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Adela Navarro Bello

11/09/2013 - 8:01 am

Los asesinos de Blancornelas

El 26 de agosto de 2013, el Juez Roberto Hoyos Aponte, del Juzgado Sexto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en el Estado de México, absolvió a Marco Antonio Quiñonez “El Pato”, del asesinato en grado de tentativa contra el periodista Jesús Blancornelas, cometido el 27 de noviembre de 1997. Lo absolvió también […]

El 26 de agosto de 2013, el Juez Roberto Hoyos Aponte, del Juzgado Sexto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales en el Estado de México, absolvió a Marco Antonio Quiñonez “El Pato”, del asesinato en grado de tentativa contra el periodista Jesús Blancornelas, cometido el 27 de noviembre de 1997.

Lo absolvió también por el asesinato de Luis Lauro Valero Elizalde, seguridad de Blancornelas y muerto de ocho disparos ese mismo día. También lo exoneró del asesinato de David Barrón Corona “El CH”, sicario muerto en la misma escena del crimen aquel jueves 27 de noviembre de 1997 en Tijuana, Baja California.

Jesús Blancornelas, fue reportero, editor y director, en cinco periódicos de la República Mexicana entre 1955 y 1977. De todos lo despidieron por su línea editorial crítica, por su periodismo de investigación independiente, ajeno a intereses económicos o políticos. Un periodista anti oficialista en una época oficialista.

En el 77 junto a Héctor “El Gato” Félix Miranda y un grupo de periodistas a según independientes, fundaron abc, un diario matutino en Tijuana que les arrebató el gobierno priista de Roberto de la Madrid, a través del Sindicato. Blancornelas fue apoyado por Amnistía Internacional y refugiado durante dos años de la persecución del régimen priísta en California, Estados Unidos. Desde ahí, en 1980, hizo Zeta, el semanario que hasta la fecha sigue vigente.

En 1997, el cártel de los hermanos Arellano Félix ordenó su ejecución. La orden de asesinar al periodista la dieron a su célula de asesinos importados del Barrio Logan de San Diego, California, que eran comandados por David Barrón Corona “El CH”. Organizaron entonces una emboscada. Los siguieron durante días y eligieron el jueves 27 de noviembre de 1997 para matarle.

Por lo menos entre seis y nueve sicarios emboscaron la camioneta del periodista que manejaba Luis Valero. 119 impactos de bala se contabilizaron en la carrocería del automóvil. Ocho dieron en la humanidad de Luis acabando con su vida. Cuatro en la de Blancornelas que fue ingresado grave al quirófano del Hospital El Prado en Tijuana.

Blancornelas salvó la vida, pero la perdió por el impacto de aquellas balas en su cuerpo. En uno de sus pulmones padecía pleuresía desde pequeño, en el otro, una bala lo colapsó y le restó funciones vitales. El 23 de noviembre de 2006, falleció producto de esas dolencias.

Los asesinos de Blancornelas no han sido juzgados por el crimen. No hay un solo sicario o autor intelectual en prisión, acusado del asesinato de Luis Valero o del asesinato en grado de tentativa del periodista originario de San Luis Potosí.

En aquellos difíciles momentos del atentado, la Procuraduría General de la República en su delegación Baja California, proporcionaron información de la investigación sobre el crimen contra el periodista. Mediando la usual promesa de no revelar la fuente en su calidad de funcionario, informaron a los directivos de Zeta: Que investigando al sicario que quedó muerto en la escena del crimen, en un para ellos desafortunado fuego cruzado, lo identificaron como David Corona Barrón. Estaba drogado. Opio, tequila en su cuerpo. Una 45 fajada al cinto por la espalda y escopeta en mano. Con la pistola remataría al Director del semanario una vez asesinado su seguridad y neutralizado el vehículo. Antes de ello, la esquirla de una bala rebotó y le entró por el ojo. Lo mató al instante. Su cuerpo sin vida cobró rigor sin soltar la escopeta con la que disparaba al auto del periodista.

Los investigadores de la entonces FEADS (Fiscalía Especial de Atención de Delitos contra la Salud) de la PGR, siguieron la línea de acción de “El CH”, y lograron integrar su célula de sicarios al servicio del cártel Arellano Félix. Los identificaron así: Michael Antony Jarboe “El Pee Wee”, Marco Antonio Quiñones “El Pato”, Isaac Guevara Hernández “El Zigzag”, José Alberto Márquez “El Bat”, Alfredo Araujo Avila “El Popeye”, Antonio Peña Huerta o Adelaido Reyes. Todos comandados por “El CH”.

Los mismos funcionarios federales determinaron el momento en que los asesinos cruzaron la frontera hacia México, en cuáles casas y en cuál motel se hospedaron. Como confabularon para matar al periodista. Incluso un Comandante de la Federal de aquellos años, Felipe Pérez Cruz, informó a los editores de Zeta, que en trámite estaban entre seis y siete órdenes de aprehensión. Extraoficialmente, los nombres de los asesinos de la calle treinta de logan heigths, nos fueron proveídos por la autoridad.

En Zeta así lo reprodujimos. La lista entregada por la PGR a Zeta, coincidía con la que emisarios de la Comisión Nacional de Derechos Humanos tenían, como parte de su investigación en la entonces comisión de agravios a periodistas.

A 16 años de los hechos que atentaron contra la libertad de expresión en México, ninguno de los sicarios, ninguno de los autores intelectuales, han sido juzgados por el crimen contra el periodista. De los hermanos Arellano Félix, quienes ordenaron el asesinato, Ramón fue muerto en febrero de 2002 en Mazatlán, Sinaloa. Benjamín Arellano Félix, el mayor, fue preso en México y extraditado a los Estados Unidos donde le fue impuesta una pena de 25 años de prisión pero nunca ha sido procesado por la ejecución de Luis Valero y el intento de asesinato de Jesús Blancornelas. De igual manera salvaron la prisión otros miembros del CAF que también intervinieron en el atentado, uno de ellos incluso fue reconocido por Blancornelas, Fabián Martínez “El Tiburón”.

Lejos de continuar la investigación para reconstruir las horas y los hechos anteriores y posteriores al atentado, por parte de los sicarios, identificados todos, legal y públicamente como brazo armado del cártel Arellano, la PGR no indagó. En el expediente donde el Juez de Toluca absuelve a un sicario de San Diego, California, por un crimen cometido en Tijuana, Baja California, dan cuenta de ello. Hostigaron con interrogatorios al periodista, para que éste fuese quien allegara al Ministerio Público las pruebas de la participación de los sicarios que la PGR sabía habían participado pero no se molestó en probar.

Por eso, en esas condiciones de ineficacia e incapacidad del Ministerio Público Federal para probar aquello que señala, el Juez absolvió a “El Pato”, abonando a la impunidad que en este país amenaza la vida de periodistas independientes dedicados y concentrados en el periodismo de investigación en temas de narcotráfico, crimen organizado, corrupción institucional y abuso de poder.

Los asesinos de Blancornelas, a pesar de haber sido identificados hace 16 años por la autoridad federal, no han sido juzgados por el crimen. Y en el peor de los casos, el único procesado fue absuelto hace unos días. Ahora está en la PGR de Jesús Murillo Karam apelar la decisión del Juez de Distrito y reiniciar la investigación sobre el atentado al periodista. O alentar, como sucedió en sexenios anteriores, la impunidad a los asesinos de periodistas.

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