Obama, preparado para firmar un presupuesto que evita el cierre del Gobierno

30/10/2015 - 3:42 pm

Washington, 30 oct (EFE).- El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está preparado para firmar el nuevo presupuesto para los próximos dos años, considerado un éxito de su gestión porque despeja el peligro de un cierre del Gobierno durante el resto de su mandato y aumenta el techo de la deuda hasta 2017.

El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo hoy en su rueda de prensa diaria que Obama espera recibir el presupuesto el próximo lunes y firmarlo previsiblemente ese mismo día.

La aprobación del presupuesto, la pasada madrugada, ha supuesto un logro para el gobernante, que en los últimos años ha mantenido una constante batalla presupuestaria con el Congreso, especialmente desde que su partido, el Demócrata, perdió la mayoría en la Cámara de Representantes en favor de la oposición republicana en noviembre de 2014.

En el otoño de 2013, las diferencias entre la Casa Blanca y los legisladores llevaron a un cierre de operaciones del Gobierno federal, el primero que se producía desde 1997, y desde entonces ese peligro se presentaba periódicamente.

En esta ocasión, el motivo era que el próximo 11 de diciembre la Administración se iba a quedar sin fondos autorizados para operar, sumado a que el 5 de noviembre el Gobierno federal alcanzará su tope de deuda autorizado de 18.1 billones de dólares.

El acuerdo alcanzado aumenta el techo de la deuda hasta marzo de 2017, lo que garantiza una tranquilidad presupuestaria al menos hasta que Obama acabe su mandato y entregue el cargo en enero de 2017, y asegura la calma en la actual campaña para las elecciones de noviembre de 2016.

Las cuentas fueron rubricadas por el Senado esta madrugada por 64 votos a favor y 35 votos en contra, después de que la Cámara de Representantes ya las hubiese aprobado el pasado miércoles con el apoyo de 266 congresistas y la oposición de otros 167.

Se da la circunstancia de que estos presupuestos, que simplificarán y previsiblemente agilizarán mucho el trabajo en Washington tras años de interminables discusiones, han sido aprobados con el respaldo de los demócratas (actualmente minoría en ambas Cámaras) y el rechazo de gran parte de los republicanos (que controlan al completo el poder legislativo).

Tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, los votos favorables surgieron del conjunto de los legisladores demócratas y de una parte de los conservadores, mientras que los votos en contra provinieron de la mayoría del Partido Republicano.

Se trata del último ejemplo de la fuerte división existente en el seno republicano entre los moderados y representantes del «aparato» y el resto de facciones, desde los ultraconservadores a los libertarios, defensores de reducir al máximo el gasto público y los impuestos.

En un comunicado emitido a primera hora del viernes, Obama prometió firmar la ley presupuestaria en cuanto llegue a su escritorio.

Este nuevo presupuesto «es un recordatorio de que Washington aún puede optar por ayudar, en lugar de obstaculizar, el progreso de Estados Unidos», subrayó Obama, quien agregó que, además, creará empleo, impulsará el crecimiento económico y «fortalecerá a la clase media».

Asimismo, el Presidente urgió al Congreso a seguir trabajando en la aprobación de leyes de gasto que «inviertan en las prioridades de Estados Unidos sin ser desviadas por disposiciones ideológicas que no tienen cabida en el proceso presupuestario».

El Departamento del Tesoro había alertado de que, si no se aprobaba un nuevo aumento del techo de la deuda, que permitiera al Gobierno seguir tomando prestado dinero para pagar sus gastos operativos, se corría el riesgo de que la Administración entrase en suspensión de pagos la próxima semana.

El acuerdo también contempla un incremento del gasto interno y militar de 80 mil millones de dólares, a la vez que recortes a largo plazo en programas sociales como el sanitario Medicare para los ancianos, las prestaciones por discapacidad y la seguridad social.

En septiembre y octubre de 2013, durante 16 días, el Gobierno federal permaneció cerrado, lo que supuso el reflejo más claro de los desacuerdos existentes entre republicanos y demócratas, pero desde entonces han sido muchas las veces que se ha dado la amenaza de cierre, pero siempre se alcanzaron pactos de última hora.

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