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Jorge Zepeda Patterson

19/07/2015 - 12:00 am

Son atascados, pues

Pregunta: las empresas petroleras desairaron a la reforma energética de Peña Nieto por a) los precios actuales del petróleo no son un incentivo para invertir; b) las bases para la licitación no eran realistas y exigían demasiado; c) existían arreglos por debajo del agua para sacar provecho a las licitaciones. Veamos. La verdadera tragedia para […]

Pregunta: las empresas petroleras desairaron a la reforma energética de Peña Nieto por a) los precios actuales del petróleo no son un incentivo para invertir; b) las bases para la licitación no eran realistas y exigían demasiado; c) existían arreglos por debajo del agua para sacar provecho a las licitaciones. Veamos.

La verdadera tragedia para el gobierno de Peña Nieto no ocurrió el sábado que se fugó «El Chapo», sino cinco días más tarde cuando las empresas petroleras de todo el mundo le dieron la espalda a su reforma energética. Lo del capo sinaloense fue un golpe de imagen chusco y vergonzoso, pero de escasas consecuencias prácticas; el menosprecio de las petroleras, en cambio, es un misil a la zona de botes de salvavidas en momentos en el que el gobierno de Peña Nieto comienza a naufragar.

¿Por qué? Porque la reforma energética era, en efecto, la tabla de salvación a la que se aferraba el Presidente. El as en la manga con el que taparía las bocas de los incrédulos. Lo que sucedió fue dramático. Se esperaban 18 mil millones de dólares de inversión en respuesta a la primera licitación de 14 bloques territoriales ofrecidos para su explotación a empresas privadas, pero sólo se colocaron el equivalente a poco más de mil millones. Como se sabe, el concurso de 12 de los 14 bloques quedó desierto por falta de interesados o por haberse recibido ofertas por debajo de los esperado.

Las consecuencias son devastadoras en lo político y en lo económico. En lo político porque confirma el fracaso de las reformas de Enrique Peña Nieto. No está funcionando la reforma educativa, la energética va por el mismo camino y de la de justicia mejor ni hablamos. Y en lo económico, porque está claro que no habrá en el corto plazo la cacareada inversión petrolera del exterior capaz de dinamizar a la alicaída industria nacional. No se ve por dónde llegarán las tasas de crecimiento de 5 o 6 % anual prometidas por el Presidente y, todo indica, estaremos creciendo a promedios de 2%, es decir, a la mitad del ritmo con el que cerró el sexenio de Calderón.

Pero las malas noticias no terminan aquí. Los especialistas comienzan a especular sobre las razones de tan pobre resultado en las licitaciones. Y ciertamente hay material para la sospecha. Resulta que la empresa ganadora de los únicos dos sectores otorgados es una compañía mexicana originalmente fundada hace unos meses con la participación de  Jerónimo Gerard Rivero, cuñado de Carlos Salinas de Gortari. Sierra Oil & Gas, reconvertida en un consorcio con otras dos empresas posteriormente, afirma que Gerard Rivera dejó la presidencia de la compañía hace unas semanas y que un fondo internacional tomó el control de la misma, pero es un hecho que la licitación fue preparada desde hace meses.

Por otro lado, los expertos revelan que los dos sectores otorgados a este consorcio eran aparentemente los menos atractivos para la inversión si se partía de la información técnica ofrecida por el gobierno a los interesados. Es decir, los que ofrecían perspectivas más grises.

Y como la burra no era arisca, los palos la hicieron, tendríamos que preguntarnos si no estamos, otra vez, frente a una licitación dirigida. ¿Tenía Sierra Oil & Gas información privilegiada de la que carecían el resto de los interesados sobre lo que realmente existe en esos dos bloques? A la luz de lo que ha sucedido con los contratos de carreteras a favor de OHL o la cancelación por irregularidades en el concurso del tren México-Querétaro que construirían los chinos, valdría la pena examinar lo que hay detrás de este proceso. Creyendo que los catorce sectores se iban a colocar en el mercado, alguien pudo pensar que sería buen negocio enriquecerse a mansalva con dos de ellos. Digo, son apenas dos de catorce, ¿no? Nadie podía anticipar que sólo se colocarían esos dos y que, en consecuencia, quedarían exhibidos.

Ciertamente lo que acaba de suceder es apenas la primer ronda de licitaciones, habrá otras en los próximos meses. El problema es que si las grandes empresas petroleras barruntan que hay gato encerrado en estos concursos, la apertura habrá nacido muerta.

Se me dirá que hay tanto en juego con esta reforma energética que ni siquiera los priistas se atreverían a medrar con ella y ponerla en riesgo. Pero yo no puedo dejar de pensar en la fábula del alacrán y el sapo. “¿Cómo has podido picarme a la mitad del río?”, dijo el sapo que llevaba en la espalda al alacrán, “ahora moriremos los dos”. “No he podido evitarlo”, respondió el alacrán, “es mi naturaleza”. Tampoco puedo dejar de pensar en las privatizaciones de Salinas de Gortari que convirtieron a Carlos Slim en el hombre más rico del mundo, o casi.

Son atascados, pues, es su naturaleza. Aunque eso los lleve a ahogarse.

@jorgezepedap

www.jorgezepeda.net

Jorge Zepeda Patterson
Es periodista y escritor.
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