Author image

Jorge Javier Romero Vadillo

30/03/2012 - 12:02 am

Las preguntas a los candidatos

El 27 de marzo un grupo de notables publicó en desplegado una serie de “preguntas cuyas respuestas podrían transformar a México”. La lista de firmantes es plural, con diferentes convicciones y posiciones y, aunque en la formulación de alguno de los cuestionamientos parece implícita la respuesta esperada, dejan claro de entrada que no necesariamente coinciden […]

El 27 de marzo un grupo de notables publicó en desplegado una serie de “preguntas cuyas respuestas podrían transformar a México”. La lista de firmantes es plural, con diferentes convicciones y posiciones y, aunque en la formulación de alguno de los cuestionamientos parece implícita la respuesta esperada, dejan claro de entrada que no necesariamente coinciden entre ellos en las respuestas, ni pretenden que su cuestionario sea exhaustivo ni vinculante. Las preguntas planteadas, en efecto, abordan buena parte de los problemas cruciales del país –algunos, para mi gusto, tratados de manera muy limitada, sobre todo el último, referente a los pendientes de la democracia mexicana, pues no inquieren sobre la naturaleza del régimen político presidencial–, pero en términos generales constituyen una agenda sobre la que bien harían los candidatos en definirse.

No es la primera vez que se hace un ejercicio de este tipo. En 1999, un grupo más amplio de intelectuales, activistas de la sociedad civil, artistas y académicos convocamos a lo que llamamos Agenda 2000. Varios de los firmantes de ahora participaron en aquel proyecto, con pretensiones más ambiciosas que lo que ahora se presenta, pero con la misma intención: a partir de un diagnóstico plural y bien fundado, plantear las preguntas que considerábamos fundamentales para que los candidatos a la presidencia respondieran durante aquella campaña, que ya entonces preveíamos podía desembocar en la alternancia en la presidencia. El objetivo de la iniciativa era sentar una agenda de problemas nacionales que, con independencia de quién ganara la elección, deberían ser abordados con urgencia para encauzar el desarrollo nacional. “Más allá de la pluralidad –decíamos entonces– la consolidación democrática requiere de un entendimiento básico entre las fuerzas políticas. Un horizonte de cuestionamientos compartidos y un piso mínimo de reglas para procesarlos”.

A la elaboración de los diagnósticos invitamos a organizaciones de la sociedad civil y a académicos reconocidos. Los planteamientos derivadas de estos los publicamos en un libro que incluía las preguntas a los candidatos a la presidencia. Ya durante la campaña electoral invitamos a los candidatos a sentarse con los convocantes para responder los cuestionamientos, en sesiones públicas llevadas a cabo en la sede del IFE, que apoyó el proyecto. Sólo tres de los candidatos de entonces –Vicente Fox, Gilberto Rincón Gallardo y Porfirio Muñoz Ledo– acudieron a la cita. Los otros desairaron la iniciativa.

Lo preocupante es que al revisar los temas y las preguntas de entonces muchas siguen siendo las mismas de ahora o muy similares. Hay algunas diferencias significativas sin embargo; un ejemplo es que hace doce años la violencia que preocupaba no era la incontrolada del crimen organizado si no la que estaba latente con motivaciones políticas, pues no se había apagado del todo la hoguera encendida por el EZLN en 1994.

Otros temas, empero, estaban ya ahí, tan lacerantes como en la  lista de preguntas ahora presentada. Aunque Agenda 2000 pretendía ser exhaustiva, y fue tal vez esa su debilidad mayor, las preguntas sobre transparencia y corrupción, sobre rendición de cuentas, sobre educación, inversión y crecimiento, impuestos, seguridad social, monopolios públicos, sindicatos, monopolios privados, la inserción de México en el mundo, diversidad y equidad de género y democracia fueron planteadas en algunos casos casi en los mismos términos y las respuestas siguen escaseando. Dos sexenios en los que apenas se ha avanzado y en muchos casos incluso hemos retrocedido.

La exigencia de entonces es la misma de ahora: definiciones concretas sobre los problemas acuciantes; campañas con contenidos y propuestas, no meras ofertas de mercado, como si de lo que se tratara fuera de comprar jabones. La situación nacional, no está, por más que Felipe Calderón movilice a sus empleados para que le aplaudan sus supuestos logros, para hacer campañas de feria. Algo de contenido tenemos que exigir.

Bueno sería que en esta ocasión los candidatos no plantaran a los preguntones y ahora sí comenzáramos a oír, de parte de los políticos, que tienen respuestas y compromisos para gobernar en consecuencia.

Jorge Javier Romero Vadillo
Politólogo. Profesor – investigador del departamento de Política y Cultura de la UAM Xochimilco.
en Sinembargo al Aire

Lo dice el Reportero

Opinión

más leídas

más leídas