Javier Solórzano
29/10/2012 - 12:01 am
Las madres centroamericanas
Andan recorriendo un grupo de madres centroamericanas el país. Van por las rutas que, suponen, pudieron seguir sus hijos y familiares en su intento por llegar a lo que para muchos sigue siendo una especie de “tierra prometida”. Es la tercera caravana de madres de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Llevan años, y en […]
Andan recorriendo un grupo de madres centroamericanas el país. Van por las rutas que, suponen, pudieron seguir sus hijos y familiares en su intento por llegar a lo que para muchos sigue siendo una especie de “tierra prometida”. Es la tercera caravana de madres de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Llevan años, y en algunos casos décadas, de no saber nada de sus hijos.
Hace dos años doña Eleuteria se sumó a los muchos padres y madres de familia que buscan a sus hijos. Desde Honduras, su lugar de origen, recorrió El Salvador y Guatemala hasta entrar a México en donde siguió la ruta de los migrantes. Se ha incrementado el afán de muchos jóvenes centroamericanos por llegar a los Estados Unidos, la situación por la que pasan sus países materialmente termina por expulsarlos. Se ha incrementado el número de migrantes centroamericanos que se quedan en el país, se ha convertido en una alternativa a la cual se aferran como si fuera la “tierra prometida”.
Doña Eleuteria nos dijo en la Ciudad de México que no tenía la menor duda de que iba a encontrar a su hija, a la que no veía desde hace 15 años. En su largo y pesado viaje por el país cuenta que vio de todo, desde la solidaridad de mucha gente con los migrantes que apoyan y tratan de dar información en medio de su gran voluntarismo, hasta la escasa ayuda y desatención de las autoridades nacionales.
Doña Eleuteria encontró a su hija y conoció a su nieta. Dice que fue una escena “inolvidable” que además de darle una emoción, “casi la misma que tuve cuando nació”, sirvió también para que las madres que componen la marcha fortalecieran sus esperanzas.
Hoy, de nuevo, la “Caravana de las Madres de los Migrantes Centroamericanos Desaparecidos” está recorriendo la ruta de los migrantes que buscan a sus hijos. Otra vez enfrenta la ausencia de las autoridades, quienes poco o nada colaboran y todo termina por ser para las madres contracorriente. Están ante la desinformación, el dolor, los polleros, las autoridades y ahora también contra el crimen organizado que ha tomado auténticamente a los migrantes como sus rehenes.
La esperanza no se las quita nadie y el dolor sólo desaparece cuando ven a su hijos, como doña Eleuteria, o tienen indicios de ellos. El trato a los migrantes en el país es cada vez más brutal y más inhumano. Se les señala, se les discrimina, se les tortura, se les mata y además se busca meterlos en una especie de canal del olvido. En esto tienen mucho que ver las autoridades. Lo menos que se puede hacer es atender a las madres de la caravana y ofrecerles ayuda la cual esta a la mano en un país que si bien es grande, lleno de laberintos e intereses, también debe humanizarse ante este drama. No hacerlo es jugar con el dolor y cerrarle aún más la vida y la solidaridad a muchas madres que lo único que quieren es algo natural que, antes que nada, es un derecho: ver y saber de sus hijos.
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