Desconfianza pura

08/08/2011 - 12:00 am

Las reuniones en el Alcázar de Chapultepec fueron dolorosas. En la primera, el presidente Calderón tardó en entender lo que estaba pasando. Su discurso inicial tuvo dos momentos. Por una parte, estableció la importancia que para su gobierno tenía el encuentro; mientras que en la segunda parte, poco faltó para que terminara regañando a las víctimas. La participación de doña Mary Herrera le cambió la perspectiva de las cosas al Presidente. A partir de ese instante, el diálogo fue intenso y parecía que Calderón escuchaba con algo más que atención.

No se alcanzaron conclusiones significativas. Lo más importante para las víctimas de la guerra que ya no es guerra, es que por fin fueron escuchadas, y en algunos casos fueron recibidas por las autoridades. Calderón tuvo una reunión de más de una hora en Los Pinos con doña Mary Herrera. Fue importante sin duda, pero no dio para otras cosas. La razón es que a Calderón nadie lo va convencer de que cambie su estrategia actual.

El encuentro con los legisladores tenía también la parte del dolor, pero además, se suponía que se abrirían los espacios necesarios para hacer modificaciones profundas a las leyes que dieran paso a un cambio en la situación que actualmente se padece. En buena medida, el diálogo llevo a acuerdos concretos, como decíamos la semana pasada. Sin embargo, en los últimos días todo ha derivado en un cúmulo de desencuentros que crisparon desde el uso del lenguaje hasta las actitudes, rompiendo los precarios espacios de comunicación.

El motivo es la Ley de Seguridad Nacional. Es un tema central que puede ir incluso antes de la Reforma Política. La razón está en que se pueden abrir a través de ella criterios discrecionales sobre la participación de las fuerzas armadas. Se aprobó una minuta, lo que no quiere decir que se haya aprobado la ley. Se tiene que discutir y, bajo las actuales circunstancias, que mejor que hacerlo con la presencia del “Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad”.

Con la información que se tiene, cabe que haya un malentendido sobre la minuta y la importancia de su aprobación. Durante muchos meses se ha discutido el tema en la Cámara de Diputados. Si bien la mala fama de los legisladores no es gratuita, en este caso varios diputados han hecho un trabajo serio y atendible.

Sin embargo, la desconfianza en nuestro país es una forma de vida y no se puede dejar nada a las dobles y triples interpretaciones. Las críticas a la minuta obligan a que de nuevo se discuta el tema. La ley no debe quedarse bajo criterios discrecionales y menos cuando se trata de la participación de las fuerzas armadas, y más con la experiencia de estos 4 años.

Javier Sicilia está cada vez más expuesto. Era obvio que esta iba a pasar. Un movimiento como el que encabeza pasa inevitablemente por procesos de este tipo y por el desgaste. Los políticamente correctos andan escribiendo que Sicilia quiere ahora ser Presidente y que está usando al movimiento. No vemos ni creemos que esto este pasando. Lo que ven Javier y las víctimas es que los legisladores y la Presidencia han perdido de vista el hartazgo y los temores bajo los que siguen viviendo. En el movimiento están convencidos de que sus interlocutores han olvidado que muchas de las víctimas han tenido que cambiar de ciudad tratando de empezar sus vidas sin nada en medio del temor, el dolor y la impotencia. No se ve y esto incrementa su indignación cotidiana y su desconfianza ilimitada.

Es de nuevo el tiempo para que se sienten y se escuchen unos y otros. Bajo las actuales condiciones, el único que puede resolver buena parte del problema es el legislativo. Es un asunto de leyes y de voluntad política. Lo que es un hecho es que no se vale ni tiene sentido que el Presidente y su gabinete por un lado y el legislativo por el otro, pongan cara de compungidos en el Alcázar de Chapultepec pero cuando salen de él, todo entra en el olvido o en nuevas interpretaciones. Invitaron, se sentaron, prometieron, y en algunos casos hasta lloraron, pero la pelota sigue en su cancha.

Javier Solórzano
Es periodista. Conductor de radio y televisión.
en Sinembargo al Aire

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