Capturados por las refresqueras: niños sacrificados

27/10/2015 - 12:01 am

Las declaraciones del secretario de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Charvel Estefan Chidiac, en las que reconoce que la propuesta de reducir el impuesto  a las bebidas azucaradas con 5 gramos o menos de azúcar por 100 mililitros vino de la industria refresquera, confirma lo que se advirtió: los diputados actuaron al servicio de la industria y contra la salud pública.

En ningún momento pidieron su opinión a la Secretaría de Salud, no convocaron a los expertos del Instituto Nacional de Salud Pública ni del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, ni a la Academia Nacional de Medicina. Los diputados del PAN y del PRI fueron “convencidos” por las refresqueras de los beneficios que traería bajar el impuesto a un grupo de bebidas azucaradas. Bueno, eso es lo que dicen.

Cuando se discutió el tema en el pleno del Congreso, nueve diputados de PRD, Morena y Movimiento Ciudadano tomaron la palabra para pronunciarse en contra de esta medida y no hubo ni un diputado del PAN, del PRI, del PANAL y del PVEM que subiera a defender la medida. A la falta de conocimiento del tema, a la falta de argumentos, a cada intervención se limitaron a levantar la mano para votar en contra.

La máxima autoridad internacional en materia de salud es la Organización Mundial de la Salud. Este organismo intergubernamental se mantiene con fondos de los gobiernos y, por lo tanto, no es libre de su presión. Uno de los mayores contribuyentes a la OMS son los Estados Unidos. Esta situación les permite,  a nuestros vecinos del norte, meter presión contra aquellas decisiones de la OMS que pueden afectar sus intereses. Y como sabemos, sus intereses son muchos. Es así que han presionado en muchas áreas a la OMS y una de ellas ha sido las recomendaciones sobre el consumo máximo de azúcar de este organismo internacional.

Para darse una idea del papel que juegan las industrias directamente y a través de los gobiernos para defender sus intereses, citemos a la Dra. Margaret Chan, directora general de la OMS. En el libro más importante publicado hasta hoy sobre las bebidas azucaradas, Soda Politics, de Marion Nestlé (nada que ver con la compañía suiza), aparece un comentario de la Dra. Chan sobre esta publicación y esta industria: “La industria de las bebidas es un operador económico poderoso. El poder económico se traduce eficientemente en poder político. Soda Politics es exactamente la clase de reportes de investigación cuidadosa que necesitamos para abrir los ojos del público y de los legisladores a los peligros para la salud de lo que es esencialmente un dulce líquido en una botella”. Podemos preguntarnos si una botella de 600 mililitros con 5 gramos de azúcar por cada 100 mililitros, es decir, 6 cucharadas cafeteras: ¿no es un dulce líquido?.

El poder económico traducido en político ya estaba haciendo su trabajo en la Cámara de Diputados. El 6 de octubre declaramos infestado el Congreso de la Unión, llamando a los diputados a no dejarse picar por los moscos-cabilderos de las refresqueras que se habían apoderado del recinto, comenzando a infestar a diputados panistas y priistas y, en especial, a las dirigencias de sus partidos. La referencia a los moscos también venía de declaraciones de la Dra. Chan que ha tenido el valor de enfrentar estos intereses. La Dra. Chan ha dicho que antes las grandes epidemias las transmitían los mosquitos pero que no tenían los grupos de presión y los cabilderos que tiene la gran industria. Entre los jefes cabilderos de la industria refresquera se encuentran Genaro Borrego, ex dirigente del PRI, defendiendo los intereses de FEMSA y Jaime Zabludovsky, exsubsecretario de Economía, principal defensor de esta industria al frente de Con México. Estas dos personas son la mejor expresión de las llamadas “puertas giratorias”, funcionarios que en el gobierno favorecieron a la industria para pasar a trabajar en puestos claves para la industria desde donde la representan ante los poderes políticos, brincando entre los poderes políticos y económicos. Debajo de los brincos que dan, aplastan la salud pública. Son estas empresas con sus cabilderos y sus estrategias, los moscos del siglo XXI, encargados de transmitir las peores epidemias que vivimos actualmente.

 La baja del impuesto se tiene que presentar con alguna lógica, con algún argumento “convincente”, al menos para los ignorantes. Se argumenta que la baja en el impuesto a bebidas que tengan un poco menos de azúcar hará que los fabricantes bajen la concentración de este ingrediente en sus bebidas. El tema es presentado con una simpleza total, sin ningún análisis. Ayer mismo se proyectaron una serie de láminas a los senadores en las que se explicó cómo bajaría el consumo de calorías con la baja al impuesto. Estas láminas representan una ofensa a la más mínima inteligencia. Se presenta un ejemplo: el impuesto de un peso bajó el consumo de 10 refrescos a 8, pero con la misma cantidad de azúcar por refresco. Ahora, si bajamos a 5 gramos por litro, se consumirá la mitad de azúcar, es decir el equivalente a 4. A=B, B=C, por lo tanto, A=C, se les explica a los senadores y, aunque usted no lo crea, es posible que varios crean que A=C. Otros, por instrucciones de arriba dirán que A=C, aunque no entiendan o entiendan algo, lo que entienden es que no se piensa, se acata.

En la explicación que dan a los senadores no existe el mundo real, no existe una relación entre la dimensión del impuesto y la baja en el consumo. Veamos tan sólo un ejemplo que muestra que el impuesto es insuficiente y debería de subir a dos pesos. Tomemos una botella de 600 mililitros: con el impuesto actual tiene que pagar 60 centavos. Si tiene menos azúcar paga 30 centavos menos, el impuesto pasará de 60 a 30 centavos en esa botella de 600 mililitros. ¿Los consumidores van a cambiar a una bebida que cuesta 30 centavos menos?, ¿tiene usted 30 centavos en el bolsillo?, ¿hay disponibilidad de monedas de 20 y 10 centavos?, ¿puede poner la industria un precio de menos 30 centavos?

El dinero será para las empresas refresqueras, una ganancia directa de más de 500 millones de pesos, de mucho más. Es decir, con el impuesto aumentaron los precios y ahora, en gran parte de los casos, la industria mantendrá los precios y la reducción del impuesto la convertirán en ganancia directa para ellos. Y así, con más recursos, podrán seguir comercializando, de manera más agresiva, sus bebidas dirigidas a niñas y niños pequeños, beneficiadas con la baja en el impuesto. Es con estas bebidas con las que generan el gusto de los pequeños a hidratarse con líquidos extremadamente dulces que además de contener azúcar, contienen diversos endulzantes no calóricos, como acelsufame, stevia y aspartame.

Para que un impuesto a las bebidas azucaradas pudiera ser progresivo, requeriría ser bastante más alto, al menos de 2 pesos por litro y que se redujera en un nivel mucho más bajo de azúcar, un nivel que no rebasara las recomendaciones de máximos de azúcar de la OMS. Es decir, podría reducirse de 2 a 1 peso en bebidas con 2.5 gramos o menos en 100 mililitros, como ha recomendado la Organización Panamericana de la Salud. Si el promedio de consumo entre los mexicanos que ingieren bebidas azucaradas es de alrededor de 600 mililitros al día (hay quienes consumen un vaso y otros que ingieren un litro), tendremos que consumirán 30 gramos de azúcar si deciden cambiar a las bebidas que tengan menos azúcar. 30 gramos de azúcar (6 cucharadas cafeteras) en una sola bebida es más que lo recomendado para proteger la salud (25 gramos) de consumo de azúcar para todo un día por la OMS.

Alejandro Calvillo
Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social. Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.
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