#ANUARIO2017 | Las instituciones financieras internacionales lo han presagiado durante todo el año: si el TLCAN es sepultado, México enfrentaría una recesión por la alta dependencia de sus exportaciones al mercado estadounidense. El Secretario de Comercio Wilbur Ross lo estima como «devastador» para nuestro país.
A lo largo de las cinco rondas de renegociación del acuerdo comercial la tensión ha reinado. Los sectores automotriz y agrícola son los que resultarían más afectados, por lo que los mismos industriales han presionado al Gobierno estadounidense a no cancelarlo. Los resultados, según calculan los mismos socios, se verán entre marzo y noviembre del próximo año, ya que estarán inmersos en el periodo electoral.
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Ciudad de México, 30 de diciembre (SinEmbargo).– En 2016, el entonces candidato Donald Trump lo puso sobre la mesa por considerarlo un desastre para Estados Unidos, y el peso oscilando en los 19 por dólar es la divisa que ha reflejado los ánimos de incertidumbre. Dependiendo del resultado de la ola de mesas de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la avalancha podría ser contra el debilitado crecimiento económico y la inversión, han advertido durante este año los gobiernos socios, calificadoras e institutos internacionales.
El Secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, dijo que el fin del TLCAN «sería mucho más dañino para ellos [México y Estados Unidos] que para nosotros», para quienes «no lograr un acuerdo es mejor que un mal acuerdo». Dado que el 80 por ciento de las exportaciones mexicanas van para la primera potencia mundial, principalmente las manufactureras, «para México sería especialmente devastador», remató.
El Bank of America Merrill Lynch Global Research (BofAML) incluso habló de una posible recesión para México porque la inversión también se afectaría. «[Sería] un largo proceso de divorcio con un impacto diferenciado en países y sectores», expuso en un reporte. La calificadora Fitch explicó que se esfumaría la confianza en el país y el efecto sería en el corto plazo. La Comisión Económica para América Latina (Cepal) puso las cifras: calcula que el PIB caería un 1.9 por ciento, ya que las exportaciones caerían en 6 por ciento y las importaciones en 8.5 por ciento.
Para el Banco de México (Banxico), el balance de riesgos para el crecimiento se ha deteriorado y se encuentra sesgado a la baja, principalmente debido a la incertidumbre asociada a la renegociación del TLCAN. Esta falta de certeza, dice en sus informes, ha mantenido en niveles deprimidos la inversión y posiblemente es una de las causas de la desaceleración del consumo. Otras instancias internacionales como la OCDE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), basadas en el mismo riesgo, advierten sobre un crecimiento de 2 por ciento promedio para el próximo año.
La calificadora Moody’s prevé que una renegociación desfavorable del TLCAN impactaría principalmente a los estados exportadores, mientras que las elecciones federales y locales de julio de 2018 podrían impulsar un crecimiento acelerado del gasto público. Durante 2016 los cinco principales productos que México exportó a Estados Unidos fueron las autopartes y accesorios de vehículos; camiones y autobuses; autos para pasajeros; computadoras; y equipo de telecomunicaciones, de acuerdo con US Census Bureau. El jitomate, aguacate y cerveza son los productos agropecuarios que más mandó.
Desde otra visión, la investigadora de la Universidad Iberoamericana, Aribel Contreras Suárez, sostuvo que, a pesar de la tensión y las propuestas opositoras, Estados Unidos no se saldrá del acuerdo por la dependencia de sus estados exportadores a México y Canadá. El BofAML también evalúa una baja probabilidad de que Estados Unidos se retire.
Los mismos industriales y cámaras comerciales han presionado al gobierno estadounidense para no cancelarlo. Entre los afectados figurarían California, Arizona, Iowa, Nebraska, las entidades productoras de maíz, un grano altamente importado por nuestro país, destacó Contreras Suárez. El sector automotriz, donde hay cadenas productivas entre países con bienes intermedios, también está en vilo.
Cuando Trump era el candidato presidencial republicano llegó a señalarlo como «el peor acuerdo de la historia». Ahora como Presidente, y luego de sacar a Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), ha expuesto la posibilidad de, en vez de terminarlo, solo se actualice si resulta justo. «Siempre voy a poner a Estados Unidos primero”, dijo en Vietnam, a donde también acudió el Presidente Enrique Peña Nieto y el Primer Ministro Justin Trudeau a mediados de noviembre pasado.
¿FINALES DE 2018 O 2019?
