Greenpeace
25/04/2016 - 12:00 am
Decimos sí al reto de Bimbo para sembrar juntos ¿Aceptará las condiciones?
Bimbo, por su papel en la industria alimentaria, su presencia como una de las 3 marcas más consumidas en el país, y debido a su interés en convertirse en una empresa social y ambientalmente responsable, tiene el poder y la responsabilidad de comprometerse e impulsar un modelo ecológico de producción.
Por Sandra Laso
Hace unos años la panificadora más grande del mundo, Bimbo, lanzó una campaña con el slogan “sembrando juntos por el planeta”. Desde la sociedad civil decimos que sí a esta invitación, pero con acciones concretas y plazos definidos para impulsar la agricultura ecológica en México.
La semana pasada, tras dar a conocer los resultados de una investigación sobre el impacto de la agricultura industrial y el uso desmedido de fertilizantes sintéticos en el medio ambiente y en la calidad de los alimentos que consumimos, Greenpeace hizo pública una petición a esta empresa que se encuentra en el 99 por ciento de los hogares mexicanos: un compromiso público con la gente y el planeta para transitar hacia la agricultura ecológica.
Bimbo es reconocida como una empresa mexicana de talla global que ha declarado varias veces públicamente su interés en el cuidado del medio ambiente y las personas. Esperamos que acepte el reto.
Compañías como ésta se abastecen de materia prima para sus productos en campos mexicanos de estados como Sinaloa, donde impera el modelo de agricultura industrial caracterizado por los grandes monocultivos el uso de transgénicos y de agrotóxicos, agravando la situación climática y produciendo alimentos pobres de nutrientes.
Ejemplo de ello, es el efecto de los fertilizantes sintéticos que además de causar la erosión de los suelos a largo plazo y acabar con los nutrientes en la tierra, están sobrefertilizando cuerpos de agua, causando los florecimientos de algas que se nutren del nitrógeno y fósforo, y que al descomponerse acaban con el oxígeno de ese ecosistema generando una zona muerta, donde es imposible la supervivencia de otras especies.
La investigación que realizamos en 2015 de la mano con investigadores de la Red Temática de Florecimientos Algales Nocivos en México, y de la Unidad de Análisis Ambiental de la Facultad de Ciencias de la UNAM, a bordo del barco Esperanza de Greenpeace, y que hicimos pública en el informe “Zonas Muertas: Los ecosistemas del mundo amenazados por la contaminación con fertilizantes” revela resultados alarmantes, ya que todos los sitios registraron altos niveles de nitrógeno y fósforo, y en algunos casos excedieron hasta 30 veces los niveles establecidos para la protección de vida acuática establecidos en los lineamientos de la Ley de Derechos en materia de agua.
Lo anterior cobra relevancia cuando se analizan los puntos muestreados, todos fueron cuerpos de agua como ríos, drenes agrícolas, lagunas costeras y el mar, aledaños a campos de cultivo de maíz en el estado de Sinaloa. Además, es importante mencionar, que de acuerdo con esta misma investigación, la agricultura industrial en México aporta el 62 por ciento del nitrógeno que llega al mar.
Por si fuera poco, con esta investigación evidenciamos que el uso de estas sustancias no se queda en los campos de cultivo afectando únicamente la zona donde se aplican, sino que están siendo arrastrados a otros ecosistemas dañando la biodiversidad; dejando una gran huella ecológica detrás de los alimentos que provienen de este modelo, del cual se abastece la industria alimentaria y es impulsada por las políticas del gobierno.
Sin embargo, aunque la agricultura industrial es parte del problema sistémico que causa el deterioro ambiental, puede ser parte de la solución. ¿Cómo?: Produciendo bajo un modelo agroecológico, que garantice comida sana, y contribuya a capturar el carbono a la tierra.
Ante este escenario, gobierno y empresas tienen un papel clave, pero también las y los consumidores, todos quienes habitamos este maravilloso planeta azul debemos contribuir para evitar que se convierta en uno viscoso y sin vida.
Es por ello, que aceptamos la invitación que Bimbo lanzó para sembrar juntos, pero no queremos seguir sembrando a costa de los recursos naturales y de la salud de las personas, no queremos agrotóxicos ni transgénicos. Queremos sembrar comida sana, queremos sembrar el futuro de la agricultura ecológica. Y Bimbo, por su papel en la industria alimentaria, su presencia como una de las 3 marcas más consumidas en el país, y debido a su interés en convertirse en una empresa social y ambientalmente responsable, tiene el poder y la responsabilidad de comprometerse e impulsar un modelo ecológico de producción.
¿Bimbo aceptará el reto?
*Sandra Laso es campañista de Comida Sana, Tierra Sana de Greenpeace México
Facebook: Greenpeace México
Twitter: @greenpeacemx
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