Un año de pacto, de barbaridades intelectuales, de colapso económico, de marchas, de histeria reaccionaria, de desprestigio a los maestros y a los jóvenes, de reformas anunciadas con razones falsificadas, de mentiras, de violencia negada y sufrida. Es el viejo PRI que pretende acomodarse en el poder, como si fuese una tortuga caída boca arriba, que no haya manera de ponerse en cuatro patas o como el invertebrado de Kafka en Metamorfosis.
Y en medio de este caos nacional, la negación sistemática de lo que pudiera ser la mejor alternativa de gobierno, para ponerse de pie: Restaurar el Estado de Derecho, empezando por sus propias acciones, convirtiéndose en un Estado que promueve, respeta, protege y garantizar los derechos humanos, exactamente como lo dice la Constitución.
Human Rigths Watch, una de las organizaciones más serias en la materia, le ha pedido congruencia al Presidente de la República entre el decir y el hacer.
Le ha precisado las tareas pendientes, en la materia: Terminar con la tortura, atender debidamente los casos de desaparición forzada investigando y enjuiciando a los culpables, garantizar el debido proceso a quienes son llevados ante la justicia, proteger a los defensores de Derechos Humanos.
Pareciera que la carta se le envía a un país de la África Subsahariana o a uno de los mal llamados países parias.
Eliminar la tortura, es una obligación de cualquier país dotado de Constitución y que se respete a sí mismo, es un mínimo de confiabilidad en su sistema de legalidad en la impartición de Justicia.
¿Quién está seguro en un país que es recomendado para que termine con una práctica medieval?
¿Significa acaso que si los policías investigan un caso y tienen escasas evidencias que apuntan hacia un sospechoso, se acostumbra, detenerlo y someterlo a un sufrimiento tal que acepte la culpabilidad, aunque sea inocente para detener aquel martirio?
Suena aberrante para un país que forma parte de un tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, pareciera imposible que se usen esas prácticas.
Desafortunadamente, así se investiga en México y por eso nos recomiendan terminar con la tortura.
¿Cómo verán a nuestro presidente los mandatarios de los países europeos después de estas observaciones? Seguramente piensan con cara de «hay que cuidarse de este tipo», porque en su país se tortura.
¿Será consciente Enrique Peña Nieto de la vergüenza que se arroja sobre todos los mexicanos cuando se le pide que termine con la tortura?
Investigar y encarcelar a los responsables de «desaparición forzada», ¿a quienes se les puede recomendar eso? sólo a los gobernantes que cierran los ojos ante delitos humillantes, vergonzoso. En un país civilizado no debe haber un solo caso impune de desaparición forzada o de ejecución extrajudicial. En mi oficina tengo abiertos 21 casos y los culpables se siguen paseando libremente con todo y uniforme.
Proteger a los Defensores de Derechos Humanos, esto se le recomiendan a los gobernantes de países salvajes o en guerra franca, pero en México no hay guerra y el estado gobierna en todo el país, según el presidente, entonces si es así porque algunos defensores de Derechos humanos tienen peligro de ver afectada su integridad física y familiar.
¿Por qué han asesinado a quince defensores de derechos humanos en Chihuahua y no hay culpables en la cárcel?
En fin, quisiera creer que alguien del gobierno comprenda la magnitud de la carta de Miguel Ángel Vivanco, representante de Human Right Watch al Presidente de México.