«Ese día mi hijo llegó a la casa y unos hombres con armas largas se lo llevaron. A mi cuñada le dijeron que lo iban a dejar a la vuelta de la esquina, y que porque eran Gobierno que no se preocupara», dijo Liliana Bernal, que desde marzo de 2016 busca a su hijo Oswaldo, a su ex esposo y a su ex cuñado en Los Mochis, Sinaloa.
Por Marcos Vizcarra
Sinaloa/Ciudad de México, 30 de agosto (Noroeste/SinEmbargo).- Si las personas desaparecidas en el estado fueran los habitantes de un pueblo de Sinaloa, este podría equipararse a El Walamo, Surutato o El Limón de Los Ramos.
De acuerdo con cifras de la Fiscalía General del Estado, en los últimos 15 años han desaparecido 3 mil 103 personas en todo el Estado.
De hecho, sólo en este año se tiene el registro de la desaparición de 460 personas, casi una sexta parte del total de casos.
Nombrar a cada una de esas personas desaparecidas es difícil, pero pueden consultarse sus nombres en los registros de la Fiscalía General del Estado y el Registro Nacional de Personas Desaparecidas.
Sin embargo, ahí no se puede encontrar más allá de los datos fríos de las personas desaparecidas, mientras que sus historias aún no han sido completamente narradas.
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Uno de esos casos es el de Liliana Bernal, que desde marzo de 2016 busca a su hijo Oswaldo, a su ex esposo y a su ex cuñado en Los Mochis.
«Ese día mi hijo llegó a la casa y unos hombres con armas largas se lo llevaron. A mi cuñada le dijeron que lo iban a dejar a la vuelta de la esquina, y que porque eran gobierno que no se preocupara», recordó.
«Luego en la noche le hablaron a mi ex esposo desde el celular de mi hijo para decirle que fuera por mi hijo en La Yarda (mercado de abastos en Los Mochis), y por no ir solo se fue con mi cuñado, pero allá los estaban esperando, porque ya no volvieron», expresó.
Liliana fue al Ministerio Público de Los Mochis, interpuso la denuncia y al mismo tiempo se unió al grupo Las Rastreadoras de El Fuerte.
Después de un año de la desaparición de su hijo, su ex esposo y ex cuñado, el fiscal especializado en desapariciones forzadas de la zona norte de Sinaloa, Arturo Arellano, le dijo a Liliana que no iba a ser sencillo encontrarlos.
Le aseguró que las personas que desaparecieron, aunque argumentaron ser «gobierno», no pertenecían a ninguna policía, que por lo tanto no era fácil rastrearlos.
«Me dijo que no iban por mi hijo, pero que como ellos, los armados, tenían que presentar resultados, por eso se los llevaron, para presentarlos quién sabe con qué persona», aseguró.
Desde 2002 a la fecha existen 3 mil 103 casos de desaparición forzada, entre ellos 435 mujeres, y en ese mismo tiempo las autoridades sólo han procesado a siete personas por ese delito. Todos ellos eran policías municipales cuando lo cometieron.
Si las personas desaparecidas fueran habitantes de un pueblo, ese tendría la misma población que El Walamo, en Mazatlán, o Surutato, en Badiraguato, o El Limón de Los Ramos, en Culiacán, según el último censo del Inegi.