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Ernesto Hernández Norzagaray

02/01/2015 - 12:00 am

Podemos y los desafíos del porvenir en España y México*

A finales de la segunda semana de enero de este año apareció un manifiesto político en Público, un diario digital de las izquierdas españolas, y la máxima de ese pronunciamiento era sin más: Mover fichas, convertir la indignación en cambio político, lo firmaban 30 intelectuales y sindicalistas que asumían esa grandísima responsabilidad. Todo ello sucedía […]

A finales de la segunda semana de enero de este año apareció un manifiesto político en Público, un diario digital de las izquierdas españolas, y la máxima de ese pronunciamiento era sin más: Mover fichas, convertir la indignación en cambio político, lo firmaban 30 intelectuales y sindicalistas que asumían esa grandísima responsabilidad.

Todo ello sucedía en medio de una sociedad profundamente irritada con las políticas sociales de la Unión Europea (UE) y no menos por la actuación del Partido Popular en la Presidencia del Gobierno y el opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que cuando fue gobierno aplicó las mismas políticas que dejaron sin esperanza a millones de españoles.

Esto provocó que como en el pasado decenas de miles hicieran maletas para ir a donde podían encontrar un empleo aun cuando fuera muy por debajo de su preparación y habilidades. Así, muchos de ellos, lo mismo están Londres, que en Berlín, Montreal o Quito…

Una franja de los viejos en cambio sufría y sufre los recortes en las pensiones y los desahucios estaban a la orden del día. La historia era muy triste. Abuelos que decidían tomar su vida junto con la de su pareja “para no causar más problemas a sus hijos” se volvía un acto rutinario, trágico, insolente. Cómo nunca el suicidio llegó a tener ese alcance con sus historias desoladoras que se apagan en las páginas de los diarios.

En tanto, no pocos españoles hartos, de distintas maneras exigían un cambio en las políticas que estaba destruyendo el Estado de Bienestar. La respuesta de los gobernantes al unísono era la misma: No se puede. Los compromisos de España con la UE hacia imposible cualquier desplazamiento para recomponer la situación que empeoraba cada día y fue entonces que apareció el incuestionable y definitivo: Podemos.

Registro y elecciones europeas

Los convocantes del manifiesto aprovechando una ley electoral más flexible que la mexicana, cuanto permite hacer un registro en la víspera de una elección y los tiempos de campaña son más cortos, el 11 de marzo de 2014 formalizaron el registro del partido  Podemos ante el Ministerio del Interior. Su objetivo inmediato era la participación en las elecciones europeas que se celebrarían en mayo pasado. La sorpresa fue grande cuando antes de ese triunfo convocaron y se adhirieron 50 000 personas firmando en la web de la nueva organización. Lo lograron en menos de 24 horas. Vino entonces su participación para integrar el Parlamento Europeo con representantes de los 27 países que constituyen la UE.

En esa primera participación electoral alcanzaron un millón 250 mil votos que representó casi el 8% de los sufragios emitidos y eso les reditúo 5 diputados de los 54 que corresponden a España en el Parlamento Europeo convirtiéndose en la cuarta fuerza política.

Más todavía, una encuesta realizada en julio pasado por el prestigiado Centro de  Investigaciones Sociológicas (CIS), daba una noticia sorprendente, la intención de voto iba a la alza de Podemos. Si las elecciones hubieran sido el día que se tomó la muestra, habrían superado al PSOE y quedaría a menos de un punto porcentual del gobernante PP. Lo que movía completamente el bipartidismo surgido de la reforma electoral de 1976 y que dificulta, como bien lo ha dicho Iván Llamazares de Izquierda Unida, un reparto más equilibrado del poder. En sintonía con aquel dicho que afirma, que quien hace la ley, hace la trampa.

¿De dónde salieron?

Su dirigente es Pablo Iglesias –homónimo de quien es considerado padre del socialismo español-, un profesor joven de ciencia política en la Universidad Complutense de Madrid, quien con una estética poco usual entre los políticos españoles, dados a la presencia impecable con ropa y accesorios caros, este se presenta con la sencillez de uno más de los barbados que se ven en la calle con coleta y cabellos atados bajo los hombros.