La quinta mesa de renegociación de este año se celebró el 21 de noviembre, en la cual hubo avances, pero no se cerró ningún capítulo ante las brechas existentes entre Estados Unidos, Canadá y México. Durante diciembre hubo reuniones intersesionales en Washington y la sexta ronda será del 23 al 28 de enero próximo en Montreal, Canadá.
El Secretario de Comercio Wilbur Ross calcula que se termine en marzo de 2018. Pero el Secretario de Economía, Ildelfonso Guajardo, ha dicho que podría prolongarse hasta finales del próximo año por las elecciones tanto en México (julio) como las legislativas en Estados Unidos (noviembre), ya que «las negociaciones no pueden definirse con límites de tiempo, cuando lo que interesa es llegar a un buen acuerdo».
El escenario que prevé la académica Aribel Contreras Suárez es que «hay tantos temas que en cinco rondas los tres equipos negociadores no han logrado avanzar que mucho menos lo harán de enero a marzo dada la postura inflexible estadounidense. A lo mejor hasta 2019 tendremos la versión dos del TLCAN».
Contreras Suárez dijo que el gran reto es que la agenda comercial «no manche ni contamine» la política-electoral al ponerle un color partidario. Andrés Manuel López Obrador, líder en las encuestas, expuso en una entrevista con Bloomberg que apoya el libre comercio y no tiene sentido insertar aranceles. Aunque afirmó que el acuerdo comercial no es la «panacea ni la salvación» del país, le gustaría que se renegociara cuando sea el Presidente electo para encontrar una política de equilibrio, proteger áreas estratégicas como el campo y «no optar por una apertura comercial indiscriminada y sin límite».
El sector agrícola quedó desprotegido tras la firma del acuerdo hace 23 años. Durante un evento en la UNAM, Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, afirmó que en términos de crecimiento el acuerdo fue sobrevendido y no está sustentado en la teoría económica.
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LOS PUNTOS DE TENSIÓN
Entre los puntos más controvertidos en la renegociación está la petición de Estados Unidos de aumentar el contenido regional en automóviles del 62.5 por ciento al 85 por ciento, con una participación del 50 por ciento del vecino del norte. México y Canadá lo consideran inaceptable.
Washington se ha quejado del déficit de unos 64 mil millones de dólares que mantiene con México, del cual el sector de vehículos y autopartes representa la mayor parte. No obstante, los fabricantes de automóviles y otros grupos económicos han advertido que esa medida provocaría graves problemas a las empresas y la pérdida de empleo en Estados Unidos.
Para los trabajadores mexicanos de la industria automotriz, una de las más beneficiadas con el TLCAN, el problema son los bajos salarios. En cinco meses un obrero sólo puede comprar cuatro llantas y un volante, aventuró Jerry Dias, jefe del sindicato canadiense Unifor.
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A finales de noviembre, los máximos líderes de General Motors, Fiat Chrysler y Ford, los tres principales fabricantes de automóviles estadounidenses, se reunieron con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, para advertirle sobre los peligros de modificar el acuerdo comercial. En enero era Donald Trump quien amenazaba a las automotrices para que dejaran de armar los automóviles en México y los exportaran al mercado estadounidense.
El capítulo 19, de solución de controversias, también está atorando la renegociación, así como la eliminación de la apertura del transporte transfronterizo por carretera y la cláusula «sunset» sobre la revisión cada cinco años del TLCAN que está vigente desde 1994.
El Gobierno del Presidente de Estados Unidos propuso permitir que el pacto caduque después de cinco años y hasta que las tres naciones decidan renovarlo. Aunque México está abierto a una evaluación exhaustiva cada lustro, rechaza la “cláusula de suspensión” o «muerte súbita».
Desde la perspectiva mexicana, representada por la Secretaría de Economía, las fórmulas que impliquen restringir el libre comercio no abonan ni a aumentan la competitividad regional.
Por parte de la Cámara de Comercio Americana (Amcham) en México, Marisa Jiménez de Segovia dijo que «hay una gran comunicación entre el sector privado y el Gobierno federal, y tenemos confianza en las negociaciones y la modernización del tratado». A nivel nacional, las empresas socias de Amcham representan el 21 por ciento del PIB de México, dos millones de empleos directos y seis millones de empleos indirectos.
El presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, declaró que todo el proceso se trata de una búsqueda continua de alternativas.
“Son socios comerciales, tienen un interés y nosotros tenemos que encontrar soluciones que no atenten contra nuestra competitividad, la inversión y el empleo”, precisó.
En tanto, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, sigue «preocupado» acerca de la falta de progreso.
«En ausencia de un reequilibrio, no lograremos un resultado satisfactorio», advirtió tras la quinta mesa.