Tomás Calvillo Unna
14/10/2015 - 12:00 am
El Heneral Luna y el escritor Sionil
En tagalo o filipino así se escribe General, con “H”, Heneral Luna es el título de la reciente película de Jerrold Tarog que ha causado revuelo en este archipiélago del sureste asiático tan cercano a nosotros y a la vez tan ignorado. Si no hubiera aparecido Manny Pacquiao en estos últimos años, Filipinas nos seria […]
En tagalo o filipino así se escribe General, con “H”, Heneral Luna es el título de la reciente película de Jerrold Tarog que ha causado revuelo en este archipiélago del sureste asiático tan cercano a nosotros y a la vez tan ignorado. Si no hubiera aparecido Manny Pacquiao en estos últimos años, Filipinas nos seria aún más lejana y remota.
La película es una ficción inspirada en la historia del General Antonio Luna, héroe de la independencia frustrada de Filipinas. Ésta se ha convertido en tema obligado de conversación y así fue recientemente cuando conversé con Francisco Sionil José, que está cerca de cumplir sus 91 años, escritor filipino de lengua inglesa que durante lustros ha estado en la lista de los candidatos al premio Nobel de literatura.
Lo primero que me pregunta es si ya vi la película sobre Antonio Luna y qué me pareció, le respondo, ¿y usted qué piensa de ella? y el afirma, “me gusta porque está logrando que los jóvenes se interesen por la historia del país y eso no sucedía hace mucho, es un buen signo, sobre todo que sea con Luna, un hombre valiente, honesto, que sacrificó su vida por la independencia frente a los norteamericanos”. Y agrega “Sin memoria no hay Nación” y advierte que lo más importante del filme es señalar, que los verdaderos enemigos de nuestro país somos nosotros los filipinos, divididos, egocéntricos.
Le digo a Sionil, que no hay nada nuevo bajo el sol que su historia se me hace familiar. Y ambos coincidimos que la película es más importante por lo que está provocando que por ella misma como realización cinematográfica. Sin duda desde esa perspectiva marca un punto y aparte en la tradición cinéfila filipina.
La película Heneral Luna ha sido elegida para ser candidata a los Óscares en la categoría a mejor película extranjera en este 2015; comentamos también que debían subtitularla en español y permitir así que el público cinematográfico latinoamericano la aprecie, descubriendo sin duda la textura de la historia, los paisajes, su humor y tragedia que parecieran provenir de México, Colombia, Ecuador, Perú, Nicaragua, en fin de ese territorio histórico compartido cuya herencia colonial aún se percibe y evidencía las raíces que nos vinculan y que diferencían a Filipinas del resto de sus vecinos asiáticos.
Le digo a Sionil que es una pena que sus novelas, su trabajo literario, no se conozca en México, si bien en España se han traducido las 5 novelas de las saga de los Rosales que narra de alguna manera la historia de Filipinas, el tránsito de lo rural a lo urbano, la presencia del poder político como un embudo que muchas veces destruye los mejores sueños, las divisiones de las clases sociales, el papel represor de algunos miembros de la iglesia y la búsqueda permanente por hacer valer la dignidad del ser humano, de su particularidad, su tierra, tradiciones, esperanzas.
Estoy cierto que su trabajo literario encontraría muchos lectores en México y otros países de América Latina. Para Sionil, México es una nación que no ha dejado de admirar, y su figura histórica preferida es Zapata (la similitud con su creación literaria fue su imán) incluso hizo un viaje en los años setenta para conocer los sitios donde vivió el revolucionario mexicano. Admira, y no es el único, lo que él llama el orgullo de los mexicanos por lo suyo, que a nosotros nos falta, afirma. Además dice, ustedes han sabido lidiar y resistir expresando sus diferencias culturales frente a los Estados Unidos, y subraya algo muy importante, el hecho de que México logro construir un estado laico.
Cuando escucho sus palabras, no niego que se me estruja un poco el corazón, y sólo callo, callo para mis adentros y pienso en lo que dice: en los paisajes físicos y humanos de sus libros, en las escenas de la película del Heneral Luna, en su frescura más allá de toda crítica; y tal vez sea esto último lo que aprecio y respeto más, en Sionil a sus casi 91 años, y en la obra fílmica del el Heneral luna, la frescura, que en México hemos perdido.
En eso nos pueden ayudar las obras de Sionil y la película de Jerrold Tarog a recuperar una mirada que nos hace mucha falta a todos. Del orgullo bien entendido que Sionil y otros admiran de los mexicanos desde lejos, nos hemos convertido en unos mamones, una palabra muy ingrata.
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