«Quiero preguntarle a la señora Procuradora, ¿por qué no se mueve el expediente (en contra al Gobernador Cesar Duarte por delitos de corrupción)? En lo personal, ya lo he juzgado culpable, debería estar en la cárcel, porque de no serlo ya habrían desechado la denuncia”.
Estas fueron las palabras del director de Plan Estratégico de Juárez, Miguel Fernández Iturriza, al final de la presentación del diagnóstico actual de la ciudad, que es desalentador cuando no frustrante.
Todo se ha hecho al revés. En 2004 se proyectó el futuro de la ciudad bajo un esquema de crecimiento de compactación porque había una gran cantidad de terrenos baldíos; sin embargo el Gobierno aplicó un esquema de dispersión y ahora 10 años después el 28 por ciento de la superficie urbana es de terrenos sin fincar (uno 100 kilómetros cuadrados de terracería). Al final de tanta llanura erigieron el nuevo campus de la UACJ, la Ciudad Universitaria, para aumentar el valor de esos baldíos, nada más que propiedades especulativas que pertenecen a 10 familias.
La superficie autorizada para construir actualmente es 23 por ciento más grande que en 2004 con una población que se ha mantenido prácticamente igual y otras fuentes nos indican que hay más de 50 mil casas que se han vendido mediante créditos del Infonavit a trabajadores que no pudieron pagarlas y acabaron por abandonarlas.
Aun así se siguieron autorizando fraccionamientos nuevos, porque el negocio de los políticos ligados con empresas constructoras está en el dinero de los trabajadores enterrados en el desierto.
El plan de la ciudad fue aprobado por los mandatarios de entonces y fue suscrito por todos los candidatos que llegaron a ser gobernantes en las siguientes administraciones, pero ninguno hizo honor a su firma y cada día está más lejana la realidad de lo planeado.
Desde 2004 se establecieron como presupuestos básicos para el desarrollo de la ciudad varios puntos: la gobernanza colaborativa entre autoridades y ciudadanos, un gran pacto de ciudad firmado por todos los sectores de la misma donde se comprometía a seguir y desarrollar un mismo proyecto, el combate a la inseguridad y la impunidad, y la separación de los negocios personales de los políticos en su quehacer administrativo.
Sin esas condiciones ninguna ciudad crecería sanamente, pero en Juárez no sólo aumentó la superficie, sino también la impunidad; hay más de 9 mil homicidios sin aclarar, más de mil desaparecidos sin encontrar, creció la inseguridad, la corrupción, los negocios de los muy ricos y la miseria de los muy pobres con el apoyo descarado de las autoridades y sus ganancias.
Juárez es una ciudad donde hay 400 mil empleos formales, 250 mil de esos son industriales explicó Érika Donjuan, responsable tecnica del diagnóstico.
Pero contra lo indicado en aquel plan, los proyectos de ciudad se aprueban sólo por mayoria de los regidores pertenecientes al PRI, muchas veces sin argumentos.
¿Y el Pacto de Ciudad? ¡Olvídense! En Juárez el pacto está sostenido sólo entre el Gobierno y las 20 familias dueñas de toda la ciudad. Los 400 mil trabajadores no son tomados en cuenta más que para explotar a la mayoria por menos de un dólar la hora.
Hasta 9o por ciento de ellos reciben salarios reales menores a los de 2004; en una metrópolis prácticamente quebrada, con una deuda que duplica el presupuesto anual; se produce una enorme riqueza que sale en largas filas de tráileres rumbo al extranjero
Así estamos Juárez, peor que hace diez años.