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Arnoldo Cuellar

13/09/2012 - 12:03 am

Guanajuato, el escándalo que se le viene al PAN

Pese a las vicisitudes del primero de julio, Guanajuato siguió siendo la joya de una corona panista que pronto dejará de existir, una joya muy devaluada por cierto. En efecto, el único estado, de los tres que renovaron poderes en 2012, donde Acción Nacional conservó el gobierno, y uno de los poquísimos donde Josefina Vázquez […]

Pese a las vicisitudes del primero de julio, Guanajuato siguió siendo la joya de una corona panista que pronto dejará de existir, una joya muy devaluada por cierto.

En efecto, el único estado, de los tres que renovaron poderes en 2012, donde Acción Nacional conservó el gobierno, y uno de los poquísimos donde Josefina Vázquez Mota se alzó con un triunfo, está a punto de entrar en barrena gracias a las pugnas larvadas en ese partido, las mismas que se aceleraron luego de la pasada elección.

Preocupado por el cierre de la brecha electoral entre PRI y PAN, afectado por la derrota en León que le abre un frente interno y presionado por el crecimiento de la oposición en la Cámara local, lo que reducirá su margen de maniobra política, el próximo gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez, ha reaccionado con una campaña en pro de la moralidad en el ejercicio de gobierno.

A dos semanas de tomar posesión e inaugurar el quinto mandato en línea de su partido en esa entidad, que los llevará a completar 27 años de responsabilidad gubernamental, Márquez ha lanzado como una de sus principales iniciativas la conversión de la Secretaría de la Gestión Pública en una instancia de Transparencia y Rendición de Cuentas.

Además, impulsó la firma multitudinaria de un Código de Ética por parte de los funcionarios electos del PAN. Por si fuera poco, se adivina la mano del nuevo gobernador en la decisión del gobierno saliente, encabezado por el interino Héctor López Santillana, de cesar a decenas de directores generales y subsecretarios de diversas dependencias, por tener en sus registros observaciones de órganos de control del Ejecutivo y el Legislativo.

Todas las señales permiten suponer que Márquez y su equipo cercano atribuyen sus complicaciones electorales a los escándalos de corrupción del anterior régimen, el de Juan Manuel Oliva Ramírez quien pidió licencia en marzo pasado para incorporarse a la campaña de Josefina Vázquez Mota.

Oliva fue señalado en escándalos mediáticos por malos manejos en el DIF, donde se desempeñaba su esposa, Martha Martínez de Oliva. La realización de una obra como la Expo Bicentenario, inaugurada por el presidente Felipe Calderón en el verano de 2010, que se realizó a marchas forzadas y a un alto costo, contribuyó a la mala prensa de Oliva.

Lo mismo ocurrió con el intento de ganar la asignación de una  nueva refinería en Salamanca, donde se adquirieron casi mil hectáreas de predios agrícolas en una operación relámpago. Finalmente la refinería se quedó en Hidalgo y Guanajuato se encontró con una enorme reserva de terreno, sin destino claro hasta la fecha.

La presión sobre Miguel Márquez por haber surgido del gobierno de Oliva, donde fue el secretario de la Gestión Pública en su primera mitad, y de Desarrollo Social en la segunda, parece convertirse ahora en un catalizador para la reacción del gobernador electo mediante su cruzada anticorrupción.

Aquí es donde viene lo interesante, pues ante la reiteración de los preceptos de honestidad y transparencia por parte del próximo mandatario panista, no bastarán las medidas cosméticas y las promesas, sino que pronto se hará visible una presión para abrir las investigaciones en torno a las cuentas del anterior gobierno.

Márquez se está metiendo, por propia voluntad, en el cepo donde quieren verlo los críticos de Oliva y el resurgido priismo de Guanajuato: adoptar el papel del inquisidor encargado de develar las corruptelas del PAN, desde el propio PAN.

Al asumir ese rol con un singular entusiasmo, el inminente mandatario necesariamente quedará mal con alguien; con el PAN, al castigar a algunos de sus liderazgos más importantes por estar involucrados en temas de corrupción de manera directa o indirecta; o con una parte importante de los ciudadanos y la opinión pública al no poder llegar a fondo y quedarse sólo en un desplante de demagogia que termine por hacerlo cómplice de lo que quiere combatir.

Al hacer suyo el discurso anticorrupción y adelantarse a los reclamos de la oposición, Miguel Márquez se obliga a un esfuerzo de fondo. Para llevarlo a cabo necesitaría un fuerte respaldo político, sin embargo ese respaldo se verá afectado cuando empiece a vulnerar al PAN con la exhibición de los malos manejos de militantes de este partido.

En ese momento, el soporte a Márquez provendrá seguramente del estamento opositor y de los medios de comunicación. Para investigar a Oliva, el gobernador panista de Guanajuato tendrá incluso el apoyo de Enrique Peña Nieto, sin duda. pero esa confluencia no se mantendrá más que de forma coyuntural hasta que llegue la siguiente elección.

Por si algo faltara, además, la profundización de la línea de discurso con la que pretende asumir el cargo lo llevará, inevitablemente, a una confrontación directa con su ex jefe, Juan Manuel Oliva, quien actualmente se desempeña en el PAN nacional, donde busca desde ahora posicionarse como prospecto a dirigir ese partido cuando lleguen los tiempos del relevo de Gustavo Madero.

Una pugna entre Oliva y Márquez, entre el ex gobernador y el gobernador, será seguramente el escenario ideal para profundizar la crisis que vive aún de manera incipiente el panismo de Guanajuato, generando además rebotes nacionales, lo que abriría la puerta al principio del fin del largo reinado blanquiazul en las tierras del Bajío.

En política no sólo los hechos, sino incluso las palabras, tiene consecuencias.

Tratando de sacudirse una herencia de la que él mismo forma parte, a lo mejor sin saberlo, el próximo gobernador de Guanajuato parece estar invocando a los demonios para que den cuerpo a aquel otro axioma vigentísimo en la política a la mexicana: las peores conspiraciones, a menudo, son las que arman las circunstancias.

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Arnoldo Cuellar
Periodista, analista político. Reportero y columnista en medios escritos y electrónicos en Guanajuato y León desde 1981. Autor del blog Guanajuato Escenarios Políticos (arnoldocuellar.com).
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