Su discurso es el de una nueva generación de políticos europeos formados en la izquierda anticapitalista, la que tiene un fuerte componente trotskista heredera de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) española, que hasta el día de hoy forma parte del Secretariado Unificado de la IV Internacional, pero estos nuevos políticos están despojados de la retórica revolucionaria y de sus mitos de cambio. Son parte de esta tradición pero no dejan de ser demócratas y por las mismas circunstancias son pragmáticos, diría un ex profesor de sus dirigentes, en una entrevista publicada por El País.

Esta corriente ideológicamente anticapitalista además ha sacado de las sombras a personajes sencillos, como el cartero francés Olivier Besancenot, quien fue candidato presidencial de la LCR francesa en 2007 o el estudiante de ingeniería civil, Alexis Tsipras de la coalición izquierdista griega Syriza quien hoy se desempeña como diputado y combate desde la tribuna legislativa las políticas de la UE.

Más aun, en España esta corriente tiene una estructura territorial abigarrada en ciudades y pueblos, que sorprende ante la idea de que este tipo formaciones son regularmente doctrinarias, testimoniales casi cofradías. Que no dan para mucho. Sin embargo, el malestar social es grande y grande el descrédito de las formaciones “con programas sensatos”, lo que ha hecho que el electorado desesperado busque alternativas “menos sensatas”, como diría un alto ejecutivo español de la Coca-Cola.

Desafíos

Podemos tendrá en 2015 tres grandes desafíos electorales: Uno, el 24 de mayo cuando se celebraran las elecciones municipales y algunas autonómicas; dos, las elecciones autonómicas que no hubieren ocurrido en mayo se celebrarían el 24 de septiembre y finalmente, el 20 de diciembre cuando se llevaran a cabo las elecciones generales para la renovación de los 128 senadores y los 350 diputados de donde saldrá el siguiente Presidente del Gobierno.

Las encuestas le siguen favoreciendo a Podemos, como lo comprueban dos encuestas realizadas en noviembre pasado: “La de Metroscopia del 2 de noviembre que dio a Podemos el 22,2 % de la intención directa de voto, comparado con el 13,1 % del PSOE y el 10,4% del PP, mientras que tres días después el barómetro del CIS le dio a la formación de Iglesias un 17,6 %, al PSOE un 14,3 % y al PP un 11,7 %”. Sin embargo, en estimación de voto, basado en el voto cruzado “el PSOE de Pedro Sánchez superaba a Pablo Iglesias en seis puntos. El PP, en quince”. Ya veremos.

 Críticas             

Podemos se define como “herramienta al servicio de la ciudadanía, que tiene el objetivo del protagonismo popular y de recuperar el déficit democrático que estamos viviendo”, y para ello ofrece: “una estructura abierta, viva y cambiante, es decir, democrática y ciudadana donde todo el mundo pueda participar”, y no obstante o quizá por ello, las críticas no han dejado de estar desde la misma fundación.

Los críticos más severos de Podemos vienen de la academia y se dirigen al componente ideológico y político de esta formación. Por un lado están los que exploran en sus raíces políticas, como el profesor Santos Julia, quien afirma que Podemos se encuentra en las coordenadas heterodoxas de una izquierda tradicional: “La lucha por la hegemonía, de Antonio Gramsci; la razón y la mística del populismo, de Ernesto Laclau; algo de Lenin y mucho de Carl Schmitt”.

Por razones semejantes, el igualitarismo defendido por el partido, ha sido calificado como utópico por Salvador Aragonés, quien encuentra sus raíces “en Marx y Lenin y un populismo imitando a la Venezuela de Chávez y al peronismo argentino”, para concluir que podría terminar en una “dictadura cerrada” al primar la igualdad sobre la libertad”. Un eje problemático sustantivo que suscita una gran preocupación en la Unión Europea donde las libertades públicas son un valor en sí mismo y un factor de equilibrio ahí y en cualquier lado.

