El principio del fin del calderonismo

06/02/2012 - 12:03 am

Es posible que el triunfo de Josefina Vázquez Mota en la contienda interna del PAN no marque el principio del fin del calderonismo.

Sin embargo, estoy convencido de que la derrota de Ernesto Cordero, su “delfín”, su protegido, el favorito de Los Pinos, sí marca el punto más alto de la corriente que encabezó el presidente Felipe Calderón desde su llegada al poder (1 de diciembre de 2006), y el inicio de su caída.

En torno a Cordero se habían agrupado la mayoría de los más cercanos del presidente Calderón.

En torno a su candidatura estuvieron los más fieles servidores del político michoacano, incluyendo miembros de su familia.

Porque el proyecto de Ernesto Cordero significaba una segunda fase del calderonismo. Dicho por Cordero mismo. Significaban seis años más de la misma estrategia contra el narco, seis años más de Genaro García Luna y seis años más de privilegiar las armas sobre la inteligencia, y la pólvora sobre la cura social a los males de las drogas.

Calderón apostó a Cordero desde hace mucho tiempo. Josefina Vázquez Mota es un accidente para él, para ellos. Y ha perdido, han perdido.

En la lógica que supongo, el calderonismo terminará de convertir el PAN en su refugio. Muchos, como Cecilia Romero o como Juan Molinar Horcasitas, se adelantaron y volvieron el máximo órgano de dirección de Acción Nacional en su lugar para atrincherarse.

Otros lo harán en los siguientes meses, antes de que empiece la depuración.

Sí, la depuración. Porque Josefina Vázquez Mota empezará a mover a los suyos hacia posiciones que le convengan hasta que llegue la elección.

Si gana, la depuración se hará completa.

Si pierde, empezará un pleito de enormes dimensiones en el PAN, por el PAN. Se culpará a Calderón por perder Los Pinos. Con ese argumento, sus aliados serán purgados.

Pero gane o pierda Vázquez Mota, la ruta de salida de los calderonistas está marcada.

***

 

Tuve, tengo la sensación de que la presidencia de Felipe Calderón nunca terminó de consolidarse como tal. Siempre en cuestión. Siempre bajo las dudas de su legitimidad.

La manera en que llegó a la Presidencia en 2006 está en duda.

Está en duda si su guerra contra las drogas estuvo inspirada en un proyecto legítimo o si fue solamente un arranque postelectoral.

Está en duda si el “michoacanazo” o si los arrestos de figuras importantes de varios partidos opositores fueron motivados por razones políticas.

Fueron, son famosos los arranques de ira del presidente Calderón. Sus manotazos incluso para los incondicionales; sus arrebatos de menosprecio para sus contrincantes. Su intolerancia para quienes no creyeron, no creen en él.

Todo, todo contará en la hora de la despedida, que empieza hoy, que empezó ayer domingo, por la noche, con la derrota de Ernesto Cordero, quizás el último gran proyecto de la presidencia de Felipe Calderón.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx
en Sinembargo al Aire

Lo dice el Reportero

Opinión

más leídas

más leídas