Cuando todo va mal

19/09/2015 - 12:00 am

Cuando todo va mal en la cocina hasta el agua se quema. Aunque parezca increíble la actuación del gobierno de Peña en el caso de los turistas mexicanos atacados y asesinados por el ejército egipcio resultó fatal. Quizá tuvo que ver con la falta de experiencia de la recién estrenada secretaría, que dejó claro que de verdad no tenía idea a qué se estaba metiendo, pero el soporte de la cancillería y el gobierno mexicano debió haber bastado, pero no fue así.

Las pifias comenzaron con la información. El Embajador mexicano en El Cairo, Jorge Álvarez Fuentes, fue incapaz de confirmar la información que circulaba ya en medios egipcios y mexicanos. El mismo lunes en la mañana en radio Metrópoli Jaime García Elías (1150 de AM en Guadalajara) entrevistó a Gabriela Bejarano, hermana de Rafael, quién dijo que se había comunicado con el operador turístico de Egipto y que eran ocho las personas muertas. El gobierno mexicano cayó en el juego del ejército egipcio y tardó 48 horas en confirmar lo que todo el mundo sabía y el Ejército agresor quería encubrir.

 El segundo gol lo metió el ministro de Asuntos es Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, quién dijo que México entendía bien este tipo de tragedias, pues en la guerra contra el narco, como en la de ellos contra el terrorismo, siempre había daños colaterales. Esa simple declaración puso al gobierno mexicano contra las cuerdas y a la defensiva; el gobierno se vio obligado a dar explicaciones en lugar de pedirlas. Tanto la Secretaria de Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, como el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, tuvieron que explicar las diferencias y los matices de una y otra guerra y se olvidaron de exigir lo que debían exigir.

Para terminar una pésima actuación en la semana, de todas las exigencias posibles solo se les ocurrió pedir «una investigación a fondo» (menos mal que no pidieron una superficial) algo que, ellos lo saben, no significa absolutamente nada. Si en México la formula la investigación a fondo equivale a decir “no me importa” a nivel internacional y en lenguaje diplomático es hacer como que no pasó.

Cuando las cosas van mal todo sale mal. El gobierno de Peña no podrían salirle peor. Las inercia negativa y la falta de credibilidad ha llegado a tal punto que hasta las recetas sencillas, como el calentar agua, se les quema. Las víctimas, es cierto, no se merecían esto, pero lo realmente preocupante es el nivel de inoperatividad a la que ha llegado el gobierno de Peña Nieto.

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