El surgimiento de Ómicron arroja de nuevo luz sobre un problema recurrente: el desigual reparto de las vacunas contra la COVID-19 en el mundo y, especialmente, en África, transformada en un «caldo de cultivo de las variantes» del coronavirus.
Por Pedro Alonso
Nairobi, 30 nov (EFE).- Ómicron, la nueva variante del coronavirus detectada en Sudáfrica, ha vuelto a poner el foco en la falta de vacunas de África y su desigual lucha contra la pandemia, lo que convierte al continente en «caldo de cultivo» de otras variantes.
Desde que científicos sudafricanos informaran el pasado jueves del hallazgo de la variante, que causa inquietud por sus múltiples mutaciones, las alarmas han saltado en todo el mundo, donde numerosos países han confirmado ya la presencia de ómicron.
«El surgimiento de Ómicron nos recuerda de lo peligrosa y precaria que es nuestra situación. Deberíamos permanecer alertas ante la amenaza de este virus».@DrTedros, de la @WHO, insiste en fortalecer el compromiso para acabar con la pandemia de #COVID19.https://t.co/zJIJrWyjhj
— Naciones Unidas (@ONU_es) November 30, 2021
El descubrimiento ha desatado restricciones de viaje a Sudáfrica y otros países del sur del continente, como la cancelación de vuelos, que golpea a las economías de esos países; una medida criticada por el Gobierno de Pretoria, que ha exigido su cancelación «urgente».
El consejero delegado de la Alianza para las Vacunas GAVI, Seth Berkley, aseveró hoy en Twitter que «los países que detectan y notifican variantes rápidamente deben ser elogiados, no penalizados».
Countries that rapidly detect and report variants should be commended, not penalized. It is not the time to panic & further exacerbate the shocking inequities we have seen throughout the pandemic. Decisions must be based on science, not politics. https://t.co/iXMFHUd8k2
— Seth Berkley (@GaviSeth) November 29, 2021
«No es el momento de entrar en pánico y exacerbar aún más las impactantes desigualdades que hemos visto a lo largo de la pandemia. Las decisiones deben basarse en la ciencia, no en la política», remarcó Berkley.
ÁFRICA, «CALDO DE CULTIVO DE VARIANTES»
El surgimiento de ómicron arroja de nuevo luz sobre un problema recurrente: el desigual reparto de las vacunas contra la COVID-19 en el mundo y, especialmente, en África, transformada en un «caldo de cultivo de las variantes» del coronavirus, como denunció este lunes el secretario general de la ONU, António Guterres.
Según los últimos datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de la Unión Africana (África CDC, organismo de la Unión Africana), sólo el 6.6 por ciento de la población continental -unos 1.300 millones de habitantes- ha recibido la pauta completa de vacunación.
Ese panorama no es homogéneo y varía por países, algunos de los cuales superan ese porcentaje, como Sudáfrica -epicentro continental de la pandemia-, donde el 24 por ciento de la población tiene la pauta entera.
Se trata, en todo caso, de cifras ínfimas en comparación con la media de zonas como Norteamérica o Europa, en las que más del 60 por ciento de sus habitantes cuentan con una inoculación completa.
«No estamos ganando en África esta batalla. Todo lo que necesitamos es un acceso rápido a las vacunas», admitió la semana pasada el director de África CDC, John Nkengasong, al recordar que la tercera ola de la enfermedad resultó «brutal» en el continente, pues la mayoría de países no estaban preparados para su virulencia.
Especial preocupación causa la falta de vacunación entre los trabajadores sanitarios de África, pues sólo el 27 por ciento ha sido completamente inoculado, lo que deja desprotegida a una gran parte de esa fuerza laboral que actúa en primera línea contra la pandemia, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hasta la fecha, unos 403 millones de dosis han sido adquiridas por los países africanos, de las que se han administrado cerca de 222 millones, de acuerdo con África CDC.
Una vez más, esos números distan mucho de los que arrojan países desarrollados. Estados Unidos, por ejemplo, ha administrado, hasta ahora, casi 460 millones de dosis.
El continente aplica sus programas de vacunación con base principalmente al suministro que emana de acuerdos bilaterales, donaciones y el mecanismo COVAX, impulsado por la OMS y GAVI para garantizar el acceso global y equitativo a los fármacos anticovid.
El pasado septiembre, según GAVI, los países ricos poseían un excedente de al menos 1.200 millones de vacunas y seguían cerrando contratos con farmacéuticas para recibir más dosis, lo que traba los esfuerzos en favor de un acceso equitativo a esos productos.
EL «IMPERIALISMO» DE LAS VACUNAS
Otro obstáculo radica en la oposición a la propuesta de renuncia temporal a los derechos de propiedad intelectual sobre las herramientas médicas de la COVID-19 por parte de países de renta alta, entre ellos la Unión Europea, el Reino Unido y Suiza.
El Presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, ha abanderado esa propuesta para acabar con el «imperialismo» de las vacunas.
En un comunicado remitido hoy a Efe, Médicos Sin Fronteras (MSF) instó a «los países ricos a que pongan fin al bloqueo de la suspensión de la propiedad intelectual (…) y apoyen la exención de inmediato».
«La reciente aparición de otra nueva variante, más transmisible, es un ejemplo elocuente de cómo este virus sigue mutando, sobre todo en ausencia de un acceso equitativo a las herramientas médicas adecuadas para hacer frente a la COVID-19», afirmó la responsable en Sudáfrica de la Campaña de Acceso de MSF, Candice Sehoma.
Más 100 países apoyan la exención de los ADPIC, pero algunos países de ingresos altos siguen bloqueándola.
Hoy te hablamos de la situación ??
#NoCovidMonopolies #MC12 #SinPatentesEnPandemia https://t.co/1eqMSonkD5
— Médicos Sin Fronteras México (@MSF_Mexico) November 30, 2021
En otra nota, el director de la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC) para África, Mohammed Mukhie, defendió una «cobertura vacunal equitativa».
«Las variantes seguirán apareciendo mientras el virus continúe circulando. La equidad de vacunas, datos y conocimientos son fundamentales para proteger el continente africano», alertó Mukhie.
Desde que registró su primer caso de coronavirus en febrero de 2020 en Egipto, África acumula algo más de 8.6 millones de casos, de los que más de 222 mil han desembocado en muertes.