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Adela Navarro Bello

23/04/2014 - 12:00 am

En los puños del gobernador

El primer gobernador electo en el periodo peñanietista de México, hubo de ser del PAN y de Baja California. Igual que hace 25 años, el primer gobernador de la oposición a quien se le reconocía el triunfo en un estado y en el primer año de gobierno de Carlos Salinas, fue también un panista y […]

El primer gobernador electo en el periodo peñanietista de México, hubo de ser del PAN y de Baja California. Igual que hace 25 años, el primer gobernador de la oposición a quien se le reconocía el triunfo en un estado y en el primer año de gobierno de Carlos Salinas, fue también un panista y bajacaliforniano, Ernesto Ruffo Appel.

Hipótesis hay varias sobre el triunfo en julio de 2013 de Francisco Arturo Vega de Lamadrid, candidato que fue del PAN al gobierno de Baja California y que ganó un trivial proceso para que en la boleta electoral apareciere también su apodo, Kiko. Hay quienes aseguran que el triunfo del panista en la Baja fue producto del Pacto por México, ya sabe, la voluntad de Gustavo Madero y sus legisladores federales, a cambio de “permitirles” retener la Baja California; otros piensan que la promiscua alianza política entre Francisco Vega y Jorge Hank, para derribar al candidato del partido de éste último, el PRI, Fernando Castro Trenti, fue lo que dio resultado. Pocos consideran como seria la teoría que los bajacalifornianos votaron a favor del PAN y contra el PRI. O a favor de Vega y contra Castro.

Total, seis años más de lo mismo. El PAN-Gobierno enquistado en la estructura estatal del Estado 29 de la República Mexicana. Francisco Vega es de esos políticos que no coincidieron en el círculo de Felipe Calderón, lo suyo realmente es el santiagocreelismo y por eso apoya a Madero y no a Ernesto Cordero en la sucia lucha interna por el poder político nacional del PAN.

Bueno dentro de una semana, Vega de Lamadrid cumplirá seis meses al frente del Gobierno de Baja California, y llega en las peores condiciones, o en el contexto más adverso que gobernador alguno haya tenido en inicio de administración. Por ejemplo, arriba a su primer semestre con el 16 por ciento de IVA en la frontera. Con todo y que presumió que él y Luis Videgaray, el Secretario de Hacienda eran cuatachos y habían compartido legislatura, al gobernador Vega no lo pelaron. No le escucharon sus ligeros argumentos para combatir la impositiva medida que castigó a las fronteras mexicanas.

Kiko llega a sus primeros seis meses con una tasa de desempleo superior al cinco por ciento, y con más de 250 empresas cerradas a partir de la recesión económica que se vive y el incremento en los impuestos por parte del gobierno federal.

La inseguridad, antes “controlada” o por lo menos a la baja durante los últimos años del sexenio anterior con la coordinación de ejército, estado y municipios, ha tenido un serio repunte que ubica la estadística en 204 ejecutados en los primeros tres meses de este año; además decomisos de armas largas que hace muchos meses no se veían por estos lados. Lo cual, a la par del descubrimiento de más narcotúneles y la disminución de decomisos de camiones cargados de droga en las ciudades de la baja, indican un nivel de impunidad preocupante, un rearmamento y una reorganización por parte de las células de narcotraficantes que en esta región del país sirven a los cárteles de Sinaloa, Arellano, Los Templarios, Nueva Generación y otros tantos.

Ante la caída en el empleo, el cierre de empresas, la falta de inversiones, el alza en la inseguridad, la reorganización de los cárteles y el crecimiento en los números de la comisión de delitos, el Gobierno de Kiko Vega se desmorona.

Arriba de igual manera a sus seis primeros meses de administración, con situaciones delicadas en su gabinete. Sin Secretario de Gobierno, pues a quien le confirió esa responsabilidad, Guillermo Trejo Dozal, cuenta con una orden de aprehensión emitida por un juez federal al análisis de una investigación iniciada en la misma Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por fraude, y hubo de solicitar licencia. El Gobernador, soberbio, no ha nombrado al número dos del gobierno estatal desde el 7 de abril cuando el doctor Dozal huyó.

La que por ministerio de Ley debe hacerse cargo de la Secretaría de Gobierno en tanto se nombre a otro, es la Oficial Mayor, Loreto Quintero. Pero la señora Quintero es parte de la planilla que encabeza Gustavo Madero por la dirigencia nacional del PAN, por lo tanto no es de tiempo completo, ni Oficial Mayor ni Secretaria de Gobierno en funciones, sus horas las dedica a la planeación de la campaña azul y la administración pasó a un segundo o tercer plano.

El Secretario de Desarrollo Económico de Vega, vaya, también fue parte de la empresa Latino Servicios de Salud S.C., compañía investigada por Hacienda y sobre la cual se giraron órdenes de aprehensión contra ciertos miembros de su junta por fraude. Así el de Desarrollo Económico, Carlo Bonfante, tampoco goza de cabal fama pública, pero él sí sigue cobrando aun cuando poco trabajando o atrayendo inversiones que son tan necesarias.

En Finanzas, el gobernador Vega ubicó a un abogado que nunca ha litigado, para la administración de los recursos estatales. Lo primero que hizo, fue solicitar una línea de crédito por arriba de los dos mil 900 millones de pesos, lo cual compromete las finanzas públicas, y les da a los panistas lana de donde cortar. Amén que no se ha cubierto el pago de maestros, se dan descuentos populistas en el servicio de agua y no se ha iniciado una sola obra urbana.

Francisco Vega de Lamadrid, el gobernador del Estado 29, llega a sus primeros seis meses de gobierno, sin un Plan Estatal de Desarrollo –asegún en estos momentos lo terminan de elaborar- y por lo tanto sin directriz, ni rumbo. Enfilado al precipicio donde se encuentran los malos gobiernos, endeudados.

En estas tristes condiciones, sin dinero, sin empleo, con harta inseguridad, con un gabinete mocho y con el inminente crecimiento de la deuda, el gobernador Vega todavía se defiende de lo indefendible. Cuando le preguntan por qué no ha nombrado Secretario de Gobierno –él debería presentar el Plan Estatal de Desarrollo que no han concluido-, dice que no tiene prisa, y cuando le preguntan si esa ausencia no afecta al gobierno, al menos la última ocasión, levantó las manos, cerró los puños y dijo que el gobierno “está en estas manos”.

Feo el caso de nosotros los bajacalifornianos, que encima como el resto del País, de apechugar las desacertadas medidas y el centralismo del presidente Enrique Peña Nieto, nos tengamos que chutar la ligereza de quien se auto promueve como Kiko Vega, el gobernador.

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