Para académicos como Antonio Elorza, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Complutense de Madrid, si Podemos llegará al poder daría “prioridad a necesidades bien reales (desahucios, pensiones, corrupción)”, pero prescindiendo de una estimación de sus costes y con “mentalidad chavista” disuelta en el extenso programa del partido, por lo que “es justa la calificación de populismo” de izquierdas”. Una tesis que esgrimen los socialistas europeos, como lo hizo en una entrevista reciente Manuel Valls, Jefe de Gobierno de la República francesa, quien señala: “Tenemos que luchar de una forma muy enérgica contra todos los extremismos, los populismos”.

Con mucha más dureza se expresa José Ramón Montero, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, quien opina que los dirigentes de Podemos “combinan en mayores o menores dosis recetas extraordinariamente simplificadas de neopopulismo, antieuropeísmo, anti-partidismo y antisistema, así como un izquierdismo maximalista aplicado sin muchos matices a todas las causas, todos los líderes, todos los países”. O sea nada le ve bueno.

A todas estas críticas Ariel Jerez, también profesor joven de Ciencia Política en la Universidad Complutense y miembro de Podemos, “lamenta que el término «populismo» tenga una carga negativa” y la atribuye “a la acción de los grandes medios de comunicación”, y opina que Podemos “tiene un componente populista autoasumido, incluso dentro de un debate”, y tal debate es un avance para buscar salidas ante una crisis como la que se está viviendo y donde las políticas actuales son insuficientes.

Iñigo Errejón, jefe de campaña de Podemos, con un lenguaje barroco interviene: “Existen condiciones para que un discurso populista de izquierdas, que no se ubique en el reparto simbólico de posiciones del régimen sino que busque crear otra dicotomía, que articule una voluntad política nueva con posibilidad de ser mayoritaria”. No es claro el fondo del planteamiento, se habla de voluntad política, pero como bien dicen sus críticos es un asunto de políticas y de costos. Cómo mover una pieza sin tener efectos en la otra. Cómo distribuir sin generar riqueza. No es fácil. Y ese es el debate no de España sino de Europa (incluso del mundo).

Y, claro, los líderes del PP y PSOE, atizan como Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno, quien dice que va “a trabajar y hacer todo lo que esté en su “mano” para evitar el avance de los populismos”, mientras en el PSOE afirman: “Hay quienes quieren asaltar el cielo. Yo prefiero mejorar la tierra y la vida de la gente”.

Enseñanzas

En definitiva, Podemos representa un ejemplo de cómo convertir la indignación en cambio político, lo que hace mucha falta en ambos países, los españoles han dado el paso y le han brindado ya apoyo a la formación de Pablo Iglesias y es probable que se ratifique en 2015, quizá no para ganar la Presidencia de Gobierno, pero si para crear un contrapeso fuerte en el legislativo, las comunidades autónomas y los municipios, esto abre un compás para renovar el debate público y dar una nueva dirección a la política pública que hasta ahora han monopolizada el PP y el PSOE.

Los movimientos sociales que se convierten en movimientos políticos, tienen esa responsabilidad independientemente del país que se trate y se constituye una presión para el cambio.

En ese sentido es una situación parecida a la que vivimos en México, solo con dos limitaciones: 1) La irritación si bien puede ser igual o mayor no se puede decir que tenga un canal de expresión partidaria. Morena y otros aspiran pero no lo son y tiene que trabajar mucho para transformarse en un intermediario eficaz de toda la protesta social. No obstante, en las legislativas y estatales de 2015, habrá de sentirse su presencia, especialmente en el centro del país, que ha sido un coto de la izquierda desde 1994. En tanto esto no suceda, es muy probable que las campañas anti elecciones, que se manifiestan en Guerrero o el abstencionismo serán actores principalísimos y 2) que quien resulte intermediario sea capaz de ofrecer alternativas ante los problemas estructurales del país: corrupción, impunidad, violencia…

O, al menos que el 2015, nos sorprenda una convocatoria como la que hizo posible a Podemos, sería un buen regalo porque renovaría la esperanza en medio del silencio de nuestros desaparecidos y fosas.

(*) Una versión corta de este artículo fue publicada en el diario sinaloense Noroeste, bajo el título 'Podemos'.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.
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