Tomás Calvillo Unna
13/04/2016 - 12:00 am
La razón del desánimo
Ingenuos creyentes del paraíso
abonamos al infierno,
adheridos a los sentidos como único camino.
Ingenuos creyentes del paraíso
abonamos al infierno,
adheridos a los sentidos como único camino.
Hemos convertido al mundo
en una adición escalofriante.
Aun así, el tiempo trastorna
esta pretensión de dominio;
este continuo y febril
despojo de sí mismos.
Cruel incontinencia
que a todos hiere.
No sabemos ya cómo detenernos.
Los diques del sueño están demolidos;
la conciencia en su gran naufragio;
meticulosa tarea de los segundos
contados en la fugaz ganancia.
Sin darnos cuenta nos adentramos
en los océanos de la mente,
sin mapa alguno.
Sin oración siquiera para entender
el mañana de cada día
y adiestrar los deseos;
domando uno a uno en esta avalancha
que pretende terminar con la palabra.
Ya no nombramos.
Solo sumamos los delirios
de emociones que se acumulan
en la nada, de la nada, de la nada
Aquí estamos,
acosándonos unos a otros;
convertidos en inalámbricos demócratas,
ensordecidos a punto de estallar
sin saber siquiera para qué.
Los criminales se enorgullecen.
Los hemos invitado a sentarse a la mesa,
ellos afirman que la mesa es suya.
¿De dónde llegaron?
Habitaban entre nosotros.
Dentro de nosotros.
Somos nosotros;
este terror que anida y oculta
el antiguo corazón de las cosas
que daba vida.
más leídas
más leídas
entrevistas
entrevistas
destacadas
destacadas
sofá
sofá