Francisco Ortiz Pinchetti
13/11/2015 - 12:02 am
Las trampas del Buen Fin
Remedo fallido del Black Friday gringo, cuando luego del Día de Acción de Gracias las tiendas de Estados Unidos rinden homenaje nacional al consumismo más desaforado y ofrecen descuentos reales hasta del 80 por ciento en su mercancía, nuestro Buen Fin constituye una reiterada tomadura de pelo que arrebata a los consumidores en sólo cuatro […]
Remedo fallido del Black Friday gringo, cuando luego del Día de Acción de Gracias las tiendas de Estados Unidos rinden homenaje nacional al consumismo más desaforado y ofrecen descuentos reales hasta del 80 por ciento en su mercancía, nuestro Buen Fin constituye una reiterada tomadura de pelo que arrebata a los consumidores en sólo cuatro días más de 200 mil millones de pesos mediante maniobras engañosas y falsas ofertas, que las autoridades lejos de evitar fomentan con promociones oficiales y sorteos fiscales para alentar a los asalariados mexicanos a comprometer sus ingresos a futuro.
La maniobra más socorrida consiste en incrementar previamente los precios de los artículos que serán ofrecidos en “oferta”, para de hecho simular descuentos llamativos como “gancho” para los incautos compradores de ilusiones. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), en efecto, informó hace unos días que había detectado alzas de entre 10 y 32 por ciento en precios de artículos electrónicos previo al Buen Fin. Precisó que esos incrementos se registraron sobre todo en el costo de pantallas, televisores, computadoras y teléfonos móviles. Precisamente los artículos de mayor demanda durante este fin de semana largo. Las denuncias sobre esa trampa desbordan las redes sociales.
La inmoralidad mercantil que caracteriza la actitud de la mayoría de los grandes empresarios del ramo se manifiesta a plenitud en esta celebración inventada hace apenas cinco años, durante la cual se realizan más de 20 millones de transacciones comerciales. Muy vivos, esos comerciantes fingen algunos descuentos sobre precios previamente inflados, pero en realidad obedecen a una estrategia perversa cuyo señuelo principal es la venta a meses sin intereses mediante tarjeta de crédito. Sin empacho alguno lo reconoció así Jorge Quiroga, director de la consultora Total Retail, especializada en mercadotecnia y capacitación para tiendas de autoservicio, cuando sostuvo que “no se esperan descuentos espectaculares” durante el Buen Fin que inició en el primer minuto de este viernes 13 de noviembre, “sino principalmente promociones más amplias de meses sin intereses”.
Esto se podrá constatar fácilmente en las promociones de ropa, electrodomésticos y línea blanca de las principales tiendas participantes, como WalMart, Soriana, Dafiti, Suburbia, Comercial Mexicana, Sears, Linio, Netshoes, Chedraui, Martí, Liverpool, Palacio de Hierro, Sears y Sanborns. En estas empresas se esperan algunas promociones especiales como 2×1 en algunos artículos seleccionados, bonificaciones en monedero electrónico y… meses sin intereses con tarjetas participantes. La verdad es que tiendas como Liverpool o El Palacio de Hierro, por ejemplo, ofrecen mayores descuentos en sus rebajas de temporada o en las llamadas “ventas nocturnas” que se realizan varias veces al año.
Por su parte, el gobierno participa también en el engaño y alienta el consumismo irracional de estos días mediante un estímulo especial a los compradores que den tarjetazo. El Servicio de Administración Tributaria (SAT) informó que la bolsa del sorteo fiscal para el Buen Fin se mantendrá en 500 millones de pesos y que se prevé que participen 149,000 consumidores, que pueden optar por un monto de retorno hasta de 10,000 pesos. El mínimo para participar en el sorteo es de 250 pesos, pero obligatoriamente a través de un pago electrónico, es decir, mediante tarjeta de débito o crédito.
Claro que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Gerardo Gutiérrez Candiani, se quejó de que debido al entorno económico y la volatilidad del peso frente al dólar las ventas durante este Buen Fin crecerán sólo entre cuatro y cinco en 2015 con respecto al año anterior, muy por abajo del incremento registrado en 2014 cuando fue 13.7 por ciento, hasta llegar a un total de 197 mil 405 millones de pesos. Aun así, aceptó que el incremento “no es poco”. Por supuesto que no lo es: con ese cuatro o cinco por ciento las ventas del Buen Fin llegarán a entre 205 mil y 207 mil millones de pesos.
Por lo demás, en lo inmediato, el gran botín de los comerciantes es el aguinaldo que reciben cada año los casi 32 millones de trabajadores asalariados en el país. De ahí las presiones de los organismos del sector, particularmente la Concanaco y la Canacintra, sobre los gobiernos federal y estatales y sobre las empresas privadas para que se adelantara la entrega de esa gratificación anual que consiste por Ley en mínimo equivalente de 15 días de salario, aunque en el sector público es de 40 días, en dos exhibiciones. La Secretaría de Hacienda dispuso que los aguinaldos a los burócratas serían entregados a partir del 11 de noviembre, esto es dos días antes del Buen Fin… Y los empresarios acordaron adelantar el 50 por ciento de aguinaldo a sus trabajadores, según informó sonriente el presidente de Coparmex, Juan Pablo Castañón. Van por todo el costal.
Es claro que estamos ante un plan bien urdido y publicitado para favorecer otra vez a los consorcios locales y trasnacionales, que ya se soban las manos, a costa de la economía de millones de mexicanos con ingresos medios o bajos. Los ricos no necesitan ofertas o promociones para hacerse de sus bienes, inclusive de lujo, suntuarios. Inducir a las familias a comprometer sus exiguos ingresos por seis, 12 o 18 meses no es un buen fin: es un engaño infame. Válgame.
Twitter: @fopinchetti
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