí donde el atlas debe operar como una herramienta que permita optimizar la gestión del agua principalmente», de acuerdo con el coordinador de Hidrología del IMTA.
Otro temas alarmantes en los que el documento pone especial énfasis es en los sectores con mayor riesgo por las consecuencias del cambio climático sobre el agua, entre los que se encuentran el productivo y la agricultura, donde también las autoridades correspondientes tendrán que echar mano del Atlas para implementar acciones que mitiguen el alcance del cambio climático. Entre las principales acciones, dijo el especialista, se encuentra la tecnificación del sector.
RIESGO POR FENÓMENOS METEOROLÓGICOS
El Atlas revela que «debido a diversas condiciones sociales, económicas, climáticas y geológicas, los estados y municipios mexicanos tienen distintos grados de riesgo» ante el ingreso de ciclones tropicales clasificados en huracanes, tormentas tropicales y depresiones tropicales, así como a las lluvias extremas se presentan de mayo a noviembre.
De acuerdo con el documento, los estados que tienen municipios con “Muy alto” riesgo son Veracruz, Quintana Roo, Chiapas, Guerrero y Oaxaca, siendo los dos primeros afectados por ciclones del Atlántico; en el caso de Chiapas y Oaxaca, por ciclones de ambos océanos; mientras que para Guerrero por ciclones del océano Pacífico.
Además, Yucatán, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla, Michoacán y Nayarit, son estados que tienen municipios en “Alto” riesgo.
RECOMENDACIONES PARA LAS AUTORIDADES
Por lo anterior, de acuerdo con los especialistas, «el análisis de la vulnerabilidad social debe ser tomado en cuenta como un factor clave que actúa en la conformación del riesgo ante posibles desastres, a través de la promoción o debilitamiento de la resiliencia y la adaptación social. La ‘vulnerabilidad social’ es un concepto central para predecir y entender la existencia de impactos diferenciados en los distintos grupos de una sociedad, dado que son las características internas de los elementos expuestos a las amenazas las que los hacen propensos a sufrir mayores o menores daños al ser impactados por éstas».
Con el fin de reducir los riesgos ante la época de lluvias y ciclones tropicales, los expertos sugieren implementar las siguientes medidas:
-Mejorar los pronósticos meteorológicos de corto y mediano plazos, optimizando la asimilación de observaciones para la generación de condiciones iniciales, corrigiendo los errores sistemáticos de los modelos, ejecutando y validando los pronósticos en modo ensamble multimodelo.
-Implementación de sistemas de alerta temprana desagregados desde los ámbitos federal hasta el municipal, desarrollando herramientas informáticas que faciliten la toma de decisiones.
-Uso generalizado de esquemas financieros de administración de riesgo.
-Elaboración de planes de respuesta a emergencia con responsabilidades detalladas, claras y eficientes.
-Optimizar la planeación del uso del suelo para su aprovechamiento habitacional, agrícola, ganadero e industrial.
-Mejoramiento de los pronósticos estacionales del clima y uso de los mismos para planificación de actividades a mediano plazo.