Shelley fue poeta, maestro, editor, guionista y dramaturgo. Su obra es una de las más reconocidas y valoradas en la literatura mexicana. Incluso, fue considerado por Octavio Paz como «uno de los poetas más complejos”.
Ciudad de México, 30 de septiembre (SinEmbargo).- El escritor mexicano Jaime Augusto Shelley falleció la noche del 29 de septiembre a los 83 años de edad.
A través de un comunicado, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) informaron sobre el lamentable suceso ocurrido en la Ciudad de México.
Shelley fue poeta, maestro, editor, guionista y dramaturgo. Su obra es una de las más reconocidas y valoradas en la literatura mexicana. Incluso, fue considerado por Octavio Paz como «uno de los poetas más complejos”.
Entre sus títulos más importantes se encuentran el ensayo «Hierofante», el poemario «Hierro nocturno», y los poemas «Himno a la impaciencia» (1971) y «Patria prometida» (1996).
Lamentamos el sensible deceso del poeta, maestro, editor, guionista y dramaturgo Jaime Augusto Shelley, autor de una vasta obra que enriqueció las letras mexicanas, como el ensayo Hierofante y el poemario Hierro nocturno.@cultura_mx e INBAL envían condolencias a su familia. pic.twitter.com/h7mM59yeni
— Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (@bellasartesinba) September 29, 2020
«El también catedrático fue autor de ‘Himno a la impaciencia’ y ‘Patria prometida’, así como de ‘La rueda y el eco’, obra incluida en La espiga amotinada (1960), que agrupó el trabajo de cinco poetas mexicanos -Juan Bañuelos, Eraclio Zepeda, Óscar Oliva, Jaime Labastida y el propio Shelley-, y que, según Agustí Bartra, consiste en un estilo poético que repudia el poema corto y el ‘juego estético’ como finalidad en sí mismo», se lee en el documento.
Jaime Augusto Shelley escribió nueve poemarios, así como ensayos y guiones de teatro. También se dedicó a la traducción de autores como Wallace Stevens, Robert Frost, T.S. Eliot, William Carlos Williams, Dylan Thomas y H.G. Wells.
Fue coordinador del Departamento de Artes Plásticas y subdirector de teatro del INBAL, dirigió eventos literarios de la Casa del Lago y fungió como asesor literario del Fondo de Cultura Económica (FCE).
De acuerdo con la Secretaría de Cultura, se mantuvo más de cinco décadas como catedrático en instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), además de realizar lecturas de poesía en distintos estados de la República mexicana.
La difusora de la obra de Shelley, Lorena Larenas, aseguró que su legado «no sólo como escritor, sino como persona, fue su postura socialista y la defensa férrea de las causas sociales».
“Nunca cambió, firme en sus conceptos, su obra poética en esta idea socialista fue su mayor legado. Él decía que su poesía podía modificar la realidad, ese fue un eje en toda su obra”, resaltó.
La también maestra en Letras Mexicanas por la UNAM aclaró que Shelley tuvo un gusto prominente por filósofos franceses, como Jean-Paul Sartre, Charles Baudelaire y Simone de Beauvoir, así como todos los románticos de la literatura inglesa y algunos de la literatura española, entre ellos Miguel Hernández, César Vallejo y Pablo Neruda, entre muchos otros.