Las protestas, la política y el cambio climático fueron las grandes olas de atención este 2019, un año que se caracterizó por el hartazgo de la sociedad que ahora se moviliza en todo el mundo en busca de un mejor lugar para vivir en el que puedan contar con aire puro, con la libertad de sus derechos y con la confianza de que sus gobernantes harán un buen trabajo.
Por Marta Rullán
Ciudad de México, 30 dic (EFE).- El migrante venezolano, símbolo de los millones de emigrantes, inmigrantes y refugiados que se han visto obligados a dejar su país este año; el colectivo chileno Las Tesis, cuya coreografía contra la violencia sexual se ha convertido en un himno feminista global escuchado en las protestas de medio mundo, y la activista sueca Greta Thunberg, icono de la lucha contra el cambio climático, figuran entre los protagonistas de 2019.
También el Presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro, con sus ataques a los que opinan diferente, desde Emmanuel Macron a Leonardo di Caprio, y el primer ministro británico, Boris Johnson, cuyo nombre está unido a la tumultuosa salida del Reino Unido de la Unión Europea, han destacado en un año marcado por el auge del populismo conservador.
EL MIGRANTE VENEZOLANO
Con más de 4.6 millones de migrantes en todo el mundo, según los datos oficiales de la ONU, los venezolanos se han convertido en el símbolo de todos los emigrantes, inmigrantes y refugiados en un año marcado por los movimientos migratorios, pero, sobre todo, por las dificultades que encuentran los que se ven obligados a abandonar su país de origen para tener una vida digna.
El éxodo de los venezolanos, que continúan saliendo de su país para huir de la violencia, la inseguridad y las amenazas, así como de la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales, es el más grande en la historia reciente de América del Sur y una de las mayores crisis de desplazamiento en el mundo actual.
Los países y comunidades de acogida, principalmente en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú y el sur del Caribe, así como en España o Italia, los han recibido con generosidad, pero algunos están llegando a un punto de saturación que puede convertir en aún más difícil su situación.
Además de Venezuela, los mayoría de los migrantes proceden de México y Centroamérica, cuyas caravanas de migrantes con destino a EU coparon las primeras páginas de los medios a comienzos de año, junto a las jaulas en las que fueron encerrados muchos menores separados de sus familias por la patrulla fronteriza estadounidense.
Pero los flujos también han continuado desde Oriente Medio, con Siria a la cabeza, tras ocho años y medio de guerra, y los países subsaharianos, sin olvidar a las comunidades asiáticas más castigadas, como los rohinyás o los afganos.
LAS TESIS
Este colectivo chileno ha logrado que su cántico coreografiado «Un violador en tu camino», que miles de mujeres representaron en las calles de ese país durante las protestas, se haya convertido en un himno feminista viral, traducido a decenas de idiomas, del inglés al árabe, pasando por el turco, para denunciar los abusos sufridos históricamente por las mujeres en un sistema patriarcal.
El himno dio la vuelta al mundo el pasado 25 de noviembre, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, cuando decenas de mujeres la representaron frente al Palacio de La Moneda, sede del Gobierno chileno, y en menos de un mes ha tenido réplicas en lugares tan distantes como Londres, París, Barcelona, Santo Domingo, Ciudad de México, Bogotá, Nueva York o Sidney.
«Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía», reza el estribillo, que denuncia que las mujeres nunca son culpables de sufrir violencia machista y apunta a instituciones públicas con consignas como «el Estado opresor es un macho violador» o «el violador eres tú, son los pacos (policías), los jueces, el Estado, el presidente».
Pero el cántico de #LasTesis no solo ha dado voz a las víctimas de la violencia de género, sino también a los millones de manifestantes que en Chile, Hong Kong, Irak, Líbano, Haití, Colombia, Ecuador, Bolivia, Francia, Argelia, entre muchos otros, se han levantado en este 2019 contra las injusticias sociales como no lo habían hecho en décadas.
GRETA THUNBERG
Cuando hace poco más de un año, la activista sueca Greta Thunberg, de 16 años, decidió sentarse cada viernes a las puertas del Parlamento de Estocolmo, nunca imaginó que su voz llegaría a escucharse en todo el mundo y que se convertiría en altavoz global de la lucha contra el cambio climático.
«La biosfera se está sacrificando por países como el mío para mejorar la vida de los ricos», ha dicho esta adolescente, el nuevo símbolo de una generación abocada a concienciar a la sociedad sobre el cambio climático, pero también objeto de insultos por parte de negacionistas y conservadores, que temen que esta batalla conlleve el cambio de un modelo económico que favorece a los poderosos.
Las redes sociales han impulsado una lucha que durante este año ha servido de inspiración a millones de jóvenes de todo el mundo que cada «Viernes para el Futuro» han comenzado a movilizarse, desde Asia a África y América, sin olvidar a Europa, por un futuro que, según aseguran, les están robando.
A modo de colofón de un año marcado sin duda por la emergencia climática, una gran marcha en Madrid, durante la celebración de la Cumbre del Clima (COP25), pidió el fin del modelo depredador y consumista que está destruyendo el planeta, con Thunberg de nuevo en cabeza de la movilización.
JAIR BOLSONARO
La llegada al poder del ultraderechista Jair Bolsonaro, el pasado 1 de enero, supuso una conmoción, y no sólo en Brasil, al tratarse de un Presidente que muestra públicamente y con orgullo sus opiniones racistas, misóginas y homófobas, algo impensable hace solo unos años.
Bolsonaro, al que sus adversarios políticos acusan de «sometimiento» al Presidente de EU, Donald Trump, con el que guarda muchos paralelismos, no ha tenido inconveniente en fotografiarse junto a sospechosos del asesinato de la concejala y activista Marielle Franco; en acusar al actor estadounidense Leonardo di Caprio de financiar los incendios en la Amazonía, y en calificar a la prensa brasileña de «sucia, asquerosa, canalla e inmoral».
El populismo del nuevo mandatario llegó al enfrentamiento personal con su colega francés, Emmanuel Macron, a cuya mujer insultó sin reparos después de que el mandatario francés le acusara de quitar importancia a los incendios que en agosto arrasaron la Amazonía. Esos son sus argumentos.
Las mujeres, los indígenas, los inmigrantes, los negros y el colectivo LGTBI son los principales objetivos de los ataques de Bolsonaro, cuyo mandato es ejemplo de un momento histórico difícil, el de la llegada de la derecha populista a las instituciones y al poder, como se ha visto también en los casos de Trump, del británico Boris Jonhson y del italiano Matteo Salvini, por citar sólo algunos ejemplos.
BORIS JOHNSON
El primer ministro británico se ha convertido en «el rostro del ‘brexit'», primero por su férrea defensa de la salida del Reino Unido de la Unión Europea y después por liderar ese largo y tumultoso proceso, que tras su victoria electoral parece ya definitivo para el 31 de enero de 2020.
Johnson, que se ha afianzado en el poder después de confirmar en las urnas el pasado jueves el apoyo arrollador que ya le habían dado los diputados «tories» en julio, no deja a nadie indiferente: es un político carismático, con fama de bufón, que genera pasiones y odios a partes iguales entre los que le ven como un político talentoso y capaz de reunir abrumadores apoyos entre el electorado y los que lo consideran superficial e irresponsable.
A pesar de haber sido educado en los mejores colegios y tener un acento asociado a las clases privilegiadas, su aspecto desaliñado, con su pelo rubio eternamente despeinado y su inseparable bicicleta, junto a sus modos algo bruscos y populares le sirvieron para romper la imagen clasista de los conservadores británicos y le valieron el apoyo de los londinenses, que le mantuvieron como su alcalde entre 2008 y 2016, y de los británicos en las últimas elecciones.
Tachado de racista y polémico, sus comentarios inapropiados, al más puro estilo Trump, como cuando comparó a las mujeres que llevan «burka» con buzones de correo, le han lanzado al estrellato populista, en el que Boris, como le conoce todo el mundo, se mueve como pez en el agua.