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Tomás Calvillo Unna

02/09/2015 - 12:01 am

El espejo de Trump

México se ha convertido en una tumba para el centroamericano que paga un precio muy alto por alcanzar el sueño norteamericano al exponerse a autoridades corruptas y al crimen organizado. Solalinde

México se ha convertido en una tumba para el centroamericano

que paga un precio muy alto por alcanzar el sueño norteamericano

al exponerse a autoridades corruptas y al crimen organizado.

Solalinde

La aparición de Trump en el escenario electoral de los Estados Unidos, más que una amenaza es un termómetro que sirve para medir las fobias, y la atmósfera de la cultura política de amplios sectores de la sociedad norteamericana. Ante la incertidumbre contemporánea que cada vez es mayor no sólo por razones económicas, sino por la inserción mundial en el tiempo veloz y precipitado de las tecnologías y sus consecuencias en la psique y en los lazos sociales y culturales tradicionales; la emergencia de la figura de Trump responde a una de las más comunes maneras de exorcizar los miedos y encontrar la vía para extinguirlos.

Trump sabe bien de la ola anti migrante que recorre gran parte de las sociedades contemporáneas y sólo ha tenido que hacer algunas declaraciones alimentadas de un recurrente racismo, señalando a la frontera sur y a los que califica de ilegales mexicanos como una amenaza para la seguridad de los estadounidenses y sus familias.

Sus insultos en su agresiva campaña son posibles porque su propia riqueza le permite financiar en parte su aventura política. En el fondo los resortes del miedo, cada vez más utilizados por todos los bandos y bandas políticas se convierten en el motor de campañas públicas para acceder a los poderes de la representación democrática tan erosionada en nuestros días. En ese camino elegido Trump se verá obligado a radicalizar aún más sus opiniones buscando ahondar en la paranoia colectiva que muchos medios y redes alimentan sobre los peligros que acechan a los norteamericanos cargados de símbolos apocalípticos.

Serán los latinos, sus organizaciones civiles y políticas los que se enfrentaran a su verborrea amenazante, así como los demócratas y la ala moderada de los republicanos que tendrán que encontrar respuestas al desafío extremista del hombre de los rascacielos, que juega con el fuego de sus declaraciones insultando a la misma inteligencia de su país.

El muro de la ignominia que propone como vestigio de la Guerra Fría que el presidente Obama simbólicamente dio por terminada al restablecer relaciones diplomáticas con Cuba; es la provocación de quienes conciben el mundo con los calificativos de exclusivo y VIP, un autismo ideológico.

En las próximas semanas se sabrá si su propaganda anti migrante se consolida o sólo logra demarcar y condicionar un tema fundamental que ha venido arrastrando el gobierno norteamericano sin encontrarle la cuadratura al círculo.

Ante esa postura el desafío en lo inmediato para los latinos y particularmente para los mexicanos y en especial para la clase política de nuestro país, es que la lucha política frente a las posturas de Trump, parte de profundas debilidades y contradicciones.

Donald Trump podría con cruel ironía afirmar que él no ha hablado de desaparecer a miles de seres humanos, ni de vejarlos o usarlos como soldados del crimen, no ha planteado abrir fosas comunes para enterrarlos y borrar incluso sus huellas y nombres. No ha usado la amenaza, el chantaje, la protección de todo tipo de autoridades para esclavizarlos, cobrarles cuotas y luego abandonarlos en tierra de la violencia. No les ha dado la espalda a madres, hermanos, y familiares de esos migrantes que de la noche a la mañana ya no están.

No ha contado con el respaldo de Congresos, gobiernos y partidos políticos para acallar o ignorar esa realidad cotidiana que expresa el estado de salud de una República. No ha fomentado redes de tráfico de personas que cuentan con la complicidad de autoridades y sectores que se benefician de la explotación de los migrantes. El espejo de Trump como aquellos que había en el castillo de Chapultepec, puede ayudar a reconocer las monstruosidades y el horror que viven miles de migrantes en nuestro país y advertir de la deuda de humanidad que en México, crece exponencialmente.

en Sinembargo al Aire

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