Arnoldo Cuellar
21/02/2013 - 12:00 am
León: 4 meses para quemar esperanza de cambio
Hace apenas siete meses, el PRI renacía de sus cenizas en Guanajuato, entidad en la que gobierna el PAN desde hace 21 años, al reconquistar la ciudad de León, la más poblada del estado y la de mayor potencial económico, después de 24 años de haberla perdido tras una administración plagada de escándalos de corrupción. […]
Hace apenas siete meses, el PRI renacía de sus cenizas en Guanajuato, entidad en la que gobierna el PAN desde hace 21 años, al reconquistar la ciudad de León, la más poblada del estado y la de mayor potencial económico, después de 24 años de haberla perdido tras una administración plagada de escándalos de corrupción.
En 1988, Carlos Medina Plascencia daba la nota nacional al ganar León al priista Joaquín Yamín, tras de que el anterior alcalde, en cuya administración el panista era regidor, debió renunciar por un fraude a solicitantes de vivienda.
Casi un cuarto de siglo después, la candidata priista Bárbara Botello Santibáñez, daba un campanazo nacional al derrotar al panista Miguel Salim Alle, logrando más votos en el municipio que Enrique Peña Nieto y Juan Ignacio Torres Landa, los candidatos a la presidencia y a la gubernatura.
En el cúmulo de votos obtenidos por la hoy alcaldesa latía un fuerte reclamo anticorrupción. Su contrincante, el panista Salim, fue reiteradamente señalado en medios locales y nacionales como un funcionario con serios problemas de corrupción en su haber en su paso por el Instituto de Seguridad Social del Estado de Guanajuato, donde se administra el fondo de pensiones de la burocracia estatal y que tradicionalmente ha sido una caja chica de los mandatarios en turno.
Botello llega al cargo derrotando al panismo más arraigado del país, gracias a una campaña que ofreció “un cambio tranquilo”, dejando a la interpretación la idea de que las cosas serían diferentes pero sin estridencias.
A poco tiempo de haber cubierto sus primeros 100 días, la alcaldesa que brilló intensamente en julio como una estrella en el firmamento priista y que se dejó retratar docenas de veces junto a Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Osorio Chong, empieza a enfrentar la realidad de gobernar.
Luego de usar ampliamente el recurso de culpar a sus antecesores panistas de haberle dejado “un cochinero”, Bárbara Botello empieza a tomar sus primeras decisiones y, ciertamente, no parecen ser muy afortunadas.
Una de ellas, la licitación de un arrendamiento financiero para adquirir 150 vehículos utilitarios para equipar a los mandos medios de su administración, está provocando una fuerte polémica en los medios locales y le ha dado al PAN su primera oportunidad de revirar un ataque y empezar a darse cuenta de lo que es ser oposición.
De acuerdo al tesorero del municipio, Roberto Pesquera Vargas, un egresado de Columbia University con un posgrado en administración pública, se optó por el arrendamiento para evitar la erogación de una fuerte cantidad y salir del compromiso en pagos mensuales.
Sin embargo, las cifras no cuadran. La compra de 150 vehículos Hyundai i10 Gl Plus, con un precio de línea de 128 mil pesos, al contado y sin ningún tipo de descuento, debería tener un costo global de 19 millones 200 mil pesos.
Sin embargo, luego de una licitación restringida solo a empresas con domicilio fiscal en el propio municipio de León, se otorgó el contrato a la empresa Adquisición Vehicular Asesorada, S. A. de C. V. con un costo total de 37 millones 600 mil pesos, un 95 por ciento más de lo que costarían al contado.
Aunque se ha argumentado que el precio incluye mantenimiento, además del costo financiero, lo cierto es que la asignación ha despertado numerosas dudas, sobre todo porque los propietarios de la empresa beneficiado están identificados con el PRI y apoyaron a este partido en las pasadas campañas electorales.
Sin embargo, más allá del hecho, que por lo pronto ha desatado una guerra de acusaciones y de comentarios en los medios, lo cierto es que el bono con el que el PRI regresó al poder tras dos décadas y medida, se agotó en apenas cuatro meses al surgir la incontrolable vena patrimonialista que parecen llevar los militantes de este partido, de viejo o nuevo cuño.
Al dejar percibir que han tomado el poder municipal como si les perteneciera y como si pudieran hacer cualquier cosa con él, los priistas encabezados por Bárbara Botello están perdiendo rápidamente el favor del voto útil y del anhelo de cambio, sobre todo en el tema de las prácticas viciadas en la administración de la ciudad, que les permitió vencer al PAN.
Así, mientras a nivel nacional el presidente Enrique Peña Nieto batalla para mantener el tono de renovación que le quiso imprimir al arranque de su administración, sus correligionarios en territorios como Guanajuato, donde hubiese sido importante mantener en alto la bandera de la modernización y aggiornamiento del priismo, rápidamente agotan sus reservas políticas.
¿Será que en la política, como en la vida, carácter es destino? Parece que sí.
@arnoldocuellaro
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