Se está poniendo bueno en la capirucha mexicana. La disputa por el Distrito Federal en las elecciones del 7 junio próximo toma un cariz insólito y se perfila cada vez más claramente entre dos fuerzas que tuvieron un origen común: el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), flamante partido político que este año estrena su registro.

En juego están las 16 jefaturas delegacionales de la capital, las 40 curules de mayoría en la Asamblea Legislativa del DF (ALDF) y los 27 asientos federales en la Cámara de Diputados. Hoy, el PRD tiene mantiene una hegemonía prácticamente absoluta. Gobierna 14 de las 16 delegaciones y detenta 34 de las 40 diputaciones locales y 21 de las 27 diputaciones federales de mayoría; pero mientras las tribus perredistas se entregan a la rebatiña por las candidaturas para los comicios de 2015, el partido de Andrés Manuel López Obrador –a la luz de la encuesta realizada por el diario Reforma, publicada hace unos días— irrumpe de manera espectacular en el escenario electoral de capitalino.

Resulta que Morena, a sólo cinco meses de su nacimiento oficial, aparece ya en el primer lugar de las preferencias electorales de los capitalinos en cuanto a la elección de diputados locales, con el 26 por ciento, frente al 22 por ciento del PRD. El PRI ocupa el tercer lugar, con el 18 por ciento y el PAN es relegado al cuarto sitio, con sólo el 14 por ciento. De no creerse.

En cuanto a la elección de jefaturas delegacionales, Morena está en el segundo sitio, con el 22 por ciento, apenas siete puntos abajo del PRD (29 por ciento).  Lo más significativo de la muestra es que hace apenas cinco meses la diferencia entre ambos partidos era de 18 puntos. Por su parte, el PRI y el PAN se ubican en el tercero y cuarto lugares, con el 15 y 12 por ciento de las preferencias, respectivamente.

Y en la contienda para diputados federales en el DF, el estudio revela que el PRD y Morena están en un empate técnico, ya que el sol azteca obtiene el 24 por ciento de la intención de voto, sólo un punto más que Morena, que registra 23 por ciento. PRI y PAN aparecen empatados, con el 15 por ciento de las preferencias cada uno.

Así las cosas, de entrada parece más que favorable la posición de los lopezobradoristas; pero su gran ventaja es que a diferencia de lo que ocurre precisamente en estos días al interior del PRD, donde se dan hasta con la cubeta por quedarse con las candidaturas, en el mundo de AMLO todo es armonía: el líder incuestionado es quien decide las nominaciones, que son acatadas sin más. No hacen falta ni negociaciones complicadas, ni concertaciones ni asambleas embravecidas. En el cuartel de la colonia Roma la ley es simple: “Ya lo dijo Andrés”. Y el tabasqueño tiene plena libertad para ejecutar su plan sin ningún tipo de estorbos o innecesarias prácticas democráticas. Esa es su arma secreta.

Acaba en esa forma de designar vía dedazo vil  al que fuera gobernador priista de Zacatecas, Ricardo Monreal Ávila, como candidato a la jefatura delegacional de Cuauhtémoc, la más “jugosa” demarcación en manos hoy del PRD. El actual diputado federal se suma a los ya designados José Agustín Ortiz Pinchetti (mi querido hermano mayor, por cierto) para Miguel Hidalgo y  Clara Brugada, para Iztapalapa, al más grande bastión perredista de todo el país en número de votos. El ex panista Jesús González Schmal, que había sido considerado para la candidatura de Morena a la delegación Benito Juárez, ahora se menciona como opción para Cuajimalpa (actualmente, la única demarcación capitalina en manos del PRI), lo que podría ser preludio de una nueva sorpresa: hace poco, Leticia Varela, candidata del PRD a la jefatura delegacional de Benito Juárez en 2012 (que estuvo a un tris de ganar) confirmó que fue invitada de manera personal por el mismísimo Peje a participar ahora como abanderada de Morena por la demarcación devastada por el panista Jorge Romero Herrera. Y la actual directora general de Prevención del Delito del gobierno del DF dice que… la está pensando.

La incorporación del senador Mario Delgado a las filas de Morena, luego de renunciar de manera pública y crítica al PRD (“la ruta que ha tomado este partido está alejada de las demandas sociales”, dijo sin más al formalizar su dimisión) es otro movimiento calculado del Peje, parte de su estrategia a largo plazo. En los próximos días habrá de sorprendernos con otras jugadas. Ya se especula de un eventual acercamiento del hoy devaluado Marcelo Ebrard, de cuyo grupo político forma parte el propio Delgado, que fuera su secretario de Finanzas en el GDF. ¿Y Manuel Camacho? Lo que está más que claro es la determinación de López Obrador de hacer de su bastión histórico del DF la plataforma de su lanzamiento hacia la contienda presidencial de 2018, cuando por tercera ocasión buscará llegar a Palacio Nacional. Cada victoria electoral en la capital será un valioso bloque de granito en la edificación de ese proyecto político. No puede descartarse una debacle histórica del PRD en la entidad que ha gobernado durante 15 años, a pesar de los controles corporativos y la red de intereses que le da cohesión a ese partido. Por mientras, de lo que podemos estar seguros es de que en junio próximo el Peje les va a meter un susto mayúsculo a sus ex compañeros de causa y de partido. Válgame.

Twitter: @fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti

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Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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