Martín Moreno-Durán
02/03/2016 - 12:01 am
Veracruz: el nuevo Ayotzinapa
Y la maldición volvió. Otra vez la infamia. La muerte regresó de la mano de policías y narcos levantando y masacrando a jóvenes.
+ “Los mataron y los quemaron…”
+ Policías y narco: un solo corazón
Y la maldición volvió. Otra vez la infamia. La muerte regresó de la mano de policías y narcos levantando y masacrando a jóvenes. Sí, como en Ayotzinapa. Hoy, en Veracruz. En Tierra Blanca. ¿A dónde va este país?
Allí quedan los nombres de los 5 de Tierra Blanca, sumados a los 43 de Ayotzinapa: Susana Tapia Garibó, menor de edad (16 años); Bernardo Benítez Herrera; José Benítez de la O; Mario Arturo Orozco Sánchez y José Alfredo González Díaz. Policías los detuvieron y los entregaron a sicarios del crimen organizado. Una vez más la canallada.
¿Y ahora qué van a filtrar las autoridades federales: que los 5 de Tierra Blanca se robaron un auto cargado de droga, como intentaron inculpar a los ayotzinapos? ¿O que entre ellos iban integrantes de bandas rivales enemigas de quienes los asesinaron, como también lo quisieron hacer con los ayotzinapos? ¿O se ordenará otro bodrio cinematográfico (La noche de Iguala) vergonzante, redactado por plumas oficialistas y dirigida desde el poder político, para intentar manchar a los ayotzinapos?
¿Cómo intentarán presentar ahora, en el caso de Tierra Blanca, la “verdad histórica” del gobierno? ¿Quién será el Murillo Karam de Veracruz? ¿También ahora se bloquearán investigaciones independientes, como en Ayotzinapa?
Las revelaciones duelen, calan, agravian:
“Esta mañana, Bernardo Benítez, padre de uno de los jóvenes, dijo a la prensa que el octavo detenido declaró que a los cinco jóvenes ´les dieron muerte y los incineraron´”. (SinEmbargo/Blog Expediente / Miguel Ángel León Carmona – Ignacio Carvajal Marzo/ 1/ 2016).
“Ellos (los policías) se los entregaron a otras personas en el rancho El Limón y confiesa que ahí les dan muerte y los incineran”, dijo Benitez.
Aún más: el subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Roberto Campa – emisario del gobierno federal en el caso Tierra Blanca-, aseguró que Rubén Pérez Andrade, el octavo policía estatal de Veracruz detenido por la desaparición de los jóvenes, confesó que las víctimas fueron golpeadas, asesinadas y calcinadas en el rancho “El Limón”.
“Es testigo del traslado al rancho El Limón, donde los vuelven a interrogar y los privan de la vida, y luego es testigo también del inicio del proceso de desaparición de los cuerpos, entonces se trata de una declaración que resulta muy relevante”. (Reforma Antonio Baranda 1/Marzo/2016)
Otra vez la infamia. Otra vez la tragedia.
*****
Justo cuando el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, rodeado de la parafernalia del poder político jarocho – gabinete, legisladores, amigos, aplaudidores- daba una conferencia celebrando que seguiría al frente del gobierno, las revelaciones sobre lo ocurrido con los 5 de Tierra Blanca sacudían la conciencia del país.
La fórmula maldita se repetía: jóvenes detenidos por la policía y entregados a sicarios del narcotráfico para ser asesinados e incinerados.
El 8 de febrero pasado, se confirmaba la noticia triste: los restos de Bernardo Benítez y de José Alfredo González Díaz, fueron hallados e identificados en el rancho “El Limón”, enclavado en Tlalixcoyan, a poco menos de 100 kilómetros de Tierra Blanca. Ambos tenían 25 años de edad.
¿Qué decían antes de ese 8 de febrero las madres y familiares de los 5 de Tierra Blanca? Recurramos a nuestra columna del 10 de febrero en SinEmbargo, titulada “Las madres de Tierra Blanca”:
– Sé que mi hijo va a regresar con vida… Tengo esa esperanza…-, me dice Columba Arroniz González, madre de Bernardo Benítez Arroniz, uno de los jóvenes secuestrados por policías estatales en Tierra Blanca, Veracruz.
– No nos dicen nada más… Sólo que investigan… Pero nada de los muchachos-, su voz un suplicio, su lamento el dolor generalizado del México que ve desaparecer a sus jóvenes. Es Patricia González Arroniz, tía de José Alfredo González Díaz, otro de los levantados en Tierra Blanca.
– Mi hija tiene 16 años, es menor de edad… Es alegre… Es como cualquier chica… Estudia la prepa abierta… Ya verá que pronto regresará-, conmueve Carmen Garibo, madre de Susana Tapia Garibo, aún desaparecida. Iba también en el grupo de los cinco de Tierra Blanca. Doña Carmen habla como si tuviera a su hija de frente. Con el corazón apretujado.
– Por favor no dejen ustedes, los medios, de insistir en que encuentren a los muchachos… ¡No nos abandonen!-, pide, exige, con el dolor de madre con hijo desaparecido, Dionisia Sánchez, madre de Mario Arturo Orozco Sánchez. Era el del cumpleaños, por quien fueron hasta Veracruz a celebrar. Salieron de Playa Vicente. Ya no volvieron.
– Estamos aquí, día y noche, junto al Ministerio Público de Tierra Blanca, esperando noticias… Dormimos en colchonetas… Comemos lo que nos trae la gente… Nos han ofrecido hotel, pero no, de aquí no nos moveremos hasta que sepamos qué les pasó-, advierte, la voz un reclamo, Gloria de la O, madre de José Benítez de la O.
Hasta aquí aquella columna.
Inútiles sus ruegos, vanas sus esperanzas.
Se los mataron.
*****
¿Por qué levantaron y asesinaron a los 5 de Tierra Blanca?
“Fueron interceptados por policías estatales y posteriormente entregados a un grupo criminal, porque les parecieron sospechosos por su apariencia y el auto en el que viajaban”, dijo Roberto Campa. ¿Esa será la verdad histórica de Tierra Blanca? ¿Por sospechosos? Viajaban en un auto ordinario: un jetta polarizado.
Tierra Blanca pasa a la historia como otra infamia más, bajo ese patrón canalla, de maldad: policías y sicarios fundidos en un mismo cuerpo, podrido, vil.
Los 5 de Tierra Blanca, como los 43 de Ayotzinapa, asesinados e incinerados.
¿A dónde va este país?
TW: @_martinmoreno
FB / Martin Moreno
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