Martín Moreno-Durán
25/11/2015 - 12:00 am
AMLO vs AMLO
+ Como Lula, quiere ganar en la tercera + Y sí: lo quieren descarrilar Ha sido, sin duda, el líder político más importante de México durante los últimos 15 años, cuando fue electo jefe de Gobierno del DF. (No siempre es el Presidente de la República un líder nato). Ha sido el que […]
+ Como Lula, quiere ganar en la tercera
+ Y sí: lo quieren descarrilar
Ha sido, sin duda, el líder político más importante de México durante los últimos 15 años, cuando fue electo jefe de Gobierno del DF. (No siempre es el Presidente de la República un líder nato).
Ha sido el que más polariza, sí, pero también quién más votos le ha dado a la izquierda en toda su historia.
Ha sido adorado y odiado. Venerado y repudiado. Admirado y crucificado.
Hoy por hoy, Andrés Manuel López Obrador se enfrenta a su enemigo más peligroso: el propio López Obrador.
*****
Para entender a López Obrador debemos partir de una base: hay que fijarnos más en lo que hace que en lo que dice. Ese es el punto.
¿Por qué señalamos que el enemigo más peligroso de AMLO es el propio AMLO?
Por razones de fondo: la historia reciente nos demuestra que López Obrador se ha autodañado políticamente.
Ejemplos:
No haber asistido al debate entre candidatos en 2006, despreciando no sólo a sus competidores, sino también a quienes querían escuchar sus propuestas, le costó perder 10 puntos en las preferencias electorales, suficientes para haber ganado, con holgura, la elección presidencial ese año. Felipe Calderón capitalizó entonces la ausencia de AMLO en el debate.
El bloqueo de Paseo de la Reforma en protesta por lo que AMLO llamó “fraude electoral” hace nueve años y cruzarse la banda presidencial en el Zócalo en un acto hasta grotesco, se calcula que le costó alrededor de 5 millones de simpatizantes. En 2012, Peña Nieto llegó a la presidencia con unos 3 millones de sufragios por encima del tabasqueño. Escenario: si AMLO no hubiera bloqueado Reforma o entronizarse como “presidente legítimo”, hoy sería Presidente.
¿Habrá entendido López Obrador las lecciones pasadas?
Eso aún está por verse. Recordar que así como ha caído en actos precipitados que han vulnerado su innegable liderazgo político, también ha sabido aliarse al gran capital sin necesidad de estridencias. Baste recordar su estupenda relación con Carlos Slim cuando AMLO fue jefe de Gobierno.
Hoy, AMLO ha asumido un par de actitudes que llaman poderosamente la atención y que, de botepronto, podrían ser dañinas para su imagen:
1) Advierte que si Margarita Zavala es candidata presidencial en 2018, “no pasará”. Esa frase es llamativa para el discurso, pero inoperante en la praxis política, ya que no depende de AMLO si Zavala llega o no a Los Pinos, sino de otros muchos factores: campañas, discursos, alianzas y, lo más importante, los votantes. (De nuevo: fijarnos más en lo que hace AMLO, y no tanto en lo que dice).
2) En Tabasco, la tierra donde nació su liderazgo, llamó inicialmente a que los deudores de energía eléctrica no paguen a la CFE, y ofreció “reconectar” el servicio, lo cual le generó críticas. Sin embargo, horas después reculó y aclaró que las camionetas de Morena servirían para asesorar y promover amparos a los deudores de luz. Ya son dos cosas diferentes. (De nuevo: fijarnos más en lo que hace AMLO, y no tanto en lo que dice).
Con toda su carga de caudillismo, López Obrador está de nuevo bajo los reflectores, se quiera o no reconocer. Es AMLO quien está imponiendo la agenda y marcando la hoja de ruta, para bien o para mal de su causa. Es el tabasqueño quien dice para dónde soplará el viento, y bajo esa perspectiva, toma la delantera rumbo al 2018.
*****
SI hoy fuera la elección, Andrés Manuel López Obrador sería el presidente de México. Así lo marcan las encuestas con mayor índice de confiabilidad en relación a lo que pronosticaron para la presidencial del 2012.
Lo saben todos, incluidos Los Pinos y el PRI.
Por ello, desde la nomenclatura priista se pretende descarrilar a AMLO bajo el sofisma de que está realizando “actos anticipados de campaña” vía spots de Morena. Podrían tener cierta razón. Empero, nadie les compra esa versión. ¿Por qué?
Porque más allá de razonamientos jurídicos e interpretaciones de la ley electoral, la evidente embestida en contra de AMLO se percibe bajo el claro propósito de minar su elevada preferencia electoral rumbo al 2018. Pretenden bajarlo con golpes bajos. Tundirlo para evitar que sea presidente de México dentro de tres años. Así de sencillo.
AMLO quiere ganar la próxima presidencial en el tercer intento. Sí, como Lula en Brasil.
AMLO, como animal político que es, no come lumbre: si Lula llegó a la presidencia brasileña visto con temor desde Washington, acabó aplaudido y reconocido no sólo por los brasileños, sino también por EU, el FMI y por todo el mundo. López Obrador debería verse en ese espejo.
AMLO, en 2006, absorbía todos los golpes de sus adversarios que, en lugar de dañarlo, lo fortalecían.
¿Se repetirá ese efecto teflón de AMLO de aquí al 2018?
Eso está por verse.
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