Indocumentados marchan en las calles de Nueva York por reforma migratoria y respeto

30/10/2021 - 5:36 am

Los manifestantes esperan obtener la ciudadanía estadounidense y ser respetados como inmigrantes para «que no exista peligro ni acoso».

Por Ruth E. Hernández Beltrán

Nueva York, 29 oct (EFE).- Un grupo de medio centenar de inmigrantes recorrió hoy las calles de Nueva York con una marcha en reclamo de que el Congreso apruebe el proyecto de reforma migratoria «justo e inclusivo», que los saque de la clandestinidad.

«Respeto, humanidad, dignidad» gritaban al unísono en un recorrido de 12 kilómetros que los llevó desde la parte norte de Manhattan, una comunidad de inmigrantes conocida por acoger al tradicional barrio dominicano, hasta el icónico Parque Central, donde está el mosaico de Imagine dedicado a John Lennon.

Allí contaron sus historias y escucharon música de Lennon, «quien también era inmigrante y enfrentó intentos de deportación» comentó a EFE Luis Cortez, director del proyecto de trabajadores de la Coalición por la Libertad de los Inmigrantes.

Destacó que no solo han marchado en apoyo al proyecto que les otorgaría un camino a la ciudadanía, y estancado en el Congreso, sino porque quieren que la comunidad americana los «respete como inmigrantes» y eso incluye a su lugar de empleo, para «que no exista peligro ni acoso y se acabe el robo de salario».

Los inmigrantes recorrieron 12 kilómetros en honor a las aproximadas 12 millones de personas indocumentadas que viven en Estados Unidos. Foto: Ruth E. Hernández, EFE.

«Son 12 kilómetros por los 12 millones de indocumentados que se estima hay en el país», comentó el activista al inicio de la marcha bajo el frío otoñal que se siente en la ciudad.

Afirmó que están atentos al desenlace del proyecto que encaminaría a unos ocho millones de inmigrantes a obtener la deseada ciudadanía y aseguró que aún tienen «esperanzas» en que los demócratas cumplan su promesa.

«Se nos ha caracterizado como criminales, terroristas, como cargas públicas e incluso, como una amenaza a la seguridad pública y esto es totalmente falso», señala la declaración de los inmigrantes con la que arrancó la marcha, leída por Silvia Flores.

«Nos dijeron que éramos héroes, esenciales. Sin embargo, nos excluyeron de ayudas estatales y federales. El mensaje fue claro y cruel: ustedes no existen, ustedes son reemplazables y desechables. No podemos aceptar estos discursos de odio e intolerancia», leyó en la declaración.

«Biden, escucha, estamos en la lucha» o «queremos trabajar, queremos dignidad», decían en su recorrido los inmigrantes, en su mayoría mujeres que se emplean como trabajadoras domésticas o vendedoras ambulantes y jornaleros, que portaban carteles que resumían sus demandas: «documentos para todos», «quiero caminar en luz, no en sombras», «reforma migratoria humana» o «todos merecemos una vida digna».

La marcha fue acogida a su paso por trabajadores que tocaban el claxon de sus coches o autobuses, aplaudían o levantaban el puño en señal de victoria, mientras atravesaban el corazón de la comunidad donde otros inmigrantes ofrecían en la calle todo tipo de productos o les miraban desde las aceras.

Gloria, vendedora ambulante que emigró de Ecuador hace 15 años y William Arón, que llegó hace tres años desde Guatemala, recorrieron los 12 kilómetros con la esperanza de una reforma migratoria.

«Espero que Biden nos dé una solución», dijo Gloria, que tras llegar a Nueva York trajo a sus cuatro hijos, «poco a poco por la frontera» y que al igual que ella, son indocumentados.

«Tienen miedo a ser deportados porque ya tienen sus hijos aquí (nacidos en EU)», señaló la ecuatoriana, cuyo esposo murió por covid al inicio de la pandemia, y que vestía ropa típica de Cuenca, su ciudad natal.

Arón, que lava platos en un restaurante con lo que sostiene a su madre y hermanos de 12 y 7 años en Guatemala, aseguró a Efe que marchó «para exigir respeto y que nos den papeles».

El guatemalteco recordó que llegó a través del desierto junto a tres mujeres a las que no conocía y con las que compartió «hambre, desesperación y el temor de que inmigración nos agarrara».

«Fue muy difícil pero estoy aquí cumpliendo mi sueño», dijo el joven de 22 años.

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