Horrible metáfora de la realidad mexicana fue el partido de México contra Panama. En 120 indignantes minutos y sus posteriores declaraciones vimos desfilar todas las cosas que odiamos en este país: desde la corrupción más descarada de un árbitro, que es desde ya candidato a una investigación, hasta el “haiga sido como haiga sido” aplicado al futbol. Pero lo peor es la frase del entrenador nacional: “Si se equivocan a favor, aprovechas”, que sintetiza perfectamente el México del gandalla, el que pide justicia para si pero es incapaz de brindarla para otro.
La selección de ayer fue la imagen perfecta del país que somos, con un ideal futuro basado en la repetición de un discurso publicitario, falto de ideas, incapaz de hacer un jugada distinta, repitiendo una y otra vez la misma receta fracasada, sea por izquierda o por derecha.
¿Debió haber fallado intencionalmente Andrés Guardado el penal? Sí. Aunque los jugadores y el entrenador digan que ellos no tienen la culpa de lo que haya marcado el árbitro y suponiendo que es verdad que no hubo dinero de por medio, justamente para dejar claro que México no tenía que ver con eso el entrenador debió haber mandado la señal de que se fallara intencionalmente. No sería la primera vez: Cesc Fabregas falló intencionalmente un penal que marcaron por una falta que no le cometieron en un partido contra el Salvador. En México en un juego sub 20 en Pachuca contra Estudiantes el entrenador de este último equipo, Mauricio Gallaga mandó que se fallara un penal que se había originado en una actitud antifutbolística de uno de sus jugadores. El crack alemán Miroslav Klose le pidió al árbitro que anulara un gol que él mismo había metido con la mano. Es decir, no hubiera sido inédito ni extraño, ni siquiera ajeno al futbol mexicano; hubiera sido simplemente lo correcto.
El “Momento Mexicano” de hoy nada tiene que ver con aquel de noviembre de 2012 en que The Economist hablaba del país que resurgía con la esperanza de un gobierno priista eficiente y echado para adelante. El “Momento Mexicano” de hoy es el de una imagen internacional deteriorada por abusos de poder, violación de derechos humanos y escándalos de corrupción que van desde la Casa Blanca hasta la fuga de “El Chapo”, pasando por la licitación fallida del tren México-Querétaro y los escándalos de OHL. Justo en este momento en que la marca México está tan golpeada por la corrupción la forma en que ganó la selección no hace sin abonar a esta percepción y lo peor, asociado con el organismo más señalado por corrupción en el mundo, la FIFA.
Yo sigo convencido que la mayoría de las mexicanos no somos corruptos ni gandallas; no pensamos que la tomar lo que no es nuestro sea cultural como dijo Peña Nieto, ni aplaudimos el “haiga sido como haiga sido” de Felipe Calderón. Por eso, porque tenemos dignidad, porque si nos importa el cómo se gana, sea dinero, un partido o una elección, y porque la selección no es México sino sólo un representación de su cara más corrupta, este domingo #TodosConJamaica.