En solidaridad con Alejandro Vera Jiménez,
Rector  de la Universidad Autónoma del Estado Morelos.

Tienen ojos y no ven, tienen oídos y no oyen, el púlpito donde escuchamos estas palabras evangélicas está a ras de la calle, y se refieren no sólo a un gobierno especifico sino a la fragmentación política que vivimos los ciudadanos.

Las dificultades por las que atraviesa el país, empezando por la violencia e inseguridad acompañadas por la impunidad, están señaladas hasta el cansancio, pero, ¿cómo se pueden resolver? Es una pregunta que hasta ahora no encuentra respuesta.

La lucha por el poder con los mecanismos oxidados de una democracia desvirtuada se repiten una y otra vez en procesos electorales que sirven cada vez menos para dar un poco de oxígeno a la necesaria y urgente representación ciudadana. La lógica de ello impide que los propios partidos políticos no aquilaten la condición que vive la república. ¿Tienen realmente los partidos capacidad de representar a los ciudadanos? ¿Cuál tendría que ser su papel en circunstancias como las del presente inmediato que obligan a una reingeniería radical de un sistema político confundido y costoso que pende de un estado resquebrajado y en mutación? ¿El surgimiento de las candidaturas independientes puede ser uno de los caminos a seguir para rehacer la relación entre sociedad y gobiernos? ¿La simbiosis del crimen y la política que debilita las instituciones como puede modificarse si se ha extendido a casi todos los ámbitos del quehacer político y económico del país afectando la misma cultura de la convivencia cotidiana de millones?

¿Cómo se construye un lenguaje común que permite articular los movimientos ciudadanos interregionales e interclasistas para generar la fuerza social capaz de replantear el rumbo de la nación y no aspire la misma a convertirse en un partido más, sino en generar la energía cultural suficiente para cambiar las reglas políticas que han erosionado hasta la propia imaginación de los ciudadanos?

El compás de estas preguntas puede ser muy amplio, no obstante el ejercicio es necesario ante la vorágine de información y el ruido de la desarticulación que es cada vez más intenso.

Tomás Calvillo Unna

https://dev.sinembargo.mx/author/tomascalvillo/

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