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Diego Petersen Farah

01/01/2016 - 12:01 am

Colima, un pequeño gran problema

Hace 15 años Colima presumía ser, junto con Yucatán, los estados más seguros del país. Hoy eso no solo quedó en el pasado sino que la violencia está directamente vinculada con la política. El asesinato del ex Gobernador Silverio Cavazos en 2010 y el intento de asesinato del otro ex Gobernador, Fernando Moreno Peña, hace unos meses, son parte de una descomposición generalizada de la seguridad pública.

El Asesinato Del Ex Gobernador Silverio Cavazos En Y El Intento De Asesinato Del Otro Ex Gobernador Fernando Moreno Peña Hace Unos Meses Son Parte De Una Descomposición Generalizada De La Seguridad Pública Foto Cuartoscuro
El Asesinato Del Ex Gobernador Silverio Cavazos En 2010 Y El Intento De Asesinato Del Otro Ex Gobernador Fernando Moreno Peña Hace Unos Meses Son Parte De Una Descomposición Generalizada De La Seguridad Pública Foto Cuartoscuro

La primer elección del año será la extraordinaria de Colima. Dentro de 17 días los colimenses, cada día más hartos de su clase política, tendrán que regresar a las urnas para decidir quién los gobernará los próximos años.

El estado de Colima tiene varias particularidades, entre ellas ser el más pequeño de los estados de la República, lo que contrasta con la intensidad con la que la clase política se disputa el poder. Pero no es esa condición de estado pequeño lo que define la elección; Colima es uno de los pocos estados del país, junto con Durango y Campeche, donde no ha habido transición democrática. Siempre ha ganado el PRI, aunque desde hace 18 años las elecciones son de las más cerradas del país.

Esta es la segunda ocasión en que la elección a Gobernador es anulada por la intervención del gobierno del estado. En la primera anularon la elección que había ganado el candidato del PRI Gustavo Vázquez Montes por un margen muy pequeño. En la elección extraordinaria la oposición se juntó para hacerle montón a Vázquez Montes quien terminó ganando por un margen mayor que en la primera vuelta.

Pero quizá lo que más defina a Colima en los últimos años es la descomposición de la clase política y la violencia. Hace 15 años Colima presumía ser, junto con Yucatán, los estados más seguros del país. Hoy eso no solo quedó en el pasado sino que la violencia está directamente vinculada con la política. El asesinato del ex Gobernador Silverio Cavazos en 2010 y el intento de asesinato del otro ex Gobernador, Fernando Moreno Peña, hace unos meses, son parte de una descomposición generalizada de la seguridad pública.

En el centro de todo esto está la lucha por el control del puerto de Manzanillo. Lo que ha convertido a este pequeño estado de la República en una batalla campal y desorbitada, tanto en lo político como en lo criminal (en la ilusión de que aún podemos hablar de ellas como cosas distintas), es la importancia que tiene el puerto para las actividades económicas legales e ilegales. Hacía mucho que no veíamos una campaña de tan bajo nivel discursivo y tan llena de injurias. Las autoridades electorales, ya en el más absoluto de los descréditos, han sido incapaces de darle certeza al proceso y pareciera que lo único seguro es que sea quien sea el candidato que gane carecerá de fuerza y legitimidad para gobernar.

La crisis ya no es solo un asunto de los colimenses; Colima está a punto de convertirse en un pequeño gran problema nacional.

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