La izquierda, Morena y el PRD

01/01/2013 - 12:00 am

El plan local del PRD en Juárez es miserable: mantener controlados los 19 únicos votos que deciden por 150 mil votantes, para que entre ellos decidan al regidor y luego con otros iguales del resto del estado que suman 75 decidir quién es el diputado plurinominal. Y se dicen de izquierda.

La izquierda no es un partido, mucho menos una tribu, la izquierda es una pasión por ver realizados la justicia individual y la equidad social, por eso no podemos confundirlos. Sobre todo ahora que nos han recetado una macro política de consensos y pactos históricos para transformar al país en una patria de leyes y derechos, siguiendo el modelo que Rousseau anunciara como el futuro a los ginebrinos en medio de la centuria de los 1700.

Pero parece que esos acuerdos serán saboteados, como lo fueron los logros macroeconómicos por la terca realidad. Acontecimientos de esta Ciudad Juárez me hacen sospechar que nos pasaremos otros 12 años esperando que los cambios pactados empiecen a realizarse, y entonces vendrá otro partido con nuevas promesas, pactos y esperanzas.

Estos episodios tienen la ventaja metodológica que pueden considerarse habitus en la teoría de Bordieu, es decir, representan un comportamiento general, que pudiera traducirse en que: EL QUE TIENE PODER MANDA Y EL MANDADO TIENE QUE SOMETERSE. Me sucedió a mí, que cargo las vergüenzas acumuladas durante 66 años, 24 de ellos como perredista.

A principios de semana, acudí a una posada de Morena, pero como ellos son ex militantes del PRD, no se sabía a ciencia cierta si era una posada de Morena o una reunión de la generación del 89 del PRD (año de su fundación formal) y había afiliados a los dos partidos como seguramente sucederá en todo el país.

Los problemas de control de ira de AMLO y las costumbres de negociar hasta a la más joven de su familia de las tribus perredistas, no van a terminar con más de veinte años (cuarenta en algunos casos) de participación política conjunta en la vida de esta frontera. Estoy seguro que seguiremos considerándonos gente de izquierda acompañándonos hasta la extinción del último de la generación. Tal vez las nuevas generaciones sí sepan que se trata de dos partidos diferentes en la izquierda, pero la generación del 89 seguiremos siendo de izquierda en una, en otra o sin parroquia.

El problema lo definió con humor negro un ahora «Moreno», amargo como su aliento. «Esto está muy bonito, pero ¿cuántos de los presentes se despertaran mañana, diciéndole a su mujer: ¡Cómo me divertí en la quinceañera de anoche!?».

Fui fundador del comité promotor del PRD el 20 de noviembre de 1998 junto con 10 camaradas más de los cuales sobreviven apenas más de la mitad.

En los tiempos de la marginalidad, cuando asignaban $5,000 pesos (a valor actual) por campaña, cuando no había prerrogativas ni subsidios, cuando nadie quería ser candidato porque no había ni regidores ni diputados plurinominales, ni presupuesto de campaña, cuando perredistas eran asesinados con cualquier pretexto y nunca se encontraban los culpables y lo único seguro era la derrota, apoyado por los asistentes a la «rucoposada», fui candidato a la presidencia municipal (dos veces), a sindico, a diputado, a senador, y básicamente pagamos todas las campañas de nuestro bolsillo, del patrimonio familiar y del de algunos amigos. Hicimos campañas austeras con inversiones de menos del 10% de los limites de gastos de campaña. Llevamos la votación del PRD de 735 (la ultima del PMS) hasta 30 mil votos.

Fuimos los dirigentes municipales del PRD cuando tenía un presupuesto de el 50% de la renta del local partidario y se mantuvo total independencia con los poderes establecidos. En ese comité usamos por primera vez los colores negro y amarillo porque los expertos en tráfico los identifican como los colores más visibles a la distancia.

Fui consejero Municipal y Estatal y Delegado a los Congresos Nacionales cuando se elegían por evento. Y parábamos nuestros pasajes y viáticos. Cuando llegó dinero al partido, entre en contradicción con la mayoría de los directivos que surgieron de la nada porque estos acordaron usar el dinero en pagarse sueldos y compensaciones y nosotros, los fundadores, proponíamos que el dinero se usara en el apoyo de causas ciudadanas. Después vino una y otra de las escandalosas elecciones fraudulentas del partido. Individualmente decidí, y así lo comunique oficialmente, continuar solo como militante de base del partido sin aspirar a ningún puesto directivo. Y exigir rendición de cuentas al Partido al mismo tiempo que al gobierno y a la sociedad, exigí investigar y sancionar a todos los que cometieron violaciones fraudulentas en los procesos electorales y aplicar estrictamente los estatutos en la vida interna del partido.

Los dirigentes locales dejaron de invitarme a las asambleas pues me convertí en insoportable con mis discursos moralistas y el volumen de voz. Los dirigentes nacionales y estatales dejaron de avisarme cuando visitaban la ciudad; sin embargo, apoyé las dos campañas de AMLO (aunque en la primera los más prestigiados socialmente del partido chocamos con la elección de candidatos priistas con grandes caudas de corrupción) seguí pagando mis cuotas al partido, hasta que no hubo donde ni a quien pagarlas, pues en Juárez las oficinas del PRD prácticamente no existen.

Pero volvamos a la fiesta. Mientras un viejo militante ex integrante de una banda de Jazz, nos deleitaba con magníficas ejecuciones de los grandes saxofonistas de la época clásica de este género musical, repentinamente me encontré rodeado de algunos dirigentes actuales del PRD y preguntándoles cuando era la próxima asamblea municipal para discutir el futuro inmediato del Partido que se ha convertido en la segunda fuerza electoral en la ciudad (con 150 mil votos) por arriba de Acción Nacional, fui sacado al aire frío de la riña callejera de lo que queda de tribus del partido.

Lo primero que me informaron fue que ya no soy miembro del partido porque no cumplí con un trámite ordenado por algún congreso de tantos que se celebran para recomponer la distribución de puestos y dineros entre las tribus ahora devenidas en pandillas.

No hubo manera de convencerlos de que tengo la credencial con el primer número de afiliación en Juárez, firmada por Cárdenas en 1989 y que ese es un derecho adquirido que nadie puede cancelar sino mediante juicio seguido ante el tribunal interno del partido. Allanándome a la discusión, les pedí información para hacer los trámites necesarios, les dije a voz en cuello (en la posada de Morena) que seguía siendo perredista y la respuesta fue cortante y definitiva: «Usted debe esperar a que haya una nueva promoción para nuevas afiliaciones, ahorita solo tenemos elegidos a los consejeros estatales y somos 19 por Juárez, 10 juegan con los chuchos y nueve con el foro sol y con Dolores Padierna 5 y 4. Así que conformese señor, solo esos 19 tenemos derecho a voto en la ciudad, el comité municipal está inactivo y no tiene reuniones. Además cuando se re afilie, tiene que incorporarse a uno de los mil comités seccionales que se van a formar en la Ciudad y esos comités van a nombrar 60 consejeros municipales, a ver si lo nombran, solo entonces podrá asistir a las asambleas municipales».

Al exclamar «Eso tardara años y este hay elecciones y el PRD tenemos casi 150 mil votantes y podemos ganar la presidencia municipal», un profesor miembro de los «19 fantásticos» me respondió: «Eso no interesa. Ahorita hay que asegurar la construcción del partido, la diputación plurinominal y la regiduría municipal, no podemos perder lo que ya tenemos ganado por andar con sueños guajiros, así que si quiere volver a la política espérese o váyase a otra parte».

Repito y concluyo: el plan local del PRD es miserable, mantener controlados los 19 votos, para que entre ellos decidan al regidor y luego con otros iguales del resto del estado que suman 75 decidir quién es el diputado plurinominal. Después de eso ya verán cómo convierten en fuerza política los miles y miles de votos que tuvieron en el 2012.

Así lo hicieron en el 2006. En Juárez el PRD tuvo 100 mil votos, unos pillos controlaron el aparato aseguraron la regiduría para las elecciones municipales del 2OO7 y su votación cayó a menos de cinco mil votos, aseguraron un regidor y un diputado plurinominales, los cuales han votado coincidentemente con el PRI. Con esa práctica estamos muy lejos de la Democracia participativa que se anuncia en el pacto por México, ¿cómo vamos a participar en el gobierno si no participamos en nuestro partido?

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
en Sinembargo al Aire

Opinión

más leídas

más leídas