Francisco Ortiz Pinchetti
10/07/2015 - 12:00 am
Vamos a contar mentiras, tralará
Conmueve la inocencia de nuestros políticos, de todos los niveles y de todos los colores. Son como niños, tiernos. Y les gusta jugar. Una de las diversiones muy en boga entre ellos es el viejo juego de contar mentiras. Sólo que ahora lo hacen con una candidez conmovedora, al grado de provocar llanto. ¿Se acuerdan […]
Conmueve la inocencia de nuestros políticos, de todos los niveles y de todos los colores. Son como niños, tiernos. Y les gusta jugar. Una de las diversiones muy en boga entre ellos es el viejo juego de contar mentiras. Sólo que ahora lo hacen con una candidez conmovedora, al grado de provocar llanto. ¿Se acuerdan del estribillo? Ahora que vamos despacio/ vamos a contar mentiras, tralará, vamos a contar mentiras.
Y todos le entran, cada quién con su ingeniosa aportación, como debe ocurrir en el juego original. Se trata de contar la mejor mentira, la más elocuente y descarada, suponiendo por supuesto que los espectadores de la contienda –es decir, el pueblo de México— son capaces de tragarse las más grandes falsedades. Por ejemplo, para referirnos sólo a partidas recientes, el presidente Enrique Peña Nieto abrió el juego hace un par de días con una mentira colosal. «Incluso los más escépticos, los más críticos, reconocen que hay índices de una mejor seguridad (en el país), que la tasa de homicidios dolosos vinculados al crimen organizado o no vinculados ha disminuido; que las extorsiones han disminuido, esto en relación a lo que teníamos apenas dos años; que los robos con violencia han disminuido; que el secuestro está disminuyendo», dijo.
Por el mar corren las liebres/ por el monte las sardinas, tralará, por el monte las sardinas.
En su turno, el secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade Martínez, aseguró que este año se podrían dar a conocer “información importante” respecto a las investigaciones de las propiedades de la esposa de Enrique Peña, Angélica Rivera, la famosa Casa Blanca, y el presunto conflicto de interés con grupo Higa. Cinco meses después de su nombramiento, dijo muy serio que las auditorias en investigaciones no tienen un calendario marcado para la entrega de los resultados (sic) y que “se están realizando diligencias bajo un riguroso cuidado a fin de obtener información confiable respecto a cada uno de los contratos otorgados tanto a la constructora, como en la propiedad de la esposa del presidente, ubicada en las Lomas de Chapultepec”.
Yo salí de un campamento/ con hambre de tres semanas, tralará, con hambre de tres semanas.
Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal, no quiso quedarse atrás. Y aseguró muy girito que no tiene nada en contra del ex mandatario capitalino, Marcelo Ebrard Casaubón, su antecesor, por el tema de las fallas en la línea 12 del Sistema de Transporte colectivo (STC) Metro. Aseguró que no existe ninguna orden de aprehensión en contra de su antecesor y dijo: “Las investigaciones van siguiendo sus tiempos en las instancias administrativas. Habrá que respetar el debido proceso y seguir todas y cada una de las causes”. Todavía ganó puntos al agregar que “el asunto tiene varias líneas y tras las tres primeras detenciones”, por lo que “es necesario garantizar el debido proceso”.
Me encontré con un ciruelo/ cargadito de manzanas, tralará, cargadito de manzanas.
El que de plano se voló la barda –no en vano es consumado pelotero— fue el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, que en su turno al bat (perdón, en el juego de las mentiras), pregona en un spot transmitido a través de radio y televisión que su partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), resultó triunfador en las elecciones del pasado 7 de junio. “Ganamos”, asegura el peje pese a estar cierto –se supone— de que su votación apenas alcanzó el ocho por ciento del total nacional y de que obtuvo únicamente 14 diputaciones federales, once de las cuales corresponden a distritos de la capital del país. “Vamos bien”, presume muy orondo.
Empecé a tirarle piedras/ y caían avellanas, tralará, y caían avellanas.
Otro que salió bueno para eso de contar mentiras es el diputado panista Ricardo Anaya Cortés, precandidato a la dirigencia nacional de su partido, que asegura no tener dueño ni obedecer línea alguna, cuando todo el PAN sabe que es el delfín, promotor y protegido del presidente saliente, Gustavo Madero Muñoz, otro mentiroso de siete suelas. Según Anaya Cortés, los diputados como él deben reconocer que “los ciudadanos son nuestros jefes, que ellos con sus impuestos pagan cada mes nuestro sueldo y que nosotros somos sus empleados, que estamos para resolver sus problemas, para servir y no para servirnos del poder”.
Con el ruido de las nueces/ salió el amo del peral, tralará, salió el amo del peral.
Desde fuera del tablero, Humberto Moreira Valdés levanta la mano para participar en el juego. El ex gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI ha sido acusado por autoridades estadunidenses de robo de recursos públicos y lavado de dinero, cosa que él rechazó tajante en una carta difundida por las redes sociales. “No ha existido ni existe acusación formal del gobierno de los Estados Unidos en mi contra por delito alguno; sólo obran en el expediente las declaraciones de aquellos reos que dirían cualquier cosa con tal de obtener su libertad o algún beneficio en su condena». Y agregó, de remate: «estoy tranquilo, sereno en la confianza, dedicado a mi tesis doctoral y arropado por mi gente».
Chiquillo no tires piedras/ que no es mío el melonar, tralará, que no es mío el melonar.
Por supuesto, hay muchos más ejemplos recientes. Todos los días podemos encontrarlos en los medios impresos y electrónicos, ahora también en las redes sociales. El juego sigue y sigue, porque no tiene final. Eso es lo que más le gusta a nuestros políticos: finalmente no pasa nada, nadie los desmiente ni tienen que pagar por sus más descabelladas falsedades. Por eso las sueltan con total desparpajo y a menudo se divierten al ver como son tomadas en serio por algunos medios que por inocencia o por lisonja –sobre todo por lisonja— las magnifican y difunden como si fueran verdades. Algunos son verdaderos maestros de este divertimento. Otros, apenas unos aprendices. Y todos juegan. ¡Vamos a contar mentiras, tralará! Válgame.
DE LA LIBRE-TA
Y a propósito de mentiras, Tanya Müller, secretaria del Medio Ambiente capitalina, es una de las más entusiastas jugadoras. Aunque casi siempre pierde. Por ejemplo, después de asegurar que de los 855 árboles que el GDF pretendía derribar en el camellón de Río Mixcoac para dar paso a un túnel vial, el 74 por ciento están enfermos o con plagas, se supo por los diagnósticos oficiales revelados en SinEmbargo que sólo 73 ejemplares se encuentran en malas condiciones. Ahora que Mancera está revisando su gabinete, debería considerar la baja de Müller por ser tan mala competidora y haberlo metido en semejante lío. Sus errores ya obligaron por lo pronto a que la Secretaría de Obras ofrezca, ante la creciente inconformidad vecinal, una reducción del 30 por ciento en el número de talas. Inocentes: Por supuesto que los activistas ya preparan nuevas medidas de resistencia para que, ante una nueva configuración política en la ALDF, se cancele el proyecto o cuando menos salvados los árboles, de entre los que hay 398 fresnos que no pueden ser derribados según la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico y Arquitectónico del DF, además de 178 ejemplares del ciprés mexicano, sujetos a protección especial por la norma federal NOM-059-SEMARNAT-2010.
Twitter @fopinchetti
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