Martín Moreno-Durán
18/11/2015 - 12:01 am
Oiga Salinas: ¿y usted tiene un mínimo de decencia?
+El villano favorito no puede con Zedillo +La historia ya juzgó a Salinas Los Pinos. Últimas horas de Carlos Salinas de Gortari en la Presidencia. -¿Qué clase de ex Presidente quiere ser usted?-, le pregunté.
+El villano favorito no puede con Zedillo
+La historia ya juzgó a Salinas
Los Pinos. Últimas horas de Carlos Salinas de Gortari en la Presidencia.
-¿Qué clase de ex Presidente quiere ser usted?-, le pregunté.
Salinas entrecerró sus ojos – una rendija, gesto clásico en él-, sonrió y respondió:
-Quiero caminar por las calles de Coyoacán, y ser reconocido por la gente…
Hoy por hoy, 21 años después de haber dejado la Presidencia, Carlos Salinas no puede cumplir su sueño de caminar, orondo y aplaudido, por el barrio coyoacanense de su adolescencia. Al contrario: es más fácil que sea repudiado, abucheado e insultado. La mayoría lo detesta.
¿Qué no?
Invito, pues, al ex presidente Carlos Salinas a caminar, cuando él quiera, por las calles de Coyoacán y contar qué recibe más: si aplausos o reproches. ¡A ver!
*****
Tensa la plática, un cercano colaborador del ex presidente Ernesto Zedillo hablaba con Salinas de Gortari quien, como de costumbre, despotricaba contra Zedillo. Salinas nada más no supera a quien políticamente lo enterró. Lo tiene clavado.
Su interlocutor escuchaba paciente a Salinas, desbordante de amargura. Cuando terminó su rosario de quejas contra Zedillo, le soltó:
-Mire, Licenciado Salinas. Yo creo que el problema es que usted está obsesionado con el doctor Zedillo…
Dio media vuelta y se marchó, dejando atrás a Salinas hundido en el laberinto de su amargura. De su derrota.
*****
No hay foro –como el recientemente organizado por The Economist-, en el que Salinas de Gortari no insista en culpar a Ernesto Zedillo de la crisis más dolorosa que haya registrado México, cuando entre 1994-1995, un millón de mexicanos perdieron todo: casas, empresas, bienes, negocios, autos. La más grave de la historia.
Más de dos décadas después de esa crisis brutal, Salinas –con todo y su innegable inteligencia y astucia-, no ha aprendido las lecciones. El rencor lo ciega, lo nubla. Veamos:
1) Salinas fue derrotado por Zedillo de manera contundente: logró presentarlo como el verdadero responsable de la crisis 94-95. Mientras Zedillo enfrentaba y paliaba, respaldado siempre por Bill Clinton, a la crisis nacional, Salinas realizaba una grotesca “huelga de hambre”, se ridiculizaba a los ojos del mundo, perdía la presidencia de la OMC y se autoexiliaba, por años, a Irlanda del Norte. Borrado. Casi nada.
2) Zedillo aniquiló los sueños de grandeza de Salinas con una jugada maestra y demoledora: enviar a prisión al emblema de la corrupción en México, Raúl Salinas de Gortari, ganándose el respeto dentro y fuera del país, mientras Salinas, desde el extranjero, chillaba y se revolcaba. Ese episodio lo terminó de matar.
3) Mientras Salinas habla, despotrica y derrama bilis en contra de Ernesto Zedillo, ¿cuál ha sido la estrategia y respuesta de Zedillo? El silencio. La indiferencia. El desdén. Mientras Salinas se desgañita, Zedillo lo encapsula y lo olvida. Y eso es, precisamente, lo que descompone a Salinas: el desprecio, porque es lo que ha recibido a lo largo de los últimos 20 años por parte de los mexicanos: desprecio. Nada más.
4) Zedillo se ubica entre los ex presidentes más reconocidos de México. Salinas, como el más desprestigiado. Esa es una realidad dura que el autollamado “villano favorito” no puede soportar.
A estas alturas, Carlos Salinas debería retomar la máxima de Peña Nieto con Ayotzinapa: “ya supérenlo”. Salinas ya tendría que superar el rencor que le guarda a Zedillo porque, de lo contrario, seguirá perdiendo esa batalla.
*****
Cuando Salinas dijo hace unos días que a Donald Trump le preguntaría si tiene “un mínimo de decencia”, se dio un tiro en el pie.
¿Por qué?
Por una razón de fondo: Salinas de Gortari tiene de todo, menos decencia.
Salinas es el rostro del fraude electoral de 1988.
Salinas representa a la crisis económica más dolorosa que haya sufrido el país.
Salinas encierra una etapa de corrupción.
Salinas es el emblema del sistema priista más nocivo y autoritario.
Entonces, ¿quién tiene menos decencia: Salinas o Trump?
Recorramos Coyoacán, ciudadano Carlos Salinas de Gortari, y obtengamos la respuesta. ¡A ver!
TW: @_martinmoreno
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