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Adela Navarro Bello

22/05/2013 - 6:47 am

El descaro de Madero

Porqué los panistas no cambiaron a su dirigente nacional después de la estrepitosa derrota del Partido Acción Nacional en julio de 2012, es una interrogante urgente de respuesta a casi un año de aquella caída al tercer lugar en el termómetro electoral nacional, y considerando las últimas acciones de su líder en el oscurantismo de […]

Porqué los panistas no cambiaron a su dirigente nacional después de la estrepitosa derrota del Partido Acción Nacional en julio de 2012, es una interrogante urgente de respuesta a casi un año de aquella caída al tercer lugar en el termómetro electoral nacional, y considerando las últimas acciones de su líder en el oscurantismo de la negociación política en lo oscurito.

Gustavo Madero es el tercero de los dirigentes nacionales del PAN que ha contribuido a la debacle de ese partido. Desde las antidemocráticas imposiciones de Germán Martínez, pasando por las desacertadas y presidencialistas decisiones del hoy investigado por transa, César Nava, hasta el entreguismo de Madero al Partido Revolucionario Institucional, Acción Nacional va perdiendo confianza, credibilidad y presencia en la política nacional.

De la promesa de cambio nacida en 1989 cuando Ernesto Ruffo Appel ganó la gubernatura de Baja California representando al PAN, hasta la disparata presidencia de la República de Vicente Fox para culminar en la errática administración de Felipe Calderón Hinojosa, los panistas enquistados en el poder y en las cúpulas del partido en la nación, los estados y los municipios, todos han contribuido a la derrota sistemática de ese instituto político.

El análisis sobre las personas que manejan el partido y que han ostentado los gobiernos por parte del PAN, indica que se perdieron en el poder. Que no trabajaron por un cambio verdadero sino que rápidamente se mimetizaron y adaptaron al sistema político mexicano que idearon representantes del PRI, que sucumbieron al poder y la fascinación por el mismo, los panistas no cambiaron nada, el poder los cambió a ellos.

Pero el caso de Gustavo Madero es el cénit de la pérdida de identidad, ideología y sentido democrático en el Partido Acción Nacional. No sólo ha sido un dirigente derrotado, acaso el más entregado al partido en el gobierno, en este caso el PRI de Enrique Peña Nieto.

Madero tomó las riendas de su partido en diciembre de 2011, cuando el PAN cosechaba derrotas electorales a diestra y siniestra de la mano de Felipe Calderón Hinojosa que como Presidente de la República tomó decisiones que afectaron tanto a los mexicanos como a los panistas. Contra la voluntad de Calderón, Madero ganó por default la elección interna cuando los otros contendientes a la dirigencia nacional se decantaron vía la negociación política. Al ex Presidente no le quedó otra más que apechugar la derrota de su y sus candidatos y aceptar aunque no reconocer, el moribundo liderazgo de Gustavo Madero.

Para las elecciones de 2012, las primeras que correspondieron a la lamentable época maderista en Acción Nacional, éste partido confirmó lo que en 2009 y 2010 se comenzó a percibir, la pérdida de los votos. En 2011 de siete elecciones estatales el PAN de Madero perdió cinco, con dificultad y con candidatos ajenos a la militancia y a la ideología panista, Angel Heladio Aguirre Rivero y Marcos Covarrubias Villaseñor, lograron ganar dos gubernaturas, la de Guerrero y la de Baja California Sur, respectivamente.

En el año 2012, el cénit de la precariedad política de Acción Nacional, de siete elecciones a gobernadores en los estados, sólo pudo retener Guanajuato con Miguel Márquez; perdieron en Morelos, Tabasco, Ciudad de México, Chiapas, Jalisco y Yucatán. Tres a manos del PRD, tres en favor del PRI. Ni hablar que su candidata a la Presidencia de la República no sólo perdió la elección ante un fatuo Enrique Peña Nieto, sino que descendió al partido dos escaños hasta caer en la tercera posición.

En un intento por recuperar lo perdido, y ante la ausencia de un liderazgo político no sólo al interior del PAN sino hacia afuera, Gustavo Madero ha sacrificado la ideología panista para ponderar las alianzas políticas para ganar el poder por ganar. Sabiendo evidentemente que solo su Partido Acción Nacional ya no es capaz de ganar la confianza de los electores, ha pactado con quien ha sido necesario desde su punto de vista para congraciarse con la estadística electoral por encima de la conciencia política. Así arriba a catorce procesos electorales en este 2013, de la mano del partido que quiera alanzarse con el debilitado PAN. Vendiendo el alma a la izquierda lo mismo que a la derecha y a los pequeños vividores de la política electoral nacional, mejor conocidos como partiditos.

Pero Gustavo Madero ha llegado al colmo del entreguismo. Pactó con el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, el mismo al que compitió asegún fervientemente en 2012 y el mismo al que acusó de utilizar dineros no claro en tarjetas dudosas para comprar el voto que finalmente lo llevó a la Presidencia de la República.

Asumiéndose parte del poder y no una oposición real o responsable, Madero ha negociado con el Presidente y en el insano y antidemocrático Pacto por México, no sólo la dignidad de su persona, la panista, y la de los legisladores albiazules en las dos cámaras, sino más grave aún, la credibilidad y la confianza que había sobre ese partido y sus representantes.

Cuando Madero, falto de compromiso decide unirse al Pacto por México y ponderar las decisiones presidenciales y de una pequeña cúpula de políticos al servicio del presidencialismo sin considerar el pensamiento de sus correligionarios en las Cámaras y en los Gobiernos de los Estados, le da al traste a la independencia del PAN, y las expectativas de miles de mexicanos que creen en ese partido y no en el PRI de Peña o en el PRD de Zambrano.

Madero embarga para sí la oposición panista en la Cámara de Senadores y en la Cámara de Diputados, y la utiliza como prenda para sentarse a negociar en lo oscurito y con el pretexto del Pacto por México con el Presidente Peña, con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, con el Dirigente Nacional del PRD, Jesús Zambrano y con el minimizado peón presidencial, César Camacho, la voluntad de 38 senadores electos nominados por el PAN y electos por el pueblo, y la de 114 diputados albiazules.

El domingo, faltando a su palabra pública, Madero, por sus pistolas empeñadas en aras del pacto, destituyó al Senador Ernesto Cordero de la coordinación de la fracción de senadores, sólo porque Cordero alentó a otros senadores de su partido a ejercer su derecho en la Cámara Alta de actuar distinto al resto de los partidos y alejados del insano Pacto por México. Dicha actitud, Madero la consideró como una muestra de “falta de unidad y de coordinación” entre el partido y el líder panista de los senadores, y obvio una afrenta a su negociado pacto con el PRI y con el Presidente.

Con la oposición pública de 24 senadores, el martes por la tarde Madero y los otros legisladores afines eligieron a uno de los 14 que con la ausencia de su firma apoyaron la destitución de Cordero, para que fuese su nuevo líder de bancada, y es obvio debido a las razones del rompimiento de la dirigencia nacional del PAN con Ernesto Cordero, que el nuevo coordinador, Jorge Luis Preciado, actuará en consecuencia al Pacto por México, y no a la independencia de los representes del legislativo del Partido Acción Nacional.

La realidad es que la desvergüenza política de Madero le está costando mucho al PAN, el entreguismo con el Presidente Peña y para su pacto y sus reformas, es cada vez más evidente y no abona a la democracia ni a la posición que debieran asumir los panistas como oposición responsable.

Bueno, la actitud de Madero ha colocado a Cordero en una posición impensable, la de víctima. Ese el resultado del descaro de Madero, mientras su partido pelea en catorce elecciones estatales. Fatal el panorama panista, actúa sin respeto a su partido, ni a sus representantes en las Cámaras e ignorando a sus gobernadores y alcaldes. Pobre país.

PD.- Aló a todos! Por supuesto que leo los comentarios de quienes en su generosidad y reciprocidad reflexionan sobre lo que escribo; sus deliberaciones y opiniones forman parte de mi acervo periodístico. Agradezco enormemente que se tomen el tiempo en ello. Y claro Picha ¡Saludos!

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