El historiador Jean Meyer recibió un homenaje en Tepic. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
El historiador Jean Meyer recibió un homenaje en Tepic. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

Se trata de una faceta menos conocida del gran intelectual francés naturalizado mexicano y que el escritor y académico Omar Wicab logra hacer brillar en el texto leído en el reciente Festival de las Letras en Tepic, donde el historiador recibió un homenaje

Por Omar Wicab

Ciudad de México, 25 de junio (SinEmbargo).-Con Jean Meyer (Niza, Francia, 1942) la historia es un proceso de digestión en donde los jugos gástricos y la síntesis de los elementos nutricios generan personajes complicados y que hay que entender sólo bajo sus propias y muy peculiares circunstancias.

Con Jean nos damos cuenta de lo complejo que es tratar de trazar una historia en que no hay  buenos ni malos, en lo caduco de esta interpretación de los personajes y de la historia o sus historias.

Más allá de las disputas ideológicas que pueblan el escenario de la historiografía nacional, en donde los defensores del conservadurismo deforman hechos, matizan circunstancias para presentar una versión soft de la historia (ya se trate de Iturbide, de Santa Anna, del Emperador Maximiliano y de Porfirio Díaz; de los rivales de estos personajes quienes han convertido la historia nacional en un conjunto broncíneo de estatuas y doctrinas chauvinistas), en el historiar Jean Meyer nos topamos con elementos que rodean y van moldeando la vida de los personajes históricos de una manera en que las circunstancias y la vida cotidiana se entrelazan para dar forma a una tela abigarrada, rica en detalles, donde los hechos hablan por sí mismos.

Y en este contexto, se convierte en el gran historiador de Nayarit y del Occidente de México.

LA PRESENCIA DE MANUEL LOZADA

Nayarit nace en los hechos y se consolida con la presencia de “El Tigre de Alica” Manuel Lozada (1828-1873), quien practicó un agrarismo peculiar, que consistió en un intento de llevar la fiesta en paz con las haciendas vecinas,  de resolver la disputa ideológica nacional entre las haciendas y las comunidades indígenas y campesinas.

Su derrota en el estado significó el triunfo de la idea liberal y la confiscación de las tierras campesinas por las haciendas.

Tenemos en el medio esta guerra personal entre Ramón Corona (1837-1889- y Manuel Lozada concluye con el fusilamiento de Lozada por parte de Corona en 1873 y que en palabras del cineasta Nicolás Echevarría forma parte de una tragedia digna de contarse también en el cine.

Es esta complejidad de la historia la que nos muestra Jean Meyer en su trilogía del “Tigre” (por llamarla de alguna manera) con Esperando a Lozada, La Tierra de Manuel Lozada (en la Colección de Documentos para la Historia de Nayarit, 1990 [reimpresión 2008]) y Manuel Lozada un libro publicado en 2015.

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Leyendo este último, en las diez veladas que nos propone Jean, descubrimos cómo la historia se entreteje con un autor que platica casi siempre, narra, hace crónicas de acontecimientos y hasta nos cuenta algunos chismes y curiosidades.

En su escudriñar por sitios en Francia, Estados Unidos y en México, se despliega un gran dominio del personaje y sus circunstancias.

Meyer nos ofrece una narrativa de los años en que Manuel Lozada fue amo y dueño de Nayarit. Primero en su guerra ¿personal? contra Corona (pregunto: ¿se puede tener una guerra personal cuando lo que se defiende son las tierras ancestrales y el derecho por más tierras?) y luego mediante sus alianzas y des-alianzas con franceses e imperiales. Lozada era, sin duda, un político pragmático.

Nos da cuenta el historiador que D. Manuel Rivas habla del Estado de Nayarit entre fines de 1866 y principios de 1867 (Ojo, 50 años antes de la Constitución de 1917). Es la primera vez que Nayarit se menciona como una entidad.

Por tanto Jean nos ha dado a conocer nuestro verdadero alumbramiento, aunque luego viniera nuestra acta de nacimiento, el nacimiento de verdad. Siguiendo esto, diríamos que Nayarit nace con el levantamiento de Lozada al grito de “religión y tierras” en 1858, como reacción a las leyes de reforma, promulgadas en 1857.

Meyer nos señala también, al referirse a los dos poderes “reales” de la época de Lozada, el movimiento de los Pueblos Unidos y la estructura oficial: “Al encuentro de las dos mitades del sistema surge el proyecto de crear un estado de Nayarit; proyecto de los empresarios de Tepic, de los Rivas; proyecto de Lozada, quien vio venir siempre a los ejércitos del enemigo desde Guadalajara, capital del estado de Jalisco.”

Luego en el manifiesto por medio del cual los Pueblos Unidos reconocen al gobierno de Juárez, aparece varias veces la palabra “estado”… y de alguna manera se decreta que la “Capital del Estado” es Tepic. También se habla del gobernador del Estado (: Manuel Rivas, sic).

Mientras Benito Juárez habla de Distrito Militar, Lozada lo menciona como Estado:

“Porfirio Díaz, para lograr la alianza con Lozada, le ofrece la erección del Distrito Militar en Estado libre y soberano de Nayarit y su nombramiento como «general en jefe de la cuarta línea militar», una gran jefatura que comprendería Nayarit, Sinaloa y Sonora” , escribe Meyer.

Lozada se niega a las aventuras militares que intentan Porfirio Díaz, Plácido Vega, Trinidad García de la Cadena y Francisco Labastida y contesta:

“Los pueblos han preferido permanecer pacíficos, como lo han hecho, dando así un testimonio solemne tanto de cordura y buen juicio como de la rectitud de sus intenciones.”

La muerte de Benito Juárez en 1872 cambia todo, como ya sabemos. La llegada de Lerdo de Tejada a la presidencia de la República, se convierte en el momento del rompimiento. “El buen juicio y la rectitud de intenciones cambia”…

La historia entonces no es la de los buenos y la de los malos. Los personajes, campesinos, hacendados, políticos y militares crean ese tejido abigarrado de verdes que construye el paisaje de Nayarit.

Y allí está Jean Meyer para dar cuenta de ese paisaje.

El gran mérito de sus obras, si es que es posible clasificar las obras de un historiador que ha abarcado tantos temas, es su enorme trabajo de campo y gabinete, que da como resultado un corpus nada ortodoxo donde los personajes históricos nacionales o no, es decir, mexicanos o no, se nos muestran en medio de pasiones personales, dudas, aciertos, circunstancias, tradiciones, culturas.

Omar Wicab, escritor y académico de Tepic. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo
Omar Wicab, escritor y académico de Tepic. Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo

¿Quién es Omar Wicab? (Tepic, Nayarit, 1959) Licenciado en Economía por la UNAM. Maestro en Economía por el ITAM, con un posgrado en University of London. Rector de la Universidad Autónoma de Nayarit, periodo 2004-2010. Director de la Revista Mexicana sobre Desarrollo Local, órgano de la Red Nacional de Programas de Posgrados en Desarrollo Local, desde 2015.

Redacción/SinEmbargo

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