El 16 de mayo pasado se formalizó el pacto. Frente al “líder histórico” del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, así como el candidato para el Estado de México, Alejandro Encinas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard aceptaron ponerle un candado más a la elección interna por la candidatura presidencial. Además de encuestas –y del ambiguo “quien esté mejor posicionado”–, decidieron una serie de debates, como es público. Sin embargo, aquel que crea que antes del invierno del 2011 quedará decidido quién va por la izquierda en la carrera por Los Pinos, podría equivocarse.

Los equipos de Andrés Manuel y Ebrard, con la mediación de personajes importantes, discuten fechas. Se habla de octubre. Pero Alberto Anaya (Partido del Trabajo) y Dante Delgado (Convergencia) han planteado la “inconveniencia” de subir al ring público a los dos aspirantes en ese mes, o antes. ¿El argumento? Que podrían ser acusados de “actos anticipados de campaña”. El contraparte, otros alegan que si los debates no son ahora se permitirá que los precandidatos opositores se fortalezcan.

Algunos creen que Anaya y Dante operan para su candidato, López Obrador. Los ebrardistas dicen que el tabasqueño no es bueno para el botepronto y puede perder puntos frente a Marcelo, quien es más elocuente. Por eso el acuerdo del 16 de mayo se tambalea. Por otro lado, si no hay debates se le habrá robado a la izquierda la posibilidad de mostrarse “democráticos” y, lo más importante, de evitar una ruptura.

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Salvador Beltrán del Río se esfuerza para que el cochinero no salpique demasiado. Sin embargo, el comisionado del Instituto Nacional de Migración vive una paradoja: para mostrar que la limpia emprendida es real, debe exponer casos, expedientes, acciones. Debe mostrar el cochinero, pues. ¿Qué hacer? Porque por más que matice, la realidad –dicen fuentes cercanas– es que encontró una institución maltrecha; muchas delegaciones operaban como sucursales del crimen organizado, principalmente de Los Zetas. Los malos, en pocas palabras, lograron hasta el tuétano de la institución. ¿Cómo demostrar el esfuerzo sin hacer demasiado ruido?

La otra bronca de Beltrán del Río es que todos los caminos conducen a Cecilia Romero, cabeza de uno de los grupos más sólidos y radicales dentro de la derecha mexicana (Yunque, iglesia, etc.). La ex titular del INM es secretaria general del PAN; le gusta presumir, además, que es amiga personal del presidente Felipe Calderón. ¿Cómo puede el nuevo titular hablar de la limpieza sin hacer notar que la poderosísima Cecilia Romero fue la encargada del despacho durante los previos cuatro años? ¿Cómo no decir que fue ella la que permitió que el Instituto se corrompiera, por omisión o por complicidad? Gulp.

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La detención del ex alcalde Jorge Hank Rhon ha desatado acusaciones de varios partidos contra el gobierno federal, principalmente del PRI. “Cacería de brujas” con “fines electorales” es lo menos que se ha dicho.  Hank Rhon es hijo fundador del grupo Atlacomulco, que impulsa la candidatura de Enrique Peña Nieto. La reacción priista era de esperarse. ¿Y la secretaría de Gobernación? ¿Y José Francisco Blake Mora? Hay que recordar que el ministro del interior, Blake Mora, panista, es de Baja California y es, además, un viejo contrincante de Hank. ¿Por eso se esconde?

Pero el que sí salió a dar la cara fue Ernesto Cordero. ¿Cordero, el secretario de Hacienda? ¿Cordero, el precandidato presidencial? ¿Cordero el panista, el aparente favorito de Felipe Calderón para sucederlo? El mismo. Salió a dar un mensaje como si fuera secretario de Gobernación, o una especie de Primer Ministro del gobierno calderonista. “Este país ha sufrido muchísimo la corrupción y cuando empezamos a limpiar la casa de inmediato apelan esas cosas. Yo lo que creo es que es algo que este país ha agraviado muchísimo los actos de corrupción, y bueno, habrá que esperar, pero me parece que no hay que confundirse. Me parece que es lo que la ciudadanía está demandando, me parece que fue basado en la dirección correcta. Si quieren impunidad este gobierno no le va dar impunidad a nadie”, dijo. ¿A nombre de quién o de qué el secretario de Hacienda se mete en temas de seguridad, legalidad, corrupción?

Redacción/SinEmbargo

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