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Arnoldo Cuellar

13/02/2015 - 12:00 am

Carlos Medina: la ética acaba donde empiezan los negocios

Hasta que recibió puntuales señalamientos públicos, no antes; tampoco de propia iniciativa, sino a consecuencia de requerimientos de los medios y de algunos de sus correligionarios, el exgobernador de Guanajuato Carlos Medina Plascencia, hoy candidato a sindico en el municipio de León, salió a hacer un control de daños y a explicar que, en efecto, […]

Hasta que recibió puntuales señalamientos públicos, no antes; tampoco de propia iniciativa, sino a consecuencia de requerimientos de los medios y de algunos de sus correligionarios, el exgobernador de Guanajuato Carlos Medina Plascencia, hoy candidato a sindico en el municipio de León, salió a hacer un control de daños y a explicar que, en efecto, ha tenido relaciones de carácter comercial con la empresa regiomontana Red Ambiental, propiedad del empresario Horacio Guerra Marroquín.

Tras de que se publicaran varias columnas, en diversos medios, aludiendo a ese hecho y tras una entrevista de banqueta en la que aceptó una relación de negocios y amistad con esa firma, Medina abundó en su cuenta de Twitter y trató de clarificar el tema.

El exgobernador se dice afortunado de “fijar la posición ante la distorsión de las declaraciones frente a medios”. Tras de hacerlo, subraya “no he sido socio de Red Ambiental”, el corporativo al que pertenece Red Recolector la empresa que ganó una sospechosa y cuestionada licitación convocada por la administración priista de León, que le otorgó la recolección de basura por 20 años, es decir las próximas seis administraciones municipales.

Si bien Medina aclara lo que no ha sido, no dice con claridad lo que sí ha sido. Desde luego, no se encuentra en posesión de acciones de la empresa, ni falta que le hace, pero si la ha representado en cabildeos ante presidentes municipales de diversas ciudades del país, todos ellos de filiación panista.

No vayamos muy lejos, Carlos Medina introdujo a Red Ambiental en el municipio de Irapuato cuando gobernaba el panista Jorge Estrada Palero y solo una confrontación personal y legal entre esa empresa y Pasa, también de Monterrey, impidió que se asignara el contrato al declararse desierta la licitación.

En un audio que circula en redes sociales desde hace años, Horacio Guerra Marroquín, dueño de Red Ambiental habla con su padre y le informa que hay golpes bajos de la competencia y regidores que se oponen a la firma de la concesión, no así el alcalde. El estilo de negocios es agresivo y se funda en las complicidades con los funcionarios encargados de otorgar las asignaciones.

En Irapuato el escándalo evitó que el método cuajara y la basura no fue concesionada, a diferencia de lo que ocurrió en León en 2014.

Carlos Medina representó a esta empresa en otros lugares del país. Su nombre apareció en medios durante procesos de concesión de basura en Mexicali y en municipios metropolitanos de Monterrey. Red Ambiental ha sido señalada por contribuir a las campañas electorales en los municipios donde logra obtener contratos, los cuales solían ser los más caros de las licitaciones donde participaba.

Hasta hace poco su clientela fundamental era panista, aunque en los últimos tiempos, como se vio en León, la empresa especializada en manejo de residuos se ha diversificado.

Esa forma de hacer negocios vinculando influencias políticas, dinero para campañas y concesiones con precios fuera de catálogo, agreguemos también la sospecha de sobornos o “moches”, es precisamente lo que está siendo fuertemente cuestionado en estos momentos en el país.

Carlos Medina puede afirmar que no es socio, que solo tiene “relaciones de negocios”, que ya las ha concluido y que no tendrá conflictos de interés, de la misma maneras que Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray pueden asegurar que cuando recibieron favores de la constructora Higa no eran funcionarios federales, que de entonces a la fecha están limpios y que no se volverán a rozar con esa empresa.

Sin embargo el tema es otro. La pregunta a responder es si estos políticos están de acuerdo en una forma de hacer negocios que requiere de su complicidad. Si consideran que es legítimo que un político en receso, pueda usar el capital de relaciones acumuladas para representar empresas y ganar comisiones por ello. Incluso, si están de acuerdo en que las empresas paguen los favores con respaldos económicos a campañas o con sobornos directos a funcionarios.

El punto es qué clase de país nos imaginamos, qué clase de gobierno podemos construir y qué clase de empresas nos llevaran a la competencia global. Carlos Medina impulsó una organización internacional para construir gobiernos confiables. Harían falta también políticos y empresarios “confiables”.

En esa línea, hasta ahora no se conoce un solo pronunciamiento de Carlos Medina Plascencia sobre la licitación de la basura en León por parte de la administración de Bárbara Botello. Es León, la ciudad que gobernó, en la que nació, creció, trabajó y formó una familia. Es la ciudad por la que abandonó la cómoda vida de deportista y empresario para ingresar a la rudeza de la política opositora. Es la ciudad a la que quiso mejorar, modernizar y eficientar y a la que hoy quiere regresar como parte de un gobierno que recupere la esencia panista.

No obstante  todo eso y el liderazgo moral que ostenta en su partido y como ciudadano, Carlos Medina se contuvo de opinar, y lo sigue haciendo, sobre una decisión de política pública que comprometió uno de los principales servicios públicos a cargo del municipio por dos décadas.

Las pregunta son: ¿Medina no ha opinado porque los concesionarios son sus amigos y sus clientes? ¿Qué clase de moral pública es esa? ¿Acaso Medina suspende su juicio crítico cuando hace negocios y lo recupera cuando regresa a los cargos públicos?

Nadie duda de que se puedan hacer negocios legítimos y también política de cara a la sociedad. El problema es cuando esos territorios se mezclan y ello ocurre en medio de la opacidad. Por ejemplo, ¿sería dable saber cuánto dinero ganó Medina en sus eventuales negocios con Horacio Guerra? El dato nos daría una idea del tamaño del compromiso y si es tan fácilmente renunciable.

Hace falta mucho más que unos tuits descoloridos y escritos con prisa (lo revelan los dedazos y las faltas de ortografía) para darle explicaciones a una sociedad que, ciertamente, considera a Carlos Medina un político con una reserva de valores hoy escasos en la vida pública del estado, pero que está muy lejos de otorgarle un cheque en blanco, como pasó hace casi 30 años.

Ojalá el Carlos Medina que regresa a la palestra política pueda estar a la altura de la imagen que conservan de él muchos de sus conciudadanos. Si lo hace le hará mucho bien a su ciudad. si, al contrario, se pierde en la anécdota y la vanidad, afectara no solo la etapa que viene, sino también lo que construyó en el pasado.

Ese es el riesgo de los matadores que no se saben retirar a tiempo.

Arnoldo Cuellar
Periodista, analista político. Reportero y columnista en medios escritos y electrónicos en Guanajuato y León desde 1981. Autor del blog Guanajuato Escenarios Políticos (arnoldocuellar.com).
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