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Adela Navarro Bello

08/07/2015 - 12:01 am

La seguridad imaginaria del gobierno federal

Bueno, la reciente información compartida por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, sobre los resultados de la encuesta nacional de seguridad pública urbana, confirma que la retórica del Gobierno Federal para minimizar la inseguridad que se vive en México, efectivamente, no funciona. Ni el México en Paz de Enrique Peña Nieto, ni el México […]

Bueno, la reciente información compartida por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, sobre los resultados de la encuesta nacional de seguridad pública urbana, confirma que la retórica del Gobierno Federal para minimizar la inseguridad que se vive en México, efectivamente, no funciona.

Ni el México en Paz de Enrique Peña Nieto, ni el México que no está en llamas de Miguel Osorio Chong, ni el silencio y la ausencia de la Procuradora Arely Gómez, ni las “espontáneas” conferencias de Monte Alejandro Rubido para informar que todo está bajo control, han tenido el efecto deseado por los gobernantes: hacer creer que en el País la inseguridad va a la baja.

No es fácil, pues, convencer con cifras manipuladas y discursos optimistas a los mexicanos, que el panorama que vemos en las calles, de robos, asaltos, balaceras, ejecutados, colgados, secuestrados, no está sucediendo. La inseguridad prevalece allende los discursos y la desinformación gubernamental.

Los mexicanos en su mayoría, un 69 por ciento, consideran que vivir en su ciudad es inseguro. Vaya, prácticamente dos terceras partes de la sociedad no percibe la seguridad que pregonan en el Gobierno de Peña. En congruencia, solamente un 15 por ciento de los mexicanos se atreve a pensar que esta situación de inseguridad mejorará en el siguiente año. Esperanza pues no hay.

Y es que cómo la habría si aparte de ser testigos y observadores callados de la violencia a nuestro alrededor, los mexicanos somos también espectadores de una pobre procuración de justicia y una paupérrima administración de la misma. Ahí está el caso de Rubén Oseguera González “El Menchito”, quien fue detenido el 23 de junio presuntamente por Policías Federales que participan en el “Operativo Jalisco” cuando circulaba en un vehículo en el cual el señalado narcotraficante del Cártel Jalisco Nueva Generación, traía armas de uso exclusivo del Ejército y las Fuerzas Armadas. Bueno el propio Rubido informó de ello y aseguró que por lo menos una de las armas traía grabadas las iniciales de este junior, uno de los narcotraficantes más buscados del País.

Corrigiendo a tiempo, la misma Policía Federal detuvo a Oseguera cuando le decretaron el auto de libertad, pero por otros delitos. Su destino aun y considerando a las actuales autoridades, es incierto.

Entonces a la impunidad que tienen los criminales para no ser capturados, salvar juicios y delinquir en las calles de México, se suma la incapacidad del Ministerio Público para probar las condiciones de la detención que se supone hicieron los Policías Federales –del criterio de la Juez, bueno… luego hablamos de los jueces-.

En estas condiciones, los mexicanos a veces no tenemos adónde hacernos. Con mafiosos empoderados, policías corruptas, Ministerios Públicos deficientes, y Procuradoras que no procuran. De ahí que a la pregunta de, se siente seguro, la respuesta sea la lógica en un País con unas autoridades como las de México.

En la misma encuesta del INEGI, los mexicanos señalaron las tres conductas antisociales o delictivas a las que se enfrentan con mayor frecuencia: Consumo de alcohol en calles, 71.2 por ciento; robos o asaltos, 65.3 por ciento, vandalismo 58.5 por ciento.

¿Y cómo se cuidan los mexicanos ante la incapacidad del Estado? Cambian sus costumbres, de acuerdo a la encuesta de INEGI:

“En junio de 2015, el 64.2% de la población de 18 años y más que reside en las ciudades objeto de estudio manifestó que en los últimos tres meses, por temor a sufrir algún delito, modificó sus hábitos respecto a “llevar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito”; mientras que 62% señaló que modificó sus hábitos respecto a “permitir que salgan de su vivienda sus hijos menores”; 49.6% cambió rutinas en cuanto a “dejar de caminar por los alrededores de su vivienda después de las ocho de la noche” y 28.7% cambió rutinas relativas a “visitar parientes o amigos”.

Ahora sí que cuídese como pueda y con los medios a la mano.

A unos meses que el Presidente Enrique Peña Nieto llegue a su tercer informe de Gobierno –o lo que debería ser el informe a la Nación- la realidad plasmada por los mexicanos en los resultados de la encuesta del INEGI, es que la percepción de inseguridad es peor a la que se tenía en diciembre de 2013 cuando tomó posesión, que su escenario más catastrófico fue en marzo de 2014 cuando el 70.2 por ciento de la población se sentía insegura, y que vaya, no hay confianza en que en el futuro inmediato la cosa cambie.

Y se confirma que minimizar el tema de la inseguridad que nos afecta a todos, le da grandes alas a la delincuencia y, por ende, al desarrollo de la violencia, acaso a menor información mayor impunidad. Ahí están los números que evidencian el falso discurso que como si ya se tratase de una insistencia patológica de la autoridad federal nos vulnera a todos.

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