Una familia, un salario: La madre de todas las reformas

25/09/2012 - 12:03 am

¿Cuál es tu propuesta?, me reclaman mis amigos empresarios, y algunos lectores, sobre mis observaciones críticas a la reforma propuesta por Calderón, y añaden burlas porque me considero experto en derecho laboral. Bueno pues “a petición del público”, como los cantantes de rancheras en los ranchos, propongo como la madre de todas las reformas, en el área de las Políticas Públicas, aplicar prioritariamente solo dos artículos, de la LFT. Que son:

Artículo 85.- El salario debe ser remunerador y nunca menor al fijado como mínimo de acuerdo con las disposiciones de esta Ley. Para fijar el importe del salario se tomarán en consideración la cantidad y calidad del trabajo.

Artículo 90.- Salario mínimo es la cantidad menor que debe recibir en efectivo el trabajador por los servicios prestados en una jornada de trabajo.

El salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.

Y la reforma consistirá, en promulgar las leyes, acuerdos políticos, estrategia económica, y políticas públicas, para convertir en realidad estos dos artículos.

Si así se hiciera, aunque para lograrlo se empleen cinco de los seis años del próximo encargado del Ejecutivo –que no Presidente–, se alcanzaría una reforma que responde a las ideas Kantianas sobre el Derecho, tendríamos una reforma con un propósito: “al que se puede suponer tienden todos los hombres por naturaleza” y efectivamente, podemos suponer que todos los mexicanos, por naturaleza aspiramos a sostener a nuestra familia, en los órdenes material, social cultural y educativo, con nuestro salario.

¿Por qué menciono a Kant? Porque Immanuel Kant, el gran filósofo de Königsberg (1724 –1804), forma parte de los hombres que cimentaron las teorías modernas del Derecho; es decir, el derecho para la sociedad Industrial, ahora conocida como globalización-feroz.

Sólo cito dos párrafos que están ahí en los cimientos del Derecho:

Kant escribió: “Cuando decimos: los sentidos nos representan los objetos como aparecen, pero el entendimiento nos los representa como son, esto último, hay que tomarlo, no en sentido transcendental, sino meramente empírico, es decir: nos los representa como deben ser representados en calidad de objetos de la experiencia”. Sería vanidoso para Kant reconocer que con este párrafo liberó buena parte de las lógicas interpretativas del mundo basadas en la Fe o en la magia que producían juicios con pretensiones de validez universal con origen divino, a contracorriente, sólo eran juicios que derivaban de la experiencia y finalmente de los sentidos. Entonces, nuestra propuesta debe considerar esa gran limitación, la limitación de la experiencia.

El otro concepto que nos lleva a comprender las normas jurídicas son los imperativos hipotéticos, que prescriben una acción como buena “si y sólo si” es necesaria para conseguir algún propósito. Le interesan al Derecho los imperativos hipotéticos asertóricos porque el propósito en cuestión es real, esto es, un fin al que se puede suponer tienden todos los hombres por naturaleza; este fin, según Kant, es la felicidad y de ahí el mandato “debes moderar tus pasiones y deseos”, que describe el modo de comportarse para la realización de un fin universal o común a todos los hombres: la felicidad. Sin embargo, el modo de realizar la felicidad depende de circunstancias empíricas de las circunstancias sociales, económicas y políticas de cada época.

Sintetizando diremos que para que una ley “represente la realidad como debe ser” debe producirse una hipótesis en el mundo empírico que actualiza la condición para que surja la nueva ley. (Javier Echegoyen Olleta. Historia de la Filosofía. Volumen 2: Filosofía Medieval y Moderna. Editorial Edinumen, Madrid, 1996).

Así, la propuesta tiene que comprender las circunstancias del momento actual del país, y debe tener un fin al que tiendan todos los hombres por naturaleza. De esta manera se tiene una ley razonable y aceptable, de otra manera se obtiene una ley arbitraria y autoritaria, que sólo subsiste porque la autoridad la impone con la fuerza del Estado cuya fuerza finalmente está respaldada por las armas, Max Weber abunda suficientemente sobre esta relación entre la fuerza armada y la justificación del Estado.

Sin embargo, Calderón, Carstens, Lozano, los priístas empanizados y los panistas empriísados, consideran que el propósito que justifica la reforma es garantizar mayores ganancias y mayor competitividad para los empresarios ,reduciendo las percepciones reales de los trabajadores, lo que traerá un efecto contrario a lo que nuestra naturaleza humana nos inclina, pues lo hacen deteriorando el nivel de vida de los trabajadores.

Siguiendo a Kant, vemos que la experiencia nos enseña que los trabajadores mexicanos son excelentes operarios y que cuando se les ocupa en empresas que han modernizado sus sistemas de producción y de administración, la cantidad y calidad de la producción de la mano de obra mexicana, no tiene adversario en los países en emergentes (según la retorica globalista).

Tengo para mí que así funcionan las grandes trasnacionales, para competir en las grandes ligas, y aún cuando hay países y regiones que ofrecen salarios más bajos, en cuanto aumenta el mercado de sus mercancías, aumenta la demanda de trabajadores mexicanos en Ciudad Juárez, y miles de mexicanos vienen a esta ciudad a trabajar por que los bajos salarios de la frontera son superiores a los que proporciona el modelo empresarial de Veracruz, Hidalgo, y Estado de México. Parafraseando un slogan de los 40s diríamos “miles de grandes empresas internacionales no pueden estar equivocadas”.

Me consta que las preocupaciones actuales de las grandes trasnacionales no está en ahorrarse cinco dólares por día-trabajo de sus operadores, sino en buscar nuevos métodos de producción que disminuyan considerablemente las emisiones que agreden al medio ambiente. Ahí está el negocio señores, no en la mano de obra esclava.

Por eso en México, antes de mover todo el cúmulo de resortes, ligazones, redes, pesos y contrapesos que ha generado la LFT en los últimos 40 años, (un período muy breve en la línea del tiempo de las normas jurídicas), la prioridad del gobierno federal es: Primero aplicar la ley en sus dos artículos fundamentales garantizando que funcione el principio natural, de las familias humanas: “Un salario. Una familia”, principio que se ha convertido en derecho humano a partir de las reformas constitucionales de junio de 2011.

Cuando Carstens pidió derecho para que las empresas despidan libremente a sus trabajadores, no habló como hombre de Estado, porque no hay ningún Estado que quiera tener las calles invadidas de desocupados hambrientos, sino que habló como un comerciante o industrial mercenario, chafa, de baja productividad, que se levanta preguntándole al(a) amante en turno: ¿faltará mucho para que se restablezca la esclavitud en México? Habló con la misma lógica de Romney que piensa que el 47% de los norteamericanos que reciben subvenciones del Estado ni siquiera se merecen el honor de escuchar sus palabras, porque son seguidores ciegos de Obama. Ignorando que los pensionados de su país son ancianos que votaron por Reagan, veteranos de guerra y desempleados por la globalización, y por los malos manejos financieros de sus principales amigos.

Por eso insisto una vez más, “Una familia, un salario” y, a coro con Ricardo Raphael, primero la democratización sindical y después todas las reformas que quieran proponer.

Y sin embargo, como dijo el ranchero, “Yo estaba muy agusto durmiéndome de hambre, ya me despertaste, ahora te apuras y me traes frijoles…y con tortillas”.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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