Jorge Zepeda Patterson
08/11/2015 - 12:02 am
¿Tiene remedio el PRD?
No es un mal tipo Agustín Basave; la pregunta es si el PRD está en posibilidades de salvarse con un buen tipo al frente. La elección misma del regiomontano como presidente del partido expresa el grado de desesperación en la que ha caído esta institución que durante tantos años representó a la izquierda mexicana y […]
No es un mal tipo Agustín Basave; la pregunta es si el PRD está en posibilidades de salvarse con un buen tipo al frente. La elección misma del regiomontano como presidente del partido expresa el grado de desesperación en la que ha caído esta institución que durante tantos años representó a la izquierda mexicana y que hoy no se sabe bien a bien a quién representa más allá de una fracción política conocida como Los Chuchos.
Y cuando aludo al grado de desesperación que supone el nombramiento de Basave no me refiero al hecho de que el partido haya elegido a un ex priista, como se ha dicho, sino que haya optado por una figura externa. Me recuerda a las monarquías que echaban mano de un príncipe extranjero cuando habían agotado su linaje. Y sí, el grupo político que controla al partido hace tiempo que agotó la credibilidad de su liderazgo frente al resto de la clase política o, peor aún, ante la opinión pública.
El PRD está quejado por dos problemas fundamentales y no estoy seguro que Basave sea la mejor elección para atacarlos. Por un lado, el partido requería de un lavado de cara en sus modos de hacer política. Los Chuchos han terminado por ser identificados con una línea oportunista y pragmática, siempre dispuesta a sacrificar programa o ideales en aras de una ganancia inmediata para la dirigencia del partido. Es decir, para ellos. En ese sentido la elección de Basave es una buena noticia. Se trata de un demócrata progresista que a lo largo de su carrera ha sido más consecuente con sus ideas que con la posibilidad de ascensos y promociones. Y el hecho de que tenga un pasado priista tampoco es que lo descalifique en un partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y otros ex funcionarios del viejo régimen. Por lo demás, Basave renunció al PRI hace trece años.
En suma, con respecto a la primera de sus deficiencias parecería que el ex colosista es una buena elección. Intenta restablecer una imagen de profesionalismo y legitimidad en una institución que parecía condenada a convertirse en una franquicia personal de un grupúsculo político.
Pero no parecería la mejor de las opciones de cara al segundo de los problemas que padece el partido. El PRD tiene una crisis de identidad política e ideológica. Si no es capaz de representar las causas populares en una país aquejado por la injusticia y la desigualdad, es un partido que no tiene razón de ser. Para su desgracia Morena, la organización de Andrés Manuel López Obrador, tiene todas las credenciales para quedarse con esas banderas, lo cual deja al PRD en un limbo grisáceo e indefinido entre la izquierda del PRI y las posiciones del tabasqueño.
Y justamente esa es la carencia que no resuelve la designación de Basave. Peor incluso, en cierta manera la profundiza. Su presencia acercará al partido a ese centro ideológico en el cual el PRI constituye una masa enorme e informe capaz de tragarse todo lo que se aproxime. Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, igual que Basave, procedían de las corrientes progresistas del PRI, pero pudieron conformar una alternativa de izquierda porque del otro lado no tenían una referencia que los constriñera como es ahora el caso del PRD con Morena.
En otras palabras, el PRD tendría que haber dado una salto que le permitiera radicalizar sus posiciones y presentarse como un antagonista del PRI y del PAN desde la izquierda, pero diferenciada de López Obrador.
Se me dirá que no existen muchos cuadros con esas características. Marcelo Ebrard pudo haber sido la mejor opción para el partido, pero eso fue hace tiempo. Antes de que Los Chuchos se sumaran a la turba de linchamiento que decidió eliminar al ex jefe de gobierno de la carrera presidencial en el 2018. Otra posibilidad consistía en regresar a la esfera de influencia de Cuauhtémoc Cárdenas, aunque ciertamente la edad del líder histórico no lo hacía sencillo. Y no obstante, cuesta trabajo creer que en una sociedad con tantas reivindicaciones pendientes resulte imposible encontrar liderazgos genuinos capaces de representar el malestar de un gran sector del electorado.
Lo cierto es que la búsqueda de un verdadero líder de izquierda siempre quedó boicoteada por la resistencia de Los Chuchos para invitar a la cabina de mando a alguien que pudiera poner en riesgo el control que han ejercido sobre el partido. Hoy, que se encuentran contra la pared, han optado por un hombre de bien pero no un luchador social ni nada que se le parezca. Demasiado tarde, demasiado poco.
@jorgezepedap